miércoles, 8 de marzo de 2017

Palabras del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Enrique Peña Nieto, durante la Conmemoración del Día Internacional de la Mujer, que tuvo lugar en el Salón Adolfo López Mateos de la Residencia Oficial.

           
Muy buenas tardes.

            Me voy a subir aquí, porque ya ven que pusieron aquí un templete.

Pero quiero saludar, en primer lugar, a todas las mujeres hoy aquí presentes, que representan a distintos ámbitos del quehacer social de nuestro país, tanto en la vida pública, como en la vida privada.

            Les quiero saludar con enorme respeto y con reconocimiento en este Día Internacional de la Mujer por la labor incansable y por ser pilar, así lo subrayo y lo digo: pilar del desarrollo nacional.

            En todo el trabajo que realizan ustedes y las millones de mujeres de nuestro país está, sin duda, una tarea, un trabajo entregado a contribuir al desarrollo de sus familias, de sus comunidades y, en consecuencia, al desarrollo nacional.

            Como Presidente de la República, en este Día Internacional de la Mujer, instituido por Naciones Unidas hace 40 años, hoy sólo puedo, en primer lugar, expresar reconocimiento, felicitación a todas las mujeres de México por su importante y primordial contribución al desarrollo de nuestra Nación.

            Muchísimas felicidades.

            Pero quiero agradecer a mi esposa, Angélica, que esté hoy aquí presente. Platicaba con ella hoy por la mañana.

Y después de haber escuchado los mensajes, déjenme decirles que yo le agradezco, y lo quiero hoy en este día significar, a Angélica, el que a lo largo de estos años me haya venido acompañando en una tarea que ha asumido con enorme entrega, con pasión; dedicándose a este rostro tan noble que tiene la institución para el Desarrollo Integral de la Familia, en lo que, además, no propiamente la tarea, ni la actividad a la que ella estaba entregada. Y lo ha asumido con absoluta entrega y con el único afán, y yo le quiero hoy aquí testimoniar gratitud y reconocimiento, de apoyar a su esposo, el Presidente de la República.

            Angélica, muchas gracias. Gracias, amor, por estar aquí siempre pendiente, con tu orientación, tu consejo. Y siempre me da consejo. Sabe que no siempre, a lo mejor, termino por escucharlo o atenderlo, pero siempre está presente el consejo, como seguro estoy lo está en el trabajo y en la labor que realizan todos los hombres de México. Ahí está atrás el consejo de la mujer, o al lado, el consejo de la mujer. Ya que lo atiendan o no, es otra cosa, pero ahí está, seguro estoy que ahí está.

            Déjenme decirles que, en este día, primero, quiero saludar a todas las mujeres. La verdad. Los hay de distintos ámbitos, mujeres muy importantes de la vida pública, desde ministras de la Corte, Magistrada Presidenta del Tribunal Federal Electoral.

           A la Vicepresidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores; Diputadas, legisladoras, titulares de organismos autónomos.

            También están quienes no son mujeres que son titulares de organismos autónomos, que están aquí, acompañando esta celebración del Día Internacional de la Mujer.

            Hay mujeres que representan a distintas comunidades de nuestro país, vienen de Yucatán, de San Felipe del Progreso, de Oaxaca, del Istmo, de distintas partes. Oaxaca, Ixtepec.

Aquí hay de muchas partes. Juchitán, no quiero omitir a ninguna. De Tabasco, de muchas partes; de Chiapas, de varias partes de la geografía nacional.

            Hay mujeres que participan en la vida pública y política y que no lo hacen, y que están hoy aquí presentes; y las hay quienes tienen un importante papel dentro de la vida política del país y a quienes saludo con enorme respeto, afecto y reconocimiento en este Día Internacional de la Mujer.

            Después de haber escuchado los mensajes que aquí han tenido o me han antecedido ya en la participación, la verdad es que me dejaron poco qué decir y, más bien, poco qué decir en términos de las cifras y estadísticas, porque varios de ustedes hicieron referencias a los mismos números que yo traía. Y creo que éste no es un día para hablar de números.

            Sabemos que más de la mitad de nuestra población son mujeres. Sabemos que hoy hay una creciente participación de la mujer en la vida pública de México.

            Sabemos, también, y lo saben las mujeres, particularmente, Legisladoras, que en estos cuatro años hemos realmente asumido un compromiso por apoyar la paridad de género, por apoyar la igualdad y respeto a la mujer y por eliminar toda clase de discriminación.

