Quiero
comenzar por reconocer a todos aquellos que han trabajado hombro con
hombro con la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas
Económicas
Especiales.
Es
con su respaldo y contribuciones como llegamos a este punto: desde la
idea de adaptar un vehículo de desarrollo regional como son las Zonas
Especiales
a las circunstancias, las necesidades y las potencialidades de México,
hasta completar siete Zonas con sus respectivos decretos, al sumarse hoy
los de Campeche y Tabasco.
Al
Presidente de la República, Lic. Enrique Peña Nieto, quien acompañó al
proyecto desde su concepción, asumiéndolo y fijándolo como prioridad de
su
Administración.
Por
su compromiso de construcción de futuro; de afrontar los retos más
sensibles de nuestra nación, como sin duda lo es la coexistencia de
Méxicos
muy diferentes por sus niveles de progreso económico y bienestar
social.
Muchas
gracias, Presidente, por su visión y liderazgo; por el apoyo
incondicional para que esto salga adelante. Gracias Presidente.
Al
Secretario José Antonio González Anaya, que hoy nos acompaña, y a todo
equipo en Hacienda y Crédito Público, que encabeza la conducción
institucional
de las Zonas. Gracias por la confianza y el apoyo a todos mis
compañeros.
A
los secretarios de Estado aquí presentes, al Director de CONAGUA y de
Puertos que han sido grandes aliados. Gracias por ese acompañamiento, en
el
esfuerzo y en la coordinación.
A
mis grandes amigos, los gobernadores de Campeche, Rafael Alejandro
Moreno Cárdenas, y de Tabasco, Arturo Núñez Jiménez, socios y aliados
estratégicos
en la creación de estas dos Zonas Económicas. Muchas gracias, amigos
gobernadores, sin su apoyo jamás hubiéramos podido implementar estas
Zonas.
En
el mismo sentido, a los presidentes municipales y ayuntamientos de
Campeche, El Carmen y Champotón, en Campeche, y de Paraíso y Comalcalco,
en Tabasco.
Los tres órdenes de gobierno trabajando por cerca de 918 mil personas
que viven en las áreas de influencia de estas Zonas.
Reconocer, por supuesto, a los legislativos estatales, que generaron las leyes estatales que nos han apoyado.
Al
equipo de la Autoridad Federal para el Desarrollo de las Zonas
Económicas Especiales, por su responsabilidad y profesionalismo, con
cuya entrega
hemos podido superar reto tras reto, en un camino siempre complejo.
A
todos aquellos que han aportado ideas, trabajo, recursos, desde las más
diversas instancias del sector público, pero también del ámbito
empresarial,
académico y de la sociedad civil. Muchas gracias.
En
especial el apoyo del Consejo Coordinador Empresarial, gracias a Juan
Pablo Castañón. Gracias Presidente y al nuevo Presidente de Concamin,
Francisco
Cervantes, que anda por acá. Gracias, Francisco.
Hacemos
explícitos estos reconocimientos no sólo por las aportaciones concretas
a estas dos Zonas, con cuyos decretos se verifica el compromiso
presidencial
de mayo de 2016, en el marco del Programa de Reactivación Económica y
Desarrollo Productivo para Campeche y Tabasco.
De
manera más general, porque concluimos una etapa, dedicada a apuntalar
la plataforma para la inversión y el andamiaje institucional del
proyecto
y las primeras Zonas.
Sr. Presidente:
nos da mucho gusto confirmar
que, con su firma de estos dos decretos, hoy complementamos al 100% los
compromisos que usted hizo con los mexicanos para el lanzamiento de las
Zonas Económicas Especiales. Muchas gracias, Presidente.
Cerramos
la primera ronda de objetivos, para empezar de manera inmediata la
implementación: los procesos de licitaciones, asignaciones, inversiones
privadas y públicas, consejos consultivos estatales y planes maestros.
Todo esto para que al final del sexenio las Zonas Económicas Especiales
sean una gran realidad.
Llegamos
a esta parte del camino con la certeza de cumplir con el espíritu y los
principios de la Ley Federal que nos rige: poner en sincronía dos
cometidos muy puntuales.
