viernes, 29 de mayo de 2020

El fracaso del gobierno de Morena, la gran lección



Marcos Espinosa San Miguel
No había pretextos: su triunfo en las urnas en 2018 les dejó todo el poder en las manos. Desde las dos cámaras federales, la de senadores y la de diputados, han cambiado a su antojo la Constitución para ponerla siempre a su favor; manejan el presupuesto anual de la nación y bajo la bandera de la “austeridad republicana” han hecho lo que desean con el dinero del pueblo.
Tienen cámaras de diputados locales, alcaldías, regidurías, todo un aparato mediático que les sirve para atacar a sus oponentes, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) que, a decir de los expertos, no es más que un órgano de represión política manejada por uno de los personajes más fanatizados de la 4T; asimismo, instituciones otrora “autónomas” hoy son fielmente resguardadas por morenistas, y por si fuera poco, según presumen, hay una oposición “moralmente derrotada”.
Todo el poder está concentrado en ellos, todo el edificio estatal a su disposición, y sin individuos o partidos u organizaciones, excepto una, que acusen a nivel nacional sus errores, sus abusos, su negligencia. Y aun con todo, el gobierno de Morena y su único líder, López Obrador, han fracasado.
Dijeron que iba a haber crecimiento económico; sin embargo, incluso antes de la pandemia y aun cuando otras economías similares a las de México sí crecieron, nuestro país entró en una “recesión técnica” (0.1% en 2019). Hoy la situación pinta peor: según estudios, en el mejor de los casos, estaremos en menos 7% este año, lo cual significa más desempleo, más pobreza (un estudio de BBVA estima que alrededor de 12 millones de personas entrarán en pobreza extrema este año, mientras que el CONEVAL calcula más de 10 millones de nuevos pobres), al grado de que el presidente plantea ya no medir el Producto Interno Bruto (PIB) que refleja la producción de riqueza de un país durante determinado tiempo, sino que ahora se mida “lo espiritual”, la “felicidad”, el “bienestar”.
Dijeron que se iba a terminar la corrupción, el compadrazgo, el influyentismo y, sin embargo, abundan las noticias que hablan de contratos, en sobreprecio, a familiares de funcionarios (como a los Bartlett), asignaciones directas a corporaciones cercanas a López Obrador como Grupo Salinas y Operadora CICSA.
Dijero que atenderían primero a los pobres, pero sistemáticamente les ha retirado apoyos que antes tenían a través de programas como prospera, estancias infantiles, comedores comunitarios. No hay obra pública, no existe desarrollo en infraestructura en el país, nada de nuevas escuelas, carreteras, hospitales. Y a los que solicitan ayuda, los reciben con la Guardia Nacional, como en el caso de Huejotzingo, Puebla.
Se está acabando con el apoyo a la ciencia y a la cultura. Sin inversión en ciencia no hay desarrollo tecnológico, lo que provoca dependencia con otros países; es decir, no hay soberanía si se depende de tecnología extranjera. La cultura, de por sí golpeada por anteriores gobiernos, hoy está en una situación de pobredumbre a causa de eliminación de fideicomisos y apoyos.
Prometieron que la violencia iba a desaparecer desde el primero de diciembre de 2018, pero hoy vemos un país bañado en sangre. Los feminicidios se cuentan por cientos al mes (267 solo en abril), 11 mil 535 asesinatos los primeros cuatro meses de 2020, según el Secretariado ejecutivo de de Seguridad Pública. Además, el narcotráfico avanza a pasos agigantados al amparo del gobierno y la estrategia de “abrazos y no balazos”.
Como vemos, aún sin oposición, teniendo todo el poder, el gobierno de Morena y López Obrador ha fracasado, lo cual debe dejar una gran lección a los más humildes, los trabajadores honrados, los profesionistas aguerridos, los artistas vejados, los médicos calumniados, las mujeres a las que se les trata como mentirosas por el presidente por denunciar los maltratos de que son víctimas, en fin, a todos los mexicanos.
Es cierto que mucha gente es fanática de López y sus seguidores, quienes, según las encuestas, cada día son menos pues muchos votaron por hartazgo de políticos “tradicionales”, como los del PRI o el PAN y porque millones creyeron las promesas que les hicieron de un futuro mejor, pero que ya se decepcionaron y lo abandonaron.
La lección que nos deja el fenómeno löpez Obrador es que ningún “iluminado”, ningún individuo o partido en solitario, ninguna persona por muchas buenas intenciones que tenga, va a poder cambiar el estado de cosas que vive el país; que si en verdad queremos un cambio a favor de los trabajadores, a favor del pueblo, de los más humildes, de los olvidados, la única alternativa es que esos millones de personas tomemos el poder político en nuestras manos.
La consigna del Movimiento Antorchista Nacional no es llevar a un individuo que prometa todo para ganar la Presidencia de la República, sino que el pueblo se organice y luche por el poder, para desde ahí, entre todos, impulsemos y sostengamos el cambio que nuestro país necesita.
No los invitamos a ser seguidistas, los invitamos a conocer, a estudiar, a organizarse y luchar; los invitamos a seguir una causa justa no a un solo individuo. Somos millones, pero nos hacen falta más personas buenas que busquen un futuro mejor para todos.
Parece difícil, pero ya falta menos. O como dice el poeta náhuatl Natalio Hernández en Necesitamos caminar solos:
Algunas veces siento que los indios
esperamos la llegada de un hombre
que todo lo puede,
que todo lo sabe,
que nos puede ayudar a resolver
todos nuestros problemas.
Sin embargo, ese hombre que todo lo puede
y que todo lo sabe
nunca llegará;
porque vive en nosotros,
se encuentra en nosotros;
aún duerme
pero ya está despertando.

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