            Que hemos modernizado y quizá era una tarea no agotada, sí hemos actualizado el marco normativo que tenemos. Aquellas normas que estaban en distintos ordenamientos que no tenían una previsión, precisamente, para generar condiciones de igualdad para la mujer.

            Y, hoy, tenemos distintas modificaciones, se ha actualizado y, repito, a lo mejor, no en una tarea agotada, pero sí ha habido avances significativos.

            Quizá al que se ha hecho aquí especial mención es a uno de especial trascendencia, de esos que estoy seguro no van a cambiar, no se van a modificar, pero que tienen o que dejan huella importante del avance que como Nación estamos teniendo en favor de la igualdad entre mujeres y hombres.

            Es increíble que apenas muy pocos años, poco más de 50 años hubiésemos tenido en México por primera vez este cambio que dio espacio para que la mujer pudiera votar y ser votada.

            Hoy yo creo que las nuevas generaciones, y especialmente las mujeres, pensarían que es inconcebible e impensable que México hubiese estado así hace poco más de 50 años; 1953 se decide finalmente hacer una reforma para reconocer, porque no fue darle, más bien fue un reconocimiento a un derecho que ya tenían, pero que no tenían oportunidad de ejercer las mujeres: el derecho a votar y a ser votadas.

            Y creo que la otra reforma trascendental que se ha logrado en estos últimos años es impulsar la paridad de género, particularmente, en la incorporación de espacios de decisión pública y política.

            Y ahí está esta reforma político-electoral, que siempre estarán sujetas a cambios y modificaciones, porque los partidos son muy intensos en este afán de siempre perfeccionar el marco para la competencia democrática, pero algo que, estoy seguro, no van a poder modificar y que es un paso irreversible, es el haber dado espacio e imponer a los partidos políticos la obligación de que la mitad de las candidaturas a la integración de los congresos locales y del Congreso Federal sean para las mujeres.

            Éste es un paso decisivo en favor del empoderamiento de las mujeres de nuestro país.

            Ahí está, ahí hay un marco, sin duda, que marca un hito muy importante en el desarrollo político del país y en favor, precisamente, de impulsar y favorecer la participación de la mujer en la toma de decisiones políticas en México.

            Pero yo quiero hacer referencia porque esto ha sido, prácticamente, la constante en quienes me han antecedido, y aquí no dejaré de hacer reconocimiento a esta plataforma que hoy se está lanzando a propósito de celebrar el Día Internacional de la Mujer, en este acuerdo, en esta participación de entidades distintas de la academia, como es el CIDE; del INMUJERES, que con mucha atingencia dirige Lorena Cruz, y con mucha dedicación y pasión; y del Tribunal Federal Electoral, Magistrada Presidenta, en esta plataforma, que hemos observado en el video, que se llama: Políticas, que es este espacio, esta plataforma digital que da participación o abre un espacio de capacitación, preparación y formación a las mujeres, y que es una plataforma abierta, pública y gratuita, que han lanzado estas tres instituciones.

            Y que yo hoy reconozco porque creo que es un paso más, precisamente, en favor de apoyar el empoderamiento de la mujer, particularmente en la participación de la vida pública.

            Pero hay algo a lo que hemos hecho poca referencia en este espacio, y es justamente a lo que me quiero referir.

La verdad es que seguimos. Vemos un país que, hay que decirlo, sí hemos avanzando y de manera positiva en abrir espacios de participación a la mujer en la vida política, en la toma de decisiones de la vida pública. Pero no todo está ahí. Creo que me parece no es el único objetivo que debemos perseguir en este empoderamiento a la mujer. Ahí hay una ruta y hay caminos que se vienen abriendo.

            Pero lo que tenemos que pensar son en las millones de mujeres que, a lo mejor no están en el afán o el interés de la vida política, pero que lamentablemente pesa sobre ellas o son víctimas de discriminación, de violencia y de una cultura machista, que aún no hemos podido erradicar de nuestro país.

            Lo que el Gobierno de la República ha venido impulsando a través del trabajo de INMUJERES y de todas las dependencias gubernamentales, porque además asumimos desde el inicio de esta Administración una política de género con sentido transversal, en el propósito de que en todas las dependencias del Gobierno hubiese recursos dedicados, precisamente, a acciones o programas que tienen las dependencias, que tuvieran por orientación, muy centrada y particular, en atención de las mujeres. Todas las dependencias gubernamentales así lo tienen establecido, porque así está plasmado, además, en el Plan Nacional de Desarrollo.

