Ciudad de México, febrero de 2022.- Las
lesiones relacionadas con la radiación en el tejido sano del tracto
gastrointestinal se producen con frecuencia en pacientes que reciben
terapia de radiación contra el cáncer. Estas lesiones son uno de los
efectos secundarios de la radioterapia
y pueden causar dolorosas llagas e hinchazón en la boca, la garganta y
el recto, e interferir con la alimentación y la digestión normales. A
veces, pueden ser tan graves que el paciente se ve obligado a retrasar o
interrumpir el tratamiento. Cifras
actuales indican que el cáncer es la tercera causa de muerte en México,
con el 12% del total de muertes registradas.(1) Según el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el tipo de cáncer más común
en hombres está relacionado con órganos digestivos, el cual tiene una
prevalencia de 23%, mientras que a las mujeres afecta en un 12%, por lo
que el uso de la radioterapia es muy común en el país. De acuerdo con investigaciones recientes
de Massachusetts General Hospital, Brigham and Women’s Hospital,
Dana-Farber Cancer Institute y Massachusetts Institute of Technology
(MIT), se están desarrollando un nuevo conjunto de dispositivos
radioprotectores personalizados e impresos en 3D que podrían mejorar
enormemente la protección de los tejidos sanos sin comprometer la
eficacia de la radioterapia contra el cáncer. El
equipo, dirigido por James Byrne, MD, PhD, y Giovanni Traverso, MB,
BChir, PhD, publicó recientemente un estudio de viabilidad sobre los
nuevos dispositivos en Advanced Science (Ciencia avanzada). Los
gastroenterólogos atienden regularmente a pacientes con lesiones debido
a la toxicidad gastrointestinal por radioterapia, explica Byrne,
radioncólogo afiliado a las cuatro instituciones. Pueden ayudar a los
pacientes con cáncer a controlar los síntomas para superar el
tratamiento, pero se necesitan nuevas formas de evitar que las lesiones
se produzcan en primer lugar. Aunque
existen escudos radioprotectores y espaciadores, no son fáciles de
personalizar para tener en cuenta las diferencias en la anatomía del
paciente y la localización del tumor, lo que los hace poco prácticos
para su uso clínico. "La
anatomía de los pacientes varía considerablemente, al igual que la
afectación de los vasos sanguíneos y los ganglios linfáticos en función
del tumor y de su estadio y localización", dice Byrne. "Tenemos que
hacer que los dispositivos sean muy específicos para cada paciente".
¿Cómo funcionan los nuevos radioprotectores? Para
superar este reto, los investigadores utilizaron los datos de imágenes
de las exploraciones previas al tratamiento para generar modelos en 3D
de los órganos en riesgo e imprimieron a medida los dispositivos de
protección para que se ajustaran a ellos. Los
dispositivos están fabricados en plástico para asemejarse a los
protectores bucales de los pacientes con cáncer de boca y a las sondas
de los pacientes con cáncer de pulmón o próstata. Pueden rellenarse con
una sustancia radioprotectora -para proteger el tejido sano- o con suero
fisiológico para permitir la obtención de imágenes y el posicionamiento
previo al tratamiento. En
su estudio de viabilidad, el equipo descubrió que los dispositivos eran
eficaces para reducir las lesiones y efectos secundarios relacionados
con la radioterapia en modelos de laboratorio y que serían fáciles de
incorporar a los flujos de trabajo clínico existentes. En
estudios de simulación de pacientes que habían sido tratados
previamente por cánceres de próstata y de boca, el equipo descubrió que
los dispositivos podrían haber reducido las dosis de radiación al tejido
sano en un 15% en pacientes con cáncer de próstata y en un 30% en
pacientes con cáncer de boca. El
equipo también llevó a cabo un estudio de modelización en el que se
constató que los dispositivos serían una alternativa rentable a la
atención estándar actual. Incluso se descubrió que tendría un impacto en
el ahorro de costos adicionales para pacientes, debido a la reducción
del número de hospitalizaciones, visitas a la sala de emergencias e
intervenciones de tratamiento por lesiones relacionadas con la
radiación. Habrá
que seguir investigando antes de poder trasladar los dispositivos a la
práctica clínica para saber qué tanto se reducen los efectos secundarios
y qué esperar del tratamiento
de radioterapia, pero el equipo es optimista y espera poder avanzar
rápidamente y poner en marcha un ensayo clínico en pacientes con cáncer
de boca en el plazo de un año. "Estamos
animados por estos resultados y pretendemos trasladar nuestros
hallazgos para ayudar a los pacientes a minimizar los efectos
secundarios de la radioterapia.", afirma Traverso, gastroenterólogo del
BWH y profesor adjunto de ingeniería mecánica en el MIT. "Es
estupendo tener la base en marcha", añade Byrne. "Ahora queremos dar
los siguientes pasos para ver si podemos tener un gran impacto en
algunos de nuestros pacientes con cáncer y seguir dándoles una segunda opinión". 1 Asociación Juntos contra el Cáncer |
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