viernes, 29 de mayo de 2020

Tempestad en Edomex por coronavirus y el Gobernador no atiende



Fernando González Mejía
La tempestad es un pulmón que agrega sin cesar lúgubres agravaciones
a lo que ya no tiene matiz, a lo negro”
Víctor Hugo.
Recientemente, la UNAM declaró a varios municipios de la Zona Oriente del Edomex en alta vulnerabilidad crítica por letalidad del Covid-19: Nezahualcóyotl, Chimalhuacán, Valle de Chalco, Chalco, Ixtapaluca y La Paz.
A diferencia de otros gobernadores, el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, ha sido “obediente” a las indicaciones del Gobierno Federal, incluso ha imitado varias de sus estrategias: el uso del semáforo para la apertura de las actividades, las conferencias frecuentes –durante semanas se mantuvo en resguardo-; pero, para no quedar tan mal en sus “fastuosos” pronunciamientos, echó mano del “respaldo” en redes sociales; de militantes, funcionarios públicos y empleados para aparentar aprobación popular. Además, pretendió aminorar la falta de material y equipo de salud, en calidad y cantidad, para el ejército blanco mexiquense, pues siguen las valientes protestas de todo el personal de salud.
También, intentó simular las cifras oficiales de contagios y muertes –desmentidas, responsable y valientemente, con certificados de defunción en mano, por los alcaldes de Ixtapaluca y Chimalhuacán-; oculta la poca disponibilidad y amplitud de los espacios para atender a los enfermos por el Covid-19 y los mexiquenses contagiados siguen deambulando de un hospital a otro demandando atención. Conozco varios casos de habitantes de la zona oriente que al no ser atendidos en los hospitales del Estado de México, se refugian en los espacios improvisados en la CDMX, como el autódromo Hermanos Rodríguez.
Los datos oficiales de la zona oriente del Estado de México señalan que entre el 65 y 70 por ciento de la población trabajadora vive al día; son comerciantes ambulantes, chóferes, moto taxistas, trabajadoras del hogar remuneradas, albañiles, etc. Estos trabajadores no aparecen en las cifras oficiales, pero son miles de mexiquenses que si no trabajan no comen o aunque salgan a trabajar no hay suficiente demanda de su servicio.
El gobernador no considera a este enorme grupo de mexiquenses, para ellos no hay una propuesta o posibilidad de apoyo con recursos públicos estatales; además, ha ignorado vilmente que miles de familias mexiquenses colocaron trapos blancos y cartulinas como señal de hambruna y que demandan ayuda para alimentarse.
Ante la presión de Estados Unidos, y algunos factores sociales internos, el Gobierno Federal anunció la “Nueva Normalidad“, la cual considera la apertura gradual –a partir del lunes 1 de junio- de sectores prioritarios de la economía, para eso el cacareado semáforo epidemiológico.
Del Mazo declaró que no se abrirá la economía en las regiones de alto riesgo, la zona oriente será de las últimas del país en regresar a la “normalidad”. Pero, sí regresarán a las actividades económicas una importante cantidad de trabajadores de la zona que diariamente se trasladan a las zonas industriales de la CDMX y del Estado de México. Todos vemos en las mañanas como salen repletos los vagones de la Línea A del metro y por las noches regresan igual de saturados por trabajadores que hacen sus actividades fuera de nuestras localidades. Entonces el semáforo epidemiológico servirá para maldita la cosa, pues la letalidad de la zona oriente está dentro y fuera de ella.
El gobernador no solo ha ignorado a los trabajadores y a las familias que piden alimentos. Más de 50 mil familias de campesinos de 78 municipios, aproximadamente 200 mil mexiquenses, han sido dañadas con la disparatada negativa para otorgar el subsidio de fertilizante y semilla mejorada que desde el año 2005 se les había otorgado y, que no es utilizado para venta de su cosecha, sino para autoconsumo de todo el grupo familiar.
Otro sector abandonado por Del Mazo es el magisterio: 702 maestras y maestros mexiquenses que dan clases en escuelas, la mayoría de escuelas ubicadas en la crítica zona oriente. Incumpliendo su promesa de campaña de ayudar al magisterio, el gobernador canceló el pago temporal a esos maestros, el cual fue pactado para cubrir sus honorarios durante el tiempo que esperan para incorporarse al magisterio oficial. Estos docentes no han dejado de dar sus clases, pero llevan 16 quincenas sin recibir su pago (8 meses, desde octubre del 2019) y se les ha negado el otorgamiento de plazas, a pesar de ser maestros de profesion, tener sus documentos en regla y, por tanto, de haber cumplido con la justificación conforme a los lineamientos administrativos del gobierno.
A pesar de las múltiples protestas, incluso con el riesgo de contagios por el Covid, campesinos y maestros han acudido a Toluca a las puertas del palacio del gobierno estatal; también, han impulsado con entusiasmo y convicción su reclamo en redes sociales al grado de volverse tendencia nacional, pero la proterva exagerada e injustificable del Gobernador no le permite reconsiderar la injusticia que comete. Es buen momento de corregir esa injusta e inmoral conducta. Dice un proverbio “El horno no está para bollos”. Al Gobernador le urgen buenos aliados.




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