Primero,
generar espacios excepcionales para la inversión productiva, con
perspectiva moderna y global. Segundo, asegurarnos de que ello derive en
un proceso de desarrollo regional sostenido, sustentable e incluyente.
Cambiar el rostro del futuro de un México tantas veces olvidado:
facultar su integración nacional y con el resto del mundo.
Así
completamos el primer ciclo, para afianzar la viabilidad de largo plazo
de un proyecto que es del Estado mexicano, porque atiende a nuestros
retos
más acuciantes y a las mayores deudas sociales que tenemos.
Con
el trabajo jurídico e institucional en la Federación, en las ocho
entidades y los municipios participantes –leyes federales y estatales,
declaratorias
y convenios de coordinación, entre otros dispositivos– hoy podemos
garantizar la continuidad del proyecto y de las primeras siete Zonas,
con una proyección transexenal.
Entramos
a la fase de concursos públicos y asignaciones, con total certeza
jurídica y de largo plazo para el desarrollo y la participación, tanto
para
los inversionistas como de nuestras instituciones y la población
beneficiaria.
Todo
esto, además de un entorno de negocios y un esquema de desarrollo
regional con condiciones competitivas inéditas para el país, más aún
para el
Sur-Sureste.
Confiamos
en la continuidad y éxito del proyecto por este andamiaje, tanto como
por su pertinencia económica y social, más allá de tiempos o intereses
políticos.
Porque
a México le conviene una pieza emergente, para fortalecer su
competitividad logística y productiva, pero también como herramienta de
justicia
social, en el sentido de llevar oportunidades de progreso donde más se
necesitan.
Con
esa orientación se trabajaron las leyes y se transitó desde la
reglamentación y creación de la Autoridad Federal, hasta la disposición
de los terrenos
de cada Zona.
Así,
paralelamente, en la planeación y la construcción de infraestructura y
la creación de la Ventanilla CREA, sistema de instancia única para
trámites
y servicios. En este proceso, hemos identificado con COFEMER, para
fines de simplificación y facilitación, 1,814 trámites hasta hoy entre
los 3 órdenes de gobierno, que tiene un ahorro del 30%.
Del
diseño y la aprobación del paquete de incentivos fiscales más atractivo
que México ha ofrecido a la inversión productiva en décadas, hasta la
definición
de vocaciones productivas que vamos a promover en cada Zona.
Del
armado de políticas públicas a la coordinación con estados y
municipios. De la definición de condiciones de establecimiento y
desarrollo a la elaboración
de los dictámenes que consignan la viabilidad jurídica, económica,
ambiental y social de cada Zona.
En
todo esto consistió la primera etapa, en función del calendario
aprobado por nuestra Comisión Intersecretarial de Zonas Económicas
Especiales, volcado
finalmente en las declaratorias de Puerto Chiapas, Coatzacoalcos y
Lázaro Cárdenas-La Unión, el 28 de septiembre del 2017; Salina Cruz y
Progreso, el 18 de diciembre; y ahora Tabasco y Campeche, con el
respaldo del Presidente.
Estas
declaratorias no son más que el resultado de ese intenso recorrido, que
a nivel local viene desde las cartas de intención con los estados y
municipios,
como las que firmamos en su momento con Campeche y Tabasco.
Así,
estamos preparados para publicar los “Lineamientos para el Otorgamiento
de Permisos, Asignaciones y Autorizaciones”, con los requisitos,
criterios
de evaluación y procedimientos correspondientes, con absoluta
transparencia y certeza jurídica para los interesados.
Estos
lineamientos ya fueron sometidos a consulta pública a través del portal
de la COFEMER y contamos con una versión a la que solo le falta un
aspecto
estratégico: los criterios para acreditar nuevas inversiones.
Una
vez dado este paso, podremos publicar e iniciar con la recepción de
solicitudes para Permisos de Administradores Integrales en tierra
privada,
realizar los Concursos Públicos de predios federales y otorgar
autorizaciones a las empresas ancla. Será la llave para que, este mismo
año, empiecen a fluir las inversiones privadas y la generación de más y
mejores empleos, con un panorama muy favorable para
las regiones.
