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Fiscalía de Puebla no investiga y protege a Guillermo Lobato, alcalde panista de Zacapoaxtla.
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No sacarán a Antorcha de Huitzilan de Serdán: Aquiles Córdova.
Ciudad
de México.-
La impunidad y protección de la Fiscalía de Puebla continúa hacia
los caciques homicidas y hacia Guillermo Lobato, alcalde panista de
Zacapoaxtla y Alonso Aco Cortés, militante de Morena, ambos
presuntos autores intelectuales del crimen político de Manuel
Hernández Pasión, quien fuera alcalde del municipio huitzilteco;
este martes 10 de abril se cumplen seis meses del artero homicidio y
las autoridades políticas y judiciales del estado de Puebla siguen
sin aplicar la ley y sin hacer justicia a los familiares y miles de
antorchistas huitziltecos y del país.
El
líder social Aquiles Córdova Morán es clave en el proceso de
desarrollo de diversas regiones del país que, bajo las ideas del
antorchismo, han transformado su realidad material y espiritual. La
visión política del líder antorchista es la que explica hoy la
vida cotidiana de Huitzilan de Serdán, el segundo bastión de
Antorcha en el estado de Puebla, después de Tecomatlán.
Habiendo
sido el epicentro de una continua historia de crímenes, el municipio
serrano se sobrepuso con ayuda del Movimiento Antorchista, dejando
atrás la explotación caciquil, la rapiña y el crimen de que fue
objeto durante décadas.
Pero
los caciques no se han conformado con dejar perder lo que consideran
“suyo” para explotar y abusar, una y otra vez y querer
desestabilizar la reciente adquirida paz lograda por los
huitziltecos. El episodio más reciente, orquestado desde esferas muy
altas, -como indica el tiempo transcurrido-, cobró la vida del joven
alcalde de la demarcación, Manuel Hernández Pasión, cuyo abnegado
trabajo entre sus hermanos indígenas lo había llevado a ser un
líder connotado, maestro y exitosísimo alcalde.
Córdova
Morán conoce de primera mano el proceso histórico de Huitzilan de
Serdán: de ser un municipio deshecho por el desplazamiento forzado
de los indígenas en la década de los setentas y ochentas debido al
abuso y explotación de los caciques y, después, de la Unión
Campesina Independiente (UCI), a convertirse en un municipio modelo
de desarrollo en infraestructura, educación y cultura.
Después
de aquella emboscada al alcalde, perpetrado el 10 de octubre de 2017
en las goteras de Zacapoaxtla, municipio colindante a Huitzilan, y
que este martes 10 de abril se cumplen 6 meses, las autoridades del
estado de Puebla, que encabeza José Antonio Gali Fayad, no han
esclarecido el crimen ni hecho justicia. Para el líder nacional, no
basta con la detención de los autores materiales del artero
asesinato, arrestados el pasado 15 de enero, es decir, seis meses
después; afirma que la detención de los primos de Guillermo Lobato
Toral (alcalde panista de Zacapoaxtla), Pablo Daniel "N" y
Cristian "N", fue una acción tardía, resultado, más que
nada, de la capacidad de movilización de un antorchismo agraviado
que emplazó al gobierno estatal a dar resultados.
“Es
cierto que los detenidos están más o menos identificados como los
autores materiales del crimen, pero las circunstancias en que éste
se dio, aunada a la historia caciquil de Huitzilan y a la situación
política de la Sierra Norte de Puebla, no deja lugar a dudas de que
ellos fueron simples ejecutores de intereses políticos mucho más
amplios, que rebasan el ámbito de Huitzilan y que muy probablemente
abarquen toda la Sierra Nororiental, si no es que buena parte del
estado de Puebla. Y el interés es, precisamente, frenar el
movimiento de independencia relativa, pero muy clara, que se está
generando entre los indígenas de la zona”, indicó el líder
antorchista en entrevista.
“Insatisfechos”
es el término que emplea Córdova Morán para externar el sentir de
los miembros de su organización tras la detención de los autores
materiales; y es que ésta se dio, por insólito que parezca, horas
antes del informe del gobernador poblano, Antonio Gali, muestra de
que optó en presentarlos que dar respuesta a la marcha de 50 mil
personas que había anunciado el Movimiento Antorchista para exigir
avances reales en el esclarecimiento del crimen.
El
líder social asegura que, a pesar de las circunstancias del arresto,
se ha dado un paso para hacerle justicia al alcalde antorchista,
reitera que los detenidos no son los únicos, ni los verdaderos,
culpables: “Aquí hay mar de fondo; ese mar de fondo es el que mató
a Manuel y es el que no aparece con la detención de los dos asesinos
materiales. Más bien, pareciera que la idea es precisamente dar la
impresión de que ya se hizo justicia y detener allí el proceso. (…)
Es necesario que el gobierno de Puebla y la Fiscalía poblana a cargo
de Víctor Antonio Carrancá Bourget, se den cuenta de que el
asesinato de Manuel Hernández Pasión tiene implicaciones sociales,
políticas y económicas muy graves, que pueden incluso hacerse más
violentas, agudizarse a niveles incontrolables –y, aclaro, sin la
intervención de Antorcha-, y que una manera de calmar esa situación
es investigar quiénes fueron los autores intelectuales del crimen y
hacer que se les procese conforme a la ley. Ya es tiempo de que en
México se vuelva realidad aquello de ´caiga quien caiga´”.