            Y en este esfuerzo por lo que tenemos que seguir trabajando y luchando es por erradicar, repito, esta cultura, arraigada todavía más en algunos lugares que en otros, pero todavía muy arraigada de violencia contra las mujeres.

            Y hoy en este Día Internacional de la Mujer si he de convocar o hacer un llamado a la sociedad mexicana, a las distintas expresiones y organizaciones políticas, y háblese partidos políticos y no políticas, cualesquiera otras que participan en distintos afanes y propósitos, es realmente ocuparnos de, en el esfuerzo que realizan, buscar formas de erradicar y de combatir, de dar una lucha frontal contra toda expresión de machismo.

            No podemos ser cómplices. Nadie puede ser cómplice por ignorancia, por prejuicios heredados de una cultura machista; una cultura que al final de cuentas, de verdad, auténticamente, genera violencia contra las mujeres.

Hay millones de mujeres, todos los días, en alguna parte de la geografía nacional, que auténticamente están siendo sometidas a la violencia psicológica o a maltrato, o incluso, a veces, y ha habido casos donde lamentablemente la violencia intrafamiliar ha derivado en la muerte de alguna mujer, y que a veces esas mujeres no encuentran un asidero, la fuerza suficiente para decidirse a abandonar esos espacios de violencia.

            Hemos hecho esfuerzos varios, todavía insuficientes. Se han creado casas, precisamente, albergues para apoyar a las mujeres que son víctimas de violencia y orientarles jurídicamente. Pero todavía el machismo, hay que decirlo, está arraigado y, particularmente, de manera muy acentuada en distintas regiones de nuestro país.

            Creo que este día, en una forma de celebrar a las mujeres, de reconocer el aporte de las mujeres al mundo, y particularmente de nuestro país, estamos convocados realmente a seguir dando un esfuerzo desde distintos espacios, para combatir el machismo tan arraigado en nuestra sociedad.

            Segundo. Tenemos que combatir toda clase de violencia contra las mujeres. Tenemos que combatirla de manera muy puntual.

Y creo que, tanto los legisladores en lo que hace al marco legal, a la actualización de las normas, Diva, como legisladora y todas las legisladoras que están aquí presentes, tenemos que ir actualizando normas que, te repito, no es un esfuerzo agotado todavía, y lo mismo en las políticas públicas que sigue el Gobierno para salvar a la mujer de la violencia de la que es víctima.

Es el machismo, es combatir la violencia. Y la violencia se vive en distintos espacios, en espacios laborales.

El Gobierno impulsó, hace un par de años, o hace un año, una norma por la igualdad y la no discriminación o en contra de la discriminación. Y es una norma laboral, adoptada por ya varias dependencias gubernamentales, precisamente que define protocolos para asegurar espacios de igualdad y de oportunidad para las mujeres que participan en espacios laborales dentro de la Administración Pública Federal.

Pero no todo está en el ámbito de la Administración Pública Federal, está en distintos ámbitos.

No todo es el Gobierno Federal. Hay entidades autónomas, hay organismos descentralizados, hay otros órdenes de Gobierno, donde debemos trabajar por abrir espacios de participación igualitaria para las mujeres y para los hombres.

Y para que, además, el trabajo de la mujer sea reconocido por igual, a como hoy se les reconoce a los hombres, en cuanto al ingreso, en cuanto al reconocimiento y en cuanto al pago que se da por el trabajo que desempeñan.

Y tercer elemento. Tenemos que seguir trabajando para el empoderamiento de la mujer.

Y creo que aquí lo que han referido quienes me antecedieron en el uso de la palabra son acciones, no son buenos propósitos, son auténticamente acciones que se están tomando para abrir mayores espacios de participación a la mujer en la toma de decisiones. Y, sobre todo, para abrir espacios de una competencia igual a como la tienen los hombres.

Basta ya de que sea el hombre el que ocupe a veces lugares de preminencia o quienes vayan por delante.

Creo que lo que debe permitirnos el marco legal o los marcos o la actualización de distintos ordenamientos jurídicos es el reconocimiento a la mujer, a su derecho a participar y a vivir condiciones de igualdad en la participación que tengan mujeres y hombres.

