miércoles, 18 de abril de 2018

Palabras del Titular de la Autoridad para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales, Gerardo Gutiérrez Candiani durante la Tercera Declaratoria de ZEE. Campeche, 17 de abril de 2018


 
Quiero comenzar por reconocer a todos aquellos que han trabajado hombro con hombro con la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales.
Es con su respaldo y contribuciones como llegamos a este punto: desde la idea de adaptar un vehículo de desarrollo regional como son las Zonas Especiales a las circunstancias, las necesidades y las potencialidades de México, hasta completar siete Zonas con sus respectivos decretos, al sumarse hoy los de Campeche y Tabasco.
Al Presidente de la República, Lic. Enrique Peña Nieto, quien acompañó al proyecto desde su concepción, asumiéndolo y fijándolo como prioridad de su Administración.
Por su compromiso de construcción de futuro; de afrontar los retos más sensibles de nuestra nación, como sin duda lo es la coexistencia de Méxicos muy diferentes por sus niveles de progreso económico y bienestar social.
Muchas gracias, Presidente, por su visión y liderazgo; por el apoyo incondicional para que esto salga adelante. Gracias Presidente.
Al Secretario José Antonio González Anaya, que hoy nos acompaña, y a todo equipo en Hacienda y Crédito Público, que encabeza la conducción institucional de las Zonas. Gracias por la confianza y el apoyo a todos mis compañeros.
A los secretarios de Estado aquí presentes, al Director de CONAGUA y de Puertos que han sido grandes aliados. Gracias por ese acompañamiento, en el esfuerzo y en la coordinación.
A mis grandes amigos, los gobernadores de Campeche, Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, y de Tabasco, Arturo Núñez Jiménez, socios y aliados estratégicos en la creación de estas dos Zonas Económicas. Muchas gracias, amigos gobernadores, sin su apoyo jamás hubiéramos podido implementar estas Zonas.
En el mismo sentido, a los presidentes municipales y ayuntamientos de Campeche, El Carmen y Champotón, en Campeche, y de Paraíso y Comalcalco, en Tabasco.  Los tres órdenes de gobierno trabajando por cerca de 918 mil personas que viven en las áreas de influencia de estas Zonas.
Reconocer, por supuesto, a los legislativos estatales, que generaron las leyes estatales que nos han apoyado.
Al equipo de la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas Económicas Especiales, por su responsabilidad y profesionalismo, con cuya entrega hemos podido superar reto tras reto, en un camino siempre complejo.
A todos aquellos que han aportado ideas, trabajo, recursos, desde las más diversas instancias del sector público, pero también del ámbito empresarial, académico y de la sociedad civil. Muchas gracias.
En especial el apoyo del Consejo Coordinador Empresarial, gracias a Juan Pablo Castañón. Gracias Presidente y al nuevo Presidente de Concamin, Francisco Cervantes, que anda por acá. Gracias, Francisco.
Hacemos explícitos estos reconocimientos no sólo por las aportaciones concretas a estas dos Zonas, con cuyos decretos se verifica el compromiso presidencial de mayo de 2016, en el marco del Programa de Reactivación Económica y Desarrollo Productivo para Campeche y Tabasco.
De manera más general, porque concluimos una etapa, dedicada a apuntalar la plataforma para la inversión y el andamiaje institucional del proyecto y las primeras Zonas.
Sr. Presidente: nos da mucho gusto confirmar que, con su firma de estos dos decretos, hoy complementamos al 100% los compromisos que usted hizo con los mexicanos para el lanzamiento de las Zonas Económicas Especiales. Muchas gracias, Presidente.
Cerramos la primera ronda de objetivos, para empezar de manera inmediata la implementación: los procesos de licitaciones, asignaciones, inversiones privadas y públicas, consejos consultivos estatales y planes maestros. Todo esto para que al final del sexenio las Zonas Económicas Especiales sean una gran realidad.
Llegamos a esta parte del camino con la certeza de cumplir con el espíritu y los principios de la Ley Federal que nos rige: poner en sincronía dos cometidos muy puntuales.