Antorcha
llevó independencia a la Sierra Nororiental
Para
los antorchistas, el asesinato de Manuel Hernández Pasión no es
solamente un acto de defensa de uno de sus compañeros, sino que es,
también, una muestra de la verdadera lucha social, aquella que
transforma a las comunidades y a sus ciudadanos, como bien lo ha
demostrado la historia reciente de los huitziltecos.
“No
es sólo la presencia de Antorcha ni es sólo la actividad de
Antorcha la que ha prendido la mecha [para despertar a los que
estaban siendo explotados]; es que la Sierra Nororiental, como la
Sierra Tarahumara de Chihuahua o la Sierra Negra en el mismo estado
de Puebla, es una zona en la que el predominio indígena se esgrime
como razón suficiente para mantenerla aislada, marginada y
completamente abandonada y olvidada del Estado.”
En
conclusión, señala Córdova Morán, son las características
geográficas de la región las que explican por qué se vuelve un
caso sui
generis,
en la trayectoria de lucha de la organización, su participación en
Huitzilan de Serdán; y eso mismo explica que el liderazgo de
Hernández Pasión, sus ideas de progreso y cambio, se conviertan en
una mecha explosiva entre las poblaciones contiguas a Huitzilan, cuyo
común denominador es la pobreza. “La miseria, el analfabetismo, la
insalubridad, la desnutrición, la falta de educación y la falta de
comunicación son verdaderamente lamentables en toda esa zona; esto
va creando una inconformidad muy generalizada que, en un momento
dado, puede capitalizar un líder carismático como Manuel,
independientemente de que pertenezca a Antorcha o no; un líder como
él encuentra terreno abonado por la discriminatoria política que se
ha seguido con los indígenas.”
Contra
la leyenda negra
La
marginación, la explotación y el sojuzgamiento cultural, son
lacras contra los que han luchado generaciones de indígenas
huitziltecos, liderados por las lumbreras de su pueblo, como Manuel
Hernández Pasión, y asidos a la mano del Movimiento Antorchista.
Sin
embargo, el municipio carga a cuestas una leyenda negra. Los viejos,
que por fin gozan la paz que añoraban en la década de los setentas;
las mujeres, que pueden ver cómo sus hijos se convierten en hombres
de bien y no en matones; y las nuevas generaciones, que gozan de un
Huitzilan saludable y pacífico, son acusados, falsa e
intencionadamente, de haber encumbrado a una organización “violenta”
[el Movimiento Antorchista], autora de “crímenes” que nunca se
le han probado pero que se le endilgan, un día sí y otro también,
a pesar de haber sido ésta la que interviniera para detener la ola
criminal que asolaba a la región y la que, a expensas de los
verdaderos criminales, algunos de los cuales continúan en la vida
pública de Huitzilan de Serdán.
Y
como todas las leyendas negras, a pesar de la evidencia documental
que se ha aportado con el correr de los años, e incluso, las
narraciones orales de los que sufrieron el abuso y el olvido, este
estigma sobre el Movimiento Antorchista se ha conservado y
transmitido en no pocas notas de la prensa poblana. Esta dinámica ha
obligado a los indígenas huitziltecos a desmentir, una y otra vez,
todas esas versiones. Pero Huitzilan no se rinde. Los pobladores
están decididos a barrer y seguir barriendo, cuantas veces sea
necesario, la imagen negativa que se tiene de Antorcha, es decir,
saben tender la mano a la única organización que acudió en su
auxilio en aquella época en que nadie denunciaba los abusos de que
eran objeto.
Córdova
Morán afirma que, a pesar del estigma contra la Organización, que
brota cada que se le quiere desacreditar y que tiene de voceros a
políticos y periodistas maliciosos, los huitziltecos no olvidan su
historia ni los años y el esfuerzo que les costó lograr esa
independencia de la que ahora gozan.
A
la par de esta lucha permanente, soportando asedios mediáticos y
agresiones hacia sus líderes, los huitziltecos construyen con
laboriosidad, empeño y, principalmente, con inteligencia el futuro
de las siguientes generaciones. Pocos ciudadanos darían el crédito
a los indígenas por los portentosos progresos visibles en esa
población.
