El Papa Francisco ha
hablado muchas veces de su posible renuncia. Al principio de su
pontificado hablaba de un papado de "2 o 3 años" y en unas
conversaciones relatadas por el exgeneral de los jesuitas, Adolfo
Nicolás, confesó que se iría cuando sus reformas "sean
irreversibles".
En esa línea ha ido
la homilía de hoy en la Misa matutina en Santa Marta, donde ha
reconocido que la primera lectura, del capítulo 20 de los Hechos de
los Apóstoles, le hace pensar en su retirada:
“Cuando yo leo
esto, pienso en mí porque soy obispo y debo despedirme” Pido al
Señor la gracia de poder despedirme así. Y en el examen de
conciencia no saldré vencedor como Pablo que… Pero el Señor es
bueno, es misericordioso, pero… Pienso en los obispos, en todos los
obispos. Que el Señor nos dé a todos nosotros la gracia de poder
despedirnos así, con este espíritu, con esta fuerza, con este amor
a Jesucristo, con esta confianza en el Espíritu Santo”.
Precisamente hoy ha
dotado de un nuevo estatuto jurídico a las monjas.
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