Primero, generar espacios excepcionales para la inversión productiva, con perspectiva moderna y global. Segundo, asegurarnos de que ello derive en un proceso de desarrollo regional sostenido, sustentable e incluyente. Cambiar el rostro del futuro de un México tantas veces olvidado: facultar su integración nacional y con el resto del mundo.
Así completamos el primer ciclo, para afianzar la viabilidad de largo plazo de un proyecto que es del Estado mexicano, porque atiende a nuestros retos más acuciantes y a las mayores deudas sociales que tenemos.
Con el trabajo jurídico e institucional en la Federación, en las ocho entidades y los municipios participantes –leyes federales y estatales, declaratorias y convenios de coordinación, entre otros dispositivos– hoy podemos garantizar la continuidad del proyecto y de las primeras siete Zonas, con una proyección transexenal.
Entramos a la fase de concursos públicos y asignaciones, con total certeza jurídica y de largo plazo para el desarrollo y la participación, tanto para los inversionistas como de nuestras instituciones y la población beneficiaria.
Todo esto, además de un entorno de negocios y un esquema de desarrollo regional con condiciones competitivas inéditas para el país, más aún para el Sur-Sureste.
Confiamos en la continuidad y éxito del proyecto por este andamiaje, tanto como por su pertinencia económica y social, más allá de tiempos o intereses políticos.
Porque a México le conviene una pieza emergente, para fortalecer su competitividad logística y productiva, pero también como herramienta de justicia social, en el sentido de llevar oportunidades de progreso donde más se necesitan.
Con esa orientación se trabajaron las leyes y se transitó desde la reglamentación y creación de la Autoridad Federal, hasta la disposición de los terrenos de cada Zona.
Así, paralelamente, en la planeación y la construcción de infraestructura y la creación de la Ventanilla CREA, sistema de instancia única para trámites y servicios. En este proceso, hemos identificado con COFEMER, para fines de simplificación y facilitación, 1,814 trámites hasta hoy entre los 3 órdenes de gobierno, que tiene un ahorro del 30%.
Del diseño y la aprobación del paquete de incentivos fiscales más atractivo que México ha ofrecido a la inversión productiva en décadas, hasta la definición de vocaciones productivas que vamos a promover en cada Zona.
Del armado de políticas públicas a la coordinación con estados y municipios. De la definición de condiciones de establecimiento y desarrollo a la elaboración de los dictámenes que consignan la viabilidad jurídica, económica, ambiental y social de cada Zona.
En todo esto consistió la primera etapa, en función del calendario aprobado por nuestra Comisión Intersecretarial de Zonas Económicas Especiales, volcado finalmente en las declaratorias de Puerto Chiapas, Coatzacoalcos y Lázaro Cárdenas-La Unión, el 28 de septiembre del 2017; Salina Cruz y Progreso, el 18 de diciembre; y ahora Tabasco y Campeche, con el respaldo del Presidente.
Estas declaratorias no son más que el resultado de ese intenso recorrido, que a nivel local viene desde las cartas de intención con los estados y municipios, como las que firmamos en su momento con Campeche y Tabasco.
Así, estamos preparados para publicar los “Lineamientos para el Otorgamiento de Permisos, Asignaciones y Autorizaciones”, con los requisitos, criterios de evaluación y procedimientos correspondientes, con absoluta transparencia y certeza jurídica para los interesados.
Estos lineamientos ya fueron sometidos a consulta pública a través del portal de la COFEMER y contamos con una versión a la que solo le falta un aspecto estratégico: los criterios para acreditar nuevas inversiones.
Una vez dado este paso, podremos publicar e iniciar con la recepción de solicitudes para Permisos de Administradores Integrales en tierra privada, realizar los Concursos Públicos de predios federales y otorgar autorizaciones a las empresas ancla. Será la llave para que, este mismo año, empiecen a fluir las inversiones privadas y la generación de más y mejores empleos, con un panorama muy favorable para las regiones. 
