Fernando
González
En
mayo el presidente López Obrador, de manera procaz, manifestó su
agradecimiento a los mexicanos que viven en Estados Unidos (EUA)
porque en marzo impusieron record en el envío de remesas. Este caso
llamó la atención, porque hace unos días la ONU y el Banco Mundial
estimaron que las remesas caerán este año un 20% en América
Latina, situación que en nuestro país pasa al revés, pues solo de
enero a mayo hubo un incremento del 10.4% en plena pandemia.
Al
respecto Duncan Wood, director del Instituto Mexicano en el Wilson
Center, supone que ese dinero proviene del apoyo gubernamental que
recibieron los migrantes por el llamado seguro de desempleo en estos
meses de pandemia.
El
Estado de México ocupa el 4to lugar nacional con mayor cantidad de
remesas recibidas y se prevé que durante el primer semestre del año
supere los dos dígitos porcentuales -el primer trimestre del año
aumentó el 19 por ciento-, es un apoyo importante a la economía
mexiquense, pues tan solo en el periodo de enero a marzo sumaron 535
millones de dólares; en todo el año 2019 las remesas superaron los
mil 100 millones de dólares.
Según
datos del Colegio de la Frontera Norte, del Pew Hispanic Center y del
Bureau of Census, 1.9 millones de migrantes que viven en EUA son
mexiquenses y en promedio envían 400 a 500 dólares al mes, unos 12
mil pesos (3 o 4 salarios mínimos que sí ayudan, pero no son
suficientes para solventar los gastos en nuestro país).
Otro
estudio titulado “Migrantes mexiquenses y su participación
organizada” arrojó que el 47 por ciento de los mexiquenses en EUA
realiza empleos sin seguridad social: en el sector servicio o el
campo, es decir el equivalente al empleo informal en México, esto
implica que una parte importante de mexiquenses en EUA no serán
beneficiarios del seguro de desempleo.
Quiero
compartir dos casos que muestran la repercusión que viven miles de
familias de la Zona Oriente del Estado de México: 6 integrantes de
la familia Martínez migraron hace 7 años a Waukegan, Illinois,
antes de la pandemia, 3 contaban con empleo formal y 3 en la
informalidad. Los 6 se contagiaron de Covid, 2 fallecieron, 3
permanecen intubados y el resto está en recuperación, pero
imposibilitado de trabajar. Dejaron de enviar recurso desde hace dos
meses (mayo-junio), aquí la familia estaba construyendo dos casas
con el dinero que recibían, tuvieron que abandonar la construcción
y ocupar los ahorros para su manutención, pero el recurso se agotó.
La
familia Esquivel se compone de 5 integrantes, padre, madre y tres
hijos. El papá y el hijo mayor migraron a Queens en la ciudad de
Nueva York, trabajaban limpiando pollo en un restaurante vietnamita y
en una lavandería, ambos se contagiaron de Covid. El hijo falleció
en junio y el papá esta intubado desde el mes de mayo. Dejaron de
enviar recurso hace 4 meses.
En
ambos casos las familias no tienen otro ingreso, dependían
totalmente de las remesas y actualmente, en julio, después de 5
meses de pandemia en México, los pocos ahorros se agotaron. Es
decir, antes de la pandemia no realizaban ninguna actividad laboral y
actualmente tienen que buscar; pero, la realidad es complicada, pues
en lugar de existir oferta de empleo, en el Estado de México, según
las cifras oficiales, perdimos más de 150 empleos formales y cerca
de un millón de informales. Entonces tendrán que salir a buscar con
urgencia algo que también buscan miles de mexiquenses. Recordemos
que en EUA se perdieron 28.5 millones de empleos, seguro muchos de
ellos son mexiquenses.
Con
estos ejemplos, se comprueba la necesidad de millones de mexicanos
para que los recursos públicos del Gobierno Federal se utilicen para
salvarlos de la hambruna y la crisis.
Si
fuera sincero y honesto el agradecimiento que López Obrador extendió
a los migrantes por el incremento en el envío de remesas; entonces
tendría que haber sido consecuente, pero no, AMLO abandono a estos y
a otros miles de mexicanos a su suerte. Una postura triste e inmoral
del presidente.
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