La
legisladora, Miriam Saldaña Cháirez propuso a la Consejería Jurídica y de
Servicios Legales y la Comisión de Nomenclaturas capitalina, modificar el
“Reglamento para el Ordenamiento del Paisaje urbano del DF”, a fin de
garantizar el ejercicio democrático de la participación ciudadana, a través de
la realización de consultas ciudadanas, ante la asignación o modificación de
nombres y números de calles, avenidas, colonias, fraccionamientos, parques,
plazas y predios así como para la colocación de placas conmemorativas y
nomenclaturas.
En
este sentido, la legisladora señaló que la nomenclatura de las calles de la
Ciudad de México han sido formadas de acuerdo a las ideas que prevalecían en la
época de su fundación, sin obedecer a ningún principio racional; por ello, hoy,
existen nombres caprichosos y en algunos casos sin sentido, como La Goma, en la
delegación Iztacalco; Tiro al Pichón, en Benito Juárez; Callejón del Trancazo,
en GAM y Panzacola, en Coyoacán, entre otros.
Fue
durante el periodo de Porfirio Díaz, ex presidente de la República mexicana,
que se realizaron acciones de modernización de la ciudad y en 1899 se publicó
el libro la “Nomenclatura Actual Antigua de las calles de la Ciudad de México”,
mismo que sirvió de registro de los cambios que la propia ciudad estaba
sufriendo.
Con
este nuevo sistema, se realizaron planos y cuadrantes de la ciudad, asignando
números y letras a las vías, teniendo como resultado que los nombres cambiaron
a calles Sur y Norte, así como Avenidas Oriente y Poniente, acompañadas de su
respectiva letra y número, explicó.
Se
sabe que existe duplicidad de los nombres en las calles de la Ciudad de México,
se puede encontrar 644 calles con el nombre de Hidalgo; 599 Morelos y 438 con
Guerrero.
Otro
problema identificado es el déficit de 29 mil placas de nomenclatura que han
sido destruidas o deterioradas por el tiempo o por actos de vandalismo, indicó.
El
GDF, produce aproximadamente 11 mil placas anuales, mientras que la demanda
rebasa las 40 mil, lo que es un claro desabasto de placas para la señalización
de nomenclaturas en las calles de esta urbe, conformada por 74 mil cruceros y
25 mil calles.
Ante
esta situación, la participación ciudadana debe ser valorada y hacer posible su
intervención de manera activa en ciertos asuntos, como es el caso de la
asignación de nomenclaturas; el cual obedece al derecho a la libertad de
expresión, para opinar sobre los asuntos que puedan afectar o beneficiar a las
y los capitalinos, puntualizó Miriam Saldaña.
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