Las
experiencias de aprendizaje en línea bien planificadas son
significativamente diferentes de los cursos ofrecidos en línea en
respuesta a una crisis o desastre. Los colegios
y universidades que trabajan para mantener la enseñanza durante la
pandemia de Covid-19 deben comprender esas diferencias al evaluar esta
enseñanza remota de emergencia.
Por
Mario Sánchez, director de Latinoamérica de D2L
Pareciera
obvio decirlo, pero no lo es tanto. Lo cierto es que las experiencias
de aprendizaje en línea, cuando están bien planificadas, son
radicalmente diferentes de los cursos
ofrecidos en línea en respuesta a una crisis o a un desastre. Empero,
aprender en remoto no es equivalente a aprender online.
Por
la actual pandemia de Covid-19 que recorre el mundo, los colegios y
universidades se han enfrentado a decisiones sobre cómo continuar con la
vida académica, a la vez que mantienen
a su facultad, personal administrativo y estudiantes a salvo de esta
contingencia sanitaria que nos tiene a todos encerrados en casa desde
hace varias semanas, o incluso meses, y trabajando a distancia.
Para
nadie es un secreto que hacer la mudanza de la instrucción presencial a
online aumenta la flexibilidad de enseñar, y por supuesto, de aprender,
en un esquema 24/7, es decir,
en cualquier lugar, en cualquier momento, pero no hay que olvidar que
ahora sucede algo importante: la velocidad con la cual se ha detonado
este cambio no tiene precedentes, con todo lo que ello implica.
Resulta
obvio que no todo mundo estaba preparado para este cambio en el modelo
de enseñanza y esto se ha notado en las semanas de reclusión. Hay
profesores quienes simplemente
han trasladado el salón de clases al escenario en línea, sin tomar en
cuenta nada más, lo cual es un grave error, porque, por ejemplo, solo
llevan el número de horas presenciales a horas vía videoconferencia, con
el consecuente pesar y malestar de miles de
alumnos.
No todos los caminos llegan a Roma…
Reitero:
el aprendizaje en línea es distinto de la enseñanza presencial. Quizá
los objetivos puedan ser los mismos, como generar conocimientos y
desarrollar habilidades en los
estudiantes, pero las rutas para llegar a ese punto no son las mismas.
El
aprendizaje en línea demanda, en primer lugar, contar con los recursos
tecnológicos y técnicos necesarios para atender, tanto a los profesores
como a los alumnos, además de
contar con contenidos digitalizados y plataformas que faciliten la
labor docente, desde lugares virtuales seguros para subir actividades y
permitir la calificación y administración del curso, hasta sistemas
fiables de videoconferencias.
Lo
cierto es que según la institución que se trate, ésta contará con
sistemas y plataformas distintos para su comunidad. Algunos colegios y
universidades han venido invirtiendo
en sistemas, tecnología y capacitación para sus profesores desde hace
años, mientras que otros apenas han entrado a este áspero terreno de la
educación a distancia, algunos más a fuerza que convencidos de sus
bondades.
El aprendizaje en línea de alta calidad
Desde
hace mucho tiempo el aprendizaje en línea ha sido injustamente
calificado como de menor calidad que el aprendizaje presencial, sin
embargo, en diversos estudios, coloquios
y aproximaciones, se ha visto justo lo contrario (como ejemplo, ver el documento de la CUAED de
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): Pros y contras de la educación a distancia),
Pero, como sabemos, a veces los prejuicios
son más fuertes que los hechos. Esto último cobra especial relevancia
en estos tiempos de coronavirus, particularmente por la llamada
enseñanza remota de emergencia, término usado para distinguirla de la
educación en línea de alta calidad.
Hoy
en día, por la crisis sanitaria, nadie sabe en realidad cuándo se podrá
regresar a una relativa normalidad. Por temor a los rebrotes, o nuevas
oleadas de la enfermedad, es
previsible que los cursos online continúen durante el próximo periodo
académico en otoño, así que habrá que hacerse a la idea de que la
educación online continuará en el futuro. Este periodo inicial será como
de transición. Con ello en mente, las etapas posteriores
ya no nos deberían tomar desprevenidos.
En
un escenario, en el próximo ciclo escolar, existe la posibilidad de
continuar en línea, sobre todo si hay nuevas oleadas de Covid-19 y
todavía no se desarrollan vacunas para
prevenirlo ni medicamentos para atacarlo. El segundo escenario es
regresar a las aulas, pero ya con mejores plataformas para efectuar la
educación en línea y poderlas usar como un complemento a la educación
presencial. Un tercer escenario sería justo el llamado
aprendizaje combinado, que implica tener parte de las clases de forma
presencial, y el resto, online, tal como sucede ahora con los llamados
sistemas de educación abierta, que contemplan sesiones presenciales,
clases online, una fuerte disposición del alumno
al autoaprendizaje y que el profesor tome más el rol de un tutor.
Experiencias de aprendizaje más preparadas
Lo
cierto es que ahora habrá un poco más de tiempo para la planificación e
inversión de recursos, que permitan estar preparados para enfrentar
nuevos escenarios, para ésta y otras
pandemias que seguramente vendrán en el futuro. La transición será del
modelo de aprendizaje remoto de emergencia a experiencias de aprendizaje
más cuidadosamente preparadas.
Habrá
de considerarse, por ejemplo, el diseño de curso híbrido flexible, que
permite a los alumnos elegir el lugar -aula o en línea- y el momento
-sincrónico o asincrónico- para
participar en clase. Este diseño funciona a la perfección para un curso
remoto y flexible, es decir, que se puede cambiar del aula a en línea, o
viceversa.
Para cuando vuelva a ser necesario enseñar online
Este
modelo, de Diseño Universal para el Aprendizaje, implica ofrecer
múltiples vías para que los estudiantes se involucren con el contenido,
además de diversas maneras para demostrar
evidencia de aprendizaje. En este esquema, así como en los demás
también, la comunicación debería ser transparente, empática, proactiva y
consistente. El estudiante debe saber qué apoyo se le va a ofrecer y
cómo la institución podrá mejorar la experiencia
de aprendizaje.
En
suma: lo que hemos visto en los últimos meses, ha sido una marcha
forzada hacia la enseñanza online, pero ahora existe la oportunidad de
aprovechar la actual crisis sanitaria
para mejorar la oferta de educación online gracias a la tecnología.
Habrá que aprovechar esta
etapa para impulsar la transformación digital de la institución, avanzar
en la mejora de la enseñanza en línea y ofrecer educación de calidad a
nuestros jóvenes.
Más información sobre la educación durante la contingencia está disponible en:
www.d2l.com/es/covid-19/
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