Basta
de discursos mediáticos
La
conmoción que vivieron los lugareños tras conocerse la muerte de
Manuel Hernández Pasión, la multitudinaria despedida en sus
funerales -con más de 20 mil asistentes- y las gigantescas
concentraciones que se han hecho para exigir justicia (no sólo en el
estado de Puebla, sino a nivel nacional) demuestran cómo la pérdida
de un hombre con las características de Manuel se vuelve un
retroceso en los proceso de liberación y empoderamiento de las
comunidades indígenas.
Para
Aquiles Córdova y los más de dos millones y medio de mexicanos que
comparten su visión de futuro, los discursos mediáticos sobre el
combate a la pobreza y, principalmente, sobre la impartición de
justicia se han convertido en lastres sociales que deben superarse
antes de que el agravio colectivo se encause equivocadamente, pues
actualmente es completamente visible el “desgaste de las
instituciones políticas y judiciales”.
“Siempre
se declara, por ejemplo, que harán justicia a rajatabla, caiga quien
tenga que caer, pero esa premisa nunca se lleva a la práctica:
terminan cayendo los peones y los amos, los verdaderos delincuentes,
siguen libres. En el caso de Manuel Hernández Pasión, Antorcha
asume como suya, como completamente suya, la tarea de lograr que la
investigación vaya más allá de detener a los asesinos materiales;
que se juzgue y encarcele a los verdaderos conspiradores del
asesinato. Que se les castigue para evitar mayores problemas en la
Sierra Norte de Puebla.”
Huitzilan
y la cita electoral 2018
Ya
las elecciones del 2018 están al día; época en la que el país
vuelve a escuchar propuestas en voz de aquellos que quieren alcanza
algún puesto público. En ese contexto, el dirigente antorchista
tiene claro que ese juego de poder también se intentará llevar a
cabo en Huitzilan de Serdán, pero asegura que no le temen a la lucha
política, pues han ganado reiterada y masivamente, desde
1984,
con
el voto consciente y libre de la población.
“Sólo
será posible sacar a Antorcha de Huitzilan de Serdán si se emplea
abiertamente la violencia del Estado; cualquiera de los que
actualmente se quieren poner la etiqueta de líderes de los
huitziltecos, como el señor Martín Hernández, el cura que tiene
todo el apoyo de la Iglesia, se va a topar con pared en la justa
electoral, no podrá derrotar a Antorcha porque el antorchismo hizo
lo que no había hecho nadie antes: liberó a los indígenas
huitziltecos de sus explotadores, y eso la gente lo ve, lo sabe y,
por tanto, seguirán con nosotros, pues se dan cuenta de la
transformación de su municipio.”
Y
en eso lleva razón Córdova Morán. Cuando el Movimiento Antorchista
llegó a Huitzilan, las puertas de la escuela primaria estaban
cerradas debido a que la UCI había asesinado al director y amenazado
a los demás profesores. Actualmente, Huitzilan no sólo cuenta con
una escuela primaria que imparte clases regularmente, sino que tiene
prescolar, secundaria y bachillerato; además, cuenta con
instalaciones médicas y de salud de primer nivel, con espacios
deportivos y con los servicios básicos resueltos: pavimentación,
electricidad y drenaje. Esta inmensa labor no puede ser negada ni
ignorada, y menos cuando se tenga que decidir el futuro de una
población, es decir, cuando se trate de negar o ratificar el voto,
señala el Maestro, como lo conocen los antorchistas.
“La
gente sabe [lo que ha hecho Antorcha por ellos, y entonces], ¿por
qué habría de regresar a votar por los asesinos? Está claro que el
asesinato de Manuel es una prueba de que los caciques y todo el orbe
político acomodado saben que no pueden regresar al poder por la vía
democrática, y es por eso que recurren a la violencia, porque es la
única manera en que podrán retornar a su posición de poder.”
Córdova Morán explica que el voto masivo por los proyectos del
antorchismo nacen de los resultados que le ha dado la organización a
la gente; asegura que esto es así porque el antorchismo tiene el
profundo convencimiento de que la política sí puede transformar a
las comunidades, siempre y cuando tengan a exponentes de su clase
social al frente, como ocurrió con Manuel Hernández, siguiendo la
filosofía de educar y organizar al pueblo.
Sin
embargo, en 44 años de existencia, hasta ahora ninguna investigación
de carácter histórico, sociológico o etnográfico le ha dado a los
antorchistas el lugar que les corresponde tras los 34 años de haber
atendido el llamado de auxilio de una población diezmada y mutilada
por el crimen de la Unión Campesina Independiente. Ninguna
organización habría acudido ni sobrevivido al brutal escenario de
violencia y éxodo que llevó a la incipiente organización del joven
Aquiles, en la década de los ochentas, a internarse en las
profundidades de esa accidentada zona poblana y emprender el proyecto
de emancipación cultural y material del pueblo pobre.
Es
Huitzilan de Serdán, otro gigantesco botón de muestra del ideal
antorchista, su proyecto de país en célula, pero abarcadora y
humanizada, con que buscan que la historia los absuelva.
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