Actualmente
existe solidez jurídica y regulatoria como base fundamental para
sostener tres pilares para este segmento de servicios financieros: la
solvencia, mejor gobierno corporativo
y una eficiente administración de riesgos. También hay avances
importantes entre las aseguradoras en aspectos como los controles
internos, en la prevención y en la transparencia en la atención del
mercado.
La
Ley de Seguros se promulgó en el 2013 para sustituir a la legislación
que regulaba el sector desde 1935. Se consolidaron más de 51
disposiciones secundarias y más de 200 circulares
que formaban el marco jurídico, en una Ley y cuatro reglamentos,
creándose una mejor base legal que hoy facilita el firme avance de la
actividad.
Datos
de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF), sobre los
indicadores principales, muestran un avance destacado en el sector
asegurador entre los años 2012 y 2017.
Como ejemplo de ello el concepto de la prima per cápita se elevó 22%,
las reservas aumentaron 44% y la rentabilidad financiera subió 38%,
mientras la concentración del sector bajó considerablemente en el mismo
periodo.
Otro
indicador relevante es la penetración del sector, en la que sobresale
las primas como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) que pasaron
de 1.6% en el 2006 a 2.2% en
el 2017.
El
sector asegurador se ha convertido en un enorme inversionista
institucional, con activos superiores a 1 billón de pesos invertidos en
diferentes proyectos, que la han permitido
al país financiar infraestructura y otros sectores.
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