            Y eso es lo que hemos venido buscando, lo que se ha venido trabajando y lo que aún estamos convocados a seguir realizando.

            No es una tarea agotada. Creo que hay mucho todavía por hacer.

A mí me da mucho gusto, déjenme decirles con toda apertura. Aquí hoy, en este espacio, veo a muchas mujeres que, un espacio como este quizá en el pasado y muy reciente, difícilmente lo hubiésemos podido observar.

            Hoy aquí hay muchas mujeres que ocupan espacios de representación política y de actuación política muy relevante y trascendental para la vida nacional.

            Aquí hay mujeres que están en el ámbito de la justicia, en el ámbito del Poder Legislativo, en el ámbito de Ejecutivo, en distintos espacios.

Aquí hoy hay mujeres que ya son hoy realidad y que tienen presencia en la toma de decisiones de la vida política y pública de nuestro país.

            A todas las mujeres que asumen con enorme dignidad, con enorme compromiso, con talento y entrega a la tarea que realizan, mi felicitación y mi reconocimiento, porque lo que realizan en esos espacios y lo que influyen desde esos espacios, sin duda, nos permite hoy reconocer, si bien es cierto que hemos avanzado, que aún tenemos tarea por hacer, mucha tarea por hacer, precisamente, para que las mujeres ocupen mayores espacios de participación y de decisión para la vida pública y política de nuestro país.

            Felicidades a todas las mujeres que ya hoy forman parte de la representación y la participación política de nuestro país.

            Concluyo mi intervención reiterando mi felicitación.

            Miren que yo he leído varias estos días, notas varias, diversas en redes, que además hoy es común, y me sorprendía que viniera además de mujeres, que no era una buena, que hoy no era una buena fecha para felicitar a la mujer. Me dijo, no hay que reconocer, no hay que felicitar a la mujer. Dije, bueno, si no la felicitamos en el Día Internacional de la Mujer me parecería un contrasentido.

            Claro que hay que felicitar a las mujeres, claro que hay que reconocerles.

            Naciones Unidas por algún motivo estableció hace 40 años el Día Internacional de la Mujer, y estoy seguro que lo hizo a partir de reconocer una condición de injusticia que había para las mujeres del mundo, donde no tenían los mismos espacios, ni reconocimiento a los mismos derechos que tenían los hombres.

            México ha avanzado desde entonces. Ha avanzado y creo que, a paso muy firme y a paso muy decidido, gracias al empuje y a la valentía de las mujeres que ya tienen hoy espacios de participación; y porque siempre están al lado de los hombres, empujándoles a que se presten, precisamente, a apoyar y respaldar a las mujeres.

            Yo les quiero decir, nuevamente, hoy a las mujeres de México, a las aquí presentes, pero a todas las mujeres de México: felicidades en éste su día.

            Felicidades porque hoy, el Presidente de la República quiere de verdad dejar aquí constancia y testimonio de mi mayor reconocimiento, de mi felicitación por la importantísima contribución que las mujeres de México hacen al desarrollo de nuestra Nación.

En distintos espacios, sea por su participación en la vida política, sea por su participación en la vida privada, en cualquier espacio contribuya a que hoy tengamos el México que ha venido avanzando, sobre todo, de manera muy acelerada en los últimos años.

            Que no se olvide que yo vivo en un hogar donde predominan las mujeres. Ahí si no hay equidad de género.

Vivo en un hogar donde tenemos, está mi esposa y cinco mujeres, y que, además, eso me permite entender muy bien que piensan distinto, tienen diferentes gustos, preferencias, etcétera. Y, es más, ahí, en el hogar, vivo una representación de lo diverso que somos como sociedad, y lo diverso que son las mujeres entre sí, también.

            Entonces, mi felicitación a todas las mujeres. Gracias por ser parte de este homenaje y de esta celebración que hacemos de reconocimiento a las mujeres de México.

            Gracias al CIDE, gracias al INMUJERES, gracias al Tribunal Federal Electoral, porque en esta fecha, precisamente, hoy lanzan esta plataforma que, estoy seguro, contribuirá, es una contribución más a generar mecanismos y herramientas para el empoderamiento de la mujer en la toma de decisiones de nuestro país.

            Felicidades, mujeres de México.

            Muchas gracias.

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