Hay que acelerar la marcha. La transformación productiva, la diversificación y el aumento del valor agregado de las actividades económicas, conforman un camino que urge recorrer en nuestro Sur-Sureste de México.
Más aún en esta región del Golfo, por la difícil coyuntura económica que han vivido, desde la reciente caída de los precios del petróleo. Es por ello que el Presidente incorporó a Campeche y a Tabasco en la agenda de las Zonas Económicas con carácter prioritario y con el absoluto respaldo estatal por parte de los gobernadores.
El tema es el enorme contraste entre el vasto potencial de estos estados –con todas sus ventajas competitivas y recursos humanos y naturales– frente al desempeño efectivo en términos de inversión, generación de empleos de calidad, productividad y crecimiento.
Como se ha mencionado, el auge petrolero que tuvo lugar aquí, durante décadas, ha sido fundamental para la economía nacional. Sin embargo, no ha dejado como legado regional una economía capaz de proveer oportunidades y nivel de bienestar para todos, ni un desarrollo productivo a la altura de los retos de hoy.
Esta paradoja no puede seguir siendo un marcador del futuro para México. No podemos permitir que subsistan estos contrastes inaceptables, ni entre sectores de la sociedad, ni a nivel de regiones.
Hay que insistir en que poder caminar al parejo en todo el país es un asunto de lógica económica elemental, tanto como de solidaridad, subsidiariedad y responsabilidad nacional.
Si queremos crecer al 5% o más, como lo necesitamos, no podemos seguir con contrastes como los actuales: con estados con un PIB per cápita cercano a los 15 mil dólares anuales, junto a algunos apenas alcanzan los 3,300 dólares.
Sea cual sea el rumbo político que se decida para los próximos años y décadas, que estoy seguro que es el correcto: a favor de México. Este es un reto que nos trasciende; es una reforma, como ha dicho el Presidente, una reforma estructural, en toda la línea, en la que necesariamente tenemos que perseverar.
En esta década la población en condición de pobreza a nivel nacional descendió en casi todo el país, en 27 estados. Pero en el Sur Sureste, en alguno estados, se ha incrementado.
En 10 años, la brecha entre las entidades de mayor y menor crecimiento promedio es de casi 10 puntos porcentuales. Shocks económicos como los que han padecido Tabasco y Campeche no han hecho más que agudizar el problema.
Este es el contexto que da total pertinencia a las Zonas Económicas, y en particular a las dos a las que hoy el Presidente da el banderazo de salida. Por eso hay que actuar con apremio, desde el enfoque contracíclico del programa regional presidencial, pero con la visión integral y de largo plazo en la que se inscribe este proyecto.
Las Zonas Económicas vienen a capitalizar las ventajas competitivas de la región, sus vocaciones productivas y posición geográfica estratégica, para detonar niveles de inversión históricos y un desarrollo sostenido.
En Campeche, daremos cauce a este proceso en un polígono amplio de más de 2,978 hectáreas, que incluye el predio federal. Veremos un gran dinamismo en varios sectores, centrado en los municipios de Champotón y Carmen. 
En Tabasco, el polígono amplio es de 2,218 hectáreas, con su propia sección federal. Será un motor económico para todo el estado, basado en los municipios de Cárdenas, Centla y Paraíso.
Se trata de que esta vez haya crecimiento y desarrollo que sí dejen riqueza local que perdure y sobre todo, faculte el progreso social.
Ese es el compromiso que hizo el Presidente de la República con Tabasco, con Campeche y de cara a la nación, como misión trascendente de las Zonas Económicas Especiales.
Refrendamos hoy, a través del Presidente de la República, el compromiso de dejar estas siete Zonas listas, con inversiones y obras en proceso.
Esta región y el Sur-Sureste van a ser un activo de transformación para el país por los próximos 40 años.
Porque México nos lo demanda. Porque nuestro país y el Sur-Sureste se lo merecen. Muchas gracias señor Presidente y Señores Gobernadores.
¡Qué viva México!

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