Hay
que acelerar la marcha. La transformación productiva, la
diversificación y el aumento del valor agregado de las actividades
económicas, conforman
un camino que urge recorrer en nuestro Sur-Sureste de México.
Más
aún en esta región del Golfo, por la difícil coyuntura económica que
han vivido, desde la reciente caída de los precios del petróleo. Es por
ello
que el Presidente incorporó a Campeche y a Tabasco en la agenda de las
Zonas Económicas con carácter prioritario y con el absoluto respaldo
estatal por parte de los gobernadores.
El
tema es el enorme contraste entre el vasto potencial de estos estados
–con todas sus ventajas competitivas y recursos humanos y naturales–
frente
al desempeño efectivo en términos de inversión, generación de empleos
de calidad, productividad y crecimiento.
Como
se ha mencionado, el auge petrolero que tuvo lugar aquí, durante
décadas, ha sido fundamental para la economía nacional. Sin embargo, no
ha dejado
como legado regional una economía capaz de proveer oportunidades y
nivel de bienestar para todos, ni un desarrollo productivo a la altura
de los retos de hoy.
Esta
paradoja no puede seguir siendo un marcador del futuro para México. No
podemos permitir que subsistan estos contrastes inaceptables, ni entre
sectores de la sociedad, ni a nivel de regiones.
Hay
que insistir en que poder caminar al parejo en todo el país es un
asunto de lógica económica elemental, tanto como de solidaridad,
subsidiariedad
y responsabilidad nacional.
Si
queremos crecer al 5% o más, como lo necesitamos, no podemos seguir con
contrastes como los actuales: con estados con un PIB per cápita cercano
a los 15 mil dólares anuales, junto a algunos apenas alcanzan los 3,300
dólares.
Sea
cual sea el rumbo político que se decida para los próximos años y
décadas, que estoy seguro que es el correcto: a favor de México. Este es
un reto
que nos trasciende; es una reforma, como ha dicho el Presidente, una
reforma estructural, en toda la línea, en la que necesariamente tenemos
que perseverar.
En
esta década la población en condición de pobreza a nivel nacional
descendió en casi todo el país, en 27 estados. Pero en el Sur Sureste,
en alguno
estados, se ha incrementado.
En
10 años, la brecha entre las entidades de mayor y menor crecimiento
promedio es de casi 10 puntos porcentuales. Shocks económicos como los
que han
padecido Tabasco y Campeche no han hecho más que agudizar el problema.
Este
es el contexto que da total pertinencia a las Zonas Económicas, y en
particular a las dos a las que hoy el Presidente da el banderazo de
salida.
Por eso hay que actuar con apremio, desde el enfoque contracíclico del
programa regional presidencial, pero con la visión integral y de largo
plazo en la que se inscribe este proyecto.
Las
Zonas Económicas vienen a capitalizar las ventajas competitivas de la
región, sus vocaciones productivas y posición geográfica estratégica,
para
detonar niveles de inversión históricos y un desarrollo sostenido.
En
Campeche, daremos cauce a este proceso en un polígono amplio de más de
2,978 hectáreas, que incluye el predio federal. Veremos un gran
dinamismo
en varios sectores, centrado en los municipios de Champotón y Carmen.
En
Tabasco, el polígono amplio es de 2,218 hectáreas, con su propia
sección federal. Será un motor económico para todo el estado, basado en
los municipios
de Cárdenas, Centla y Paraíso.
Se
trata de que esta vez haya crecimiento y desarrollo que sí dejen
riqueza local que perdure y sobre todo, faculte el progreso social.
Ese
es el compromiso que hizo el Presidente de la República con Tabasco,
con Campeche y de cara a la nación, como misión trascendente de las
Zonas
Económicas Especiales.
Refrendamos
hoy, a través del Presidente de la República, el compromiso de dejar
estas siete Zonas listas, con inversiones y obras en proceso.
Esta región y el Sur-Sureste van a ser un activo de transformación para el país por los próximos 40 años.
Porque
México nos lo demanda. Porque nuestro país y el Sur-Sureste se lo
merecen. Muchas gracias señor Presidente y Señores Gobernadores.
¡Qué viva México!
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