Ciudad de México, a 15 de julio de 2021 – Grupo Gayosso,
empresa líder en la prestación de servicios funerarios en México,
comparte, a través de su plataforma Vida y Bienestar, información en su blog
realizado por su grupo de especialistas en tanatología sobre temas y
aspectos relevantes para la salud emocional. En esta ocasión los
especialistas comparten información sobre: La ansiedad de perderse a uno
mismo tras la partida de un ser querido.
La mayor parte de las personas no están preparadas para afrontar el
dolor, lo cual puede originar que se presenten emociones tan intensas
que podrían desestructurar el entorno y la rutina de vida, y si no se
logran gestionar adecuadamente, es probable que terminen por buscar
otras formas de expresión, incluso mediante alteraciones en la salud
física.
Al hablar de pérdida, es muy difícil encontrar que puede haber un
beneficio en ello; la misma idea es tan inverosímil que, incomoda,
mortifica y enoja; sin embargo, si se habla de cambiar, modificar,
transformar se puede dar cabida a la idea de que siempre que se pierde
algo, también se gana algo. Perder implica un cambio, una transformación
del transcurso de los sucesos, la modificación del curso de lo
planeado, la capacidad de enfrentar lo imprevisto.
No es fácil perder, la sociedad y la educación tradicional no enseña a
ello, mucho menos que la pérdida pueda ser algo positivo. La pérdida
origina frustración, ira, tristeza, pena, incluso melancolía por lo que
se ha perdido. La sociedad nos ha inculcado frases como “no llores”, “no
estés triste”, “no te enojes”; sin embargo, es necesario llorar si el
cuerpo así lo pide, es necesario transitar por la tristeza, por el
enojo, por el dolor; la persona en pérdida ha de adaptarse al cambio
mediante el duelo. Elaborar el duelo implica resignificar el dolor y,
por lo tanto, realizar un cambio.
El dolor, la ira, la tristeza, aunque sean experiencias duras, son sanas
y necesarias. Si es así, ¿por qué nos genera ansiedad una pérdida? Cuanto antes se le dé paso al duelo, más pronto empezará la fase de cambio y adaptación. La
intensidad, la duración y las características de este duelo dependen de
la pérdida y de nuestra disposición a ser conscientes de que estamos
viviendo un proceso de duelo y transitando el proceso a un cambio. El
trayecto puede parecer difícil o lento; sin embargo, si la ansiedad
aparece, conviene cambiar también nuestra percepción del momento,
confiar en que es parte del proceso y no el destino final.
Es importante no ignorar las pérdidas; son parte de la vida ya que, ésta
es un constante cambio, con las respectivas fluctuaciones emocionales y
pero con múltiples oportunidades para resignificar el dolor, sólo hay
que darnos el permiso para sentirlas, sin temor, observarlas y
canalizarlas de forma sana, incluso, buscando el acompañamiento
profesional para lograrlo.
La ansiedad puede presentarse durante el duelo, se pueden experimentar
sentimientos de negación ante la realidad de la pérdida y, aunque es
algo natural, se requiere algún tiempo para la asimilación de lo
ocurrido. Es importante darle nombre a lo ocurrido, verbalizarlo,
rodearse de redes de apoyo que puedan contener a la persona para poder
reconocer que esa muerte conlleva un gran cambio, una transformación.
Los rituales de despedida, favorecen la adaptación.
La ansiedad surge del impacto emocional que se siente tras el
fallecimiento de algún ser querido; es la reacción normalmente esperada
por el miedo a dejarse sentir el dolor o por querer ser sostén
emocional para las personas que estén muy afectadas, evitando expresar
de manera compensatoria las propias emociones, lo que resulta en mayores
montos de ansiedad. Al buscar seguir conectada/o con esa persona como
si estuviera viva, imaginando constantemente cómo sería ahora, cuántos
años tendría, cómo actuaría, etc, se incrementa la ansiedad. En la
medida en que el proceso de duelo transcurre, se inicia el camino que
supone aceptar momento a momento la pérdida y da lugar a que la vida, la
propia vida, continúe.
La ansiedad es una de las maneras en que se manifiesta la culpa por
seguir viviendo; en general, por darse permiso de disfrutar la propia
vida, a pesar de que una persona muy importante y querida ya no está
presente. La mayoría de las personas con ansiedad creen que honran esa
muerte si cargan el dolor para siempre, «enterrándose» en vida con las
consiguientes manifestaciones de ansiedad y depresión.
Es necesario sentir y dejar fluir las emociones que se mueven en el
interior cuando fallece un ser querido, es importante darse tiempo para
identificar los sentimientos, expresarlos, y también tomarse el tiempo
necesario para procesar el cambio. No es adaptativo pensar que la vida
es estable, se tiene que tener presente que la vida está llena de
cambios, algunos los elegimos, otros suceden inesperadamente, pero la
vida es eso, un constante cambio y una constante adaptación.
“Escapar de lo que nos duele conduce al sufrimiento. Así, lo que podía
ser un duelo sano y necesario para crecer, se convierte en trastornos de
ansiedad, miedos, depresión, aislamiento, angustia, dificultades
sociales, entre otras. La persona sana es aquella que no intenta escapar
del dolor, sino que sabiendo que ocurrirá, intenta gestionarlo sin el
temor de que la ansiedad nos haga perdernos en la pérdida”, comentó
Anahí Polo, coordinadora del programa de Tanatología en Grupo Gayosso.
Para acceder al contenido de la plataforma Vida y Bienestar, le invitamos a consultar www.gayosso.com. Para seguir las transmisiones totalmente abiertas y gratuitas vía streaming los jueves a las 19:00 hrs, visitar la página de Gayosso en Facebook, el material también se encuentra disponible en YouTube y Spotify.
Grupo Gayosso es una empresa mexicana que se ha caracterizado por marcar
tendencia por su innovación desde su origen en el año 1875, creando
productos y servicios que impulsan el sector funerario en el país.
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