Brasil
Acosta Peña
Llegamos a la
Fase 3, la fase de mayor contagio posible; sin embargo, sigue el
personal de salud sin recibir el apoyo debido y merecido por parte de
las autoridades federales. Si la falta de personal fuera poco,
estamos ante un escenario nebuloso en relación con las cifras
verdaderas del número de pacientes infectados, sospechosos y muertos
por Covid-19. Como botones de muestra, expongo dos casos que me
constan y que, por seguridad de las personas que me lo hicieron
saber, no voy a dar sus nombres, pero sí lo que me plantearon.
Una
enfermera de uno de los hospitales de la región de Texcoco, con voz
entre cortada por la desesperación, me solicitó ayuda mediante un
donativo para la adquisición de trajes para cubrir a su personal del
riesgo de contagio por el Covid-19. Me dijo que la autoridad estatal
y federal no les habían enviado equipo adecuado y que estaban
reutilizando el que tenían, de no muy buena calidad, pero que, por
razones obvias, les impidieron seguirlo usando, pero sin darles una
alternativa. Con mucho gusto y disposición hicimos el donativo. Al
recibir la información y el apoyo, la enfermera, en nombre de su
equipo de turno, nos agradeció con una emoción sincera hasta llegar
a las lágrimas.
Por
otro lado, al platicar personalmente con los directivos de uno de los
hospitales de la región, nos señalaron los pocos apoyos que han
recibido y, sobre todo, el gran hermetismo que hay en las autoridades
de salud tanto del Estado de México, como de la Federación, de tal
suerte que no hay información clara y oportuna y, particularmente,
me dijo que las muestras enviadas para que se identifique si la gente
tiene Covid-19 o no, resulta ser que se realizan a capricho de las
autoridades, es decir, que aunque envíen las muestras de los casos
sospechosos, no les realizan la prueba, o si lo hacen, no les llegan
los resultados y pues al describirme el caso de un fallecido que todo
indicaba que había muerto por Covid-19, aunque mandaron la muestra,
no le dieron el resultado y tuvieron que asentar en su acta que había
muerto de “neumonía atípica con sospecha de Covid-19”, pero
sólo “sospecha” porque el resultado de la prueba nunca llegó
¿será el único caso en que se ocultan las cifras? ¿Pretende el
gobierno de México dar la impresión de que “vamos bien”, pero
sólo con un perverso fin mediático cuando en realidad las cosas
están peor de lo que se declara?
Lo
peor es que el resultado de estas malas decisiones del gobierno
federal y de algunos gobiernos estatales; de esta desinformación y
de estas acciones irresponsables, es el ataque al personal de salud
por parte de la población, como signo de su desesperación y del
sentimiento de desatención, de impotencia. Se ataca a quien no es
responsable del problema, sino también víctima de éste, es decir,
el personal de salud que hace su mayor esfuerzo, aún sin tener los
recursos suficientes, pero con gran disposición y fiel al juramento
hipocrático: “Venerar como a mi padre a quien me enseñó este
arte, compartir con él mis bienes y asistirles en sus necesidades;
considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte
gratuitamente si quieren aprenderlo; comunicar los preceptos vulgares
y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis
hijos y a los hijos de mis maestros, y a todos los alumnos
comprometidos y que han prestado juramento, según costumbre, pero a
nadie más. En cuanto pueda y sepa, usaré las reglas dietéticas en
provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e
injusticia. Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me
soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco
administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y
practicaré mi arte de forma santa y pura. No tallaré cálculos,
sino que dejaré esto a los cirujanos especialistas. En cualquier
casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de
toda injusticia voluntaria y de toda corrupción, principalmente de
toda relación vergonzosa con mujeres y muchachos, ya sean libres o
esclavos. Todo lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y
todo lo que supiere acerca de la vida de alguien, si es cosa que no
debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré con secreto
inviolable. Si el juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y
recoja los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y
por la más remota posterioridad. Pero si soy transgresor y perjuro,
avéngame lo contrario”.
A la fecha van
21 ataques a este heroico personal de salud en la Ciudad de México,
Estado de México, Yucatán, San Luis Potosí, Sinaloa, Jalisco,
Puebla, Morelos, Coahuila, Guerrero, Quintana Roo y Durango. La rabia
popular se está canalizando incorrectamente a quienes están en la
primera trinchera de lucha y sin el equipamiento adecuado, todo ello
por las malas decisiones de la 4ª T.
México no
está bien en materia de salud y no vemos que el INSABI sea la
solución. Según un estudio de la OCDE 2019, en el país se invierte
el 6.2% del PIB a la salud del pueblo, mientras que en los países
miembros de la OCDE se invierte el 8.9%. Este estudio señala también
que se le destinan anualmente 1,138 dólares per cápita en promedio,
mientras que en los países de la OCDE 3,994, es decir, 3.5 veces más
que en nuestro país. México tiene en promedio 2.4 médicos por cada
1000 habitantes y 2.9 enfermeras por cada 1000 habitantes; sin
embargo, la OCDE tiene 3.5 médicos en funciones y 8.8 enfermeras por
cada 1000 habitantes respectivamente. La proporción de personal de
enfermería respecto a médicos es de 1.2 a uno en nuestro país y de
2.7 en los países de la OCDE1.
En
el país hay apenas 1.4 camas de hospital por cada mil habitantes,
mientras que en China hay 4.3, en Italia 3.2 y en España son 3,
es decir, nos encontró mal la Pandemia del Covid-19.
Según
los datos (que tal vez sean otros) de la Secretaría de Salud “en
cuanto a pacientes que sí requerirían hospitalización, aunque sin
requerir terapia intensiva, el cálculo es de 24,564 personas;
mientras que 10,528 personas sí podrían necesitarla”; sin
embargo, “la red de hospitales públicos de todo el país, y que
incluye los de la Secretaría de Salud, IMSS, ISSSTE, Pemex, los de
las secretarías de Marina y Defensa Nacional disponen de alrededor
de 3 mil camas para cuidados intensivos para atender a los pacientes
que se encuentren gravemente enfermos por este coronavirus precisó
en conferencia de prensa Gustavo Reyes Terán, titular de la Comisión
Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta
Especialidad (CCINSHAE)”. De acuerdo con información proporcionada
por la Secretaría de Salud, “el IMSS tiene 1,867 de estas camas y
2,565 ventiladores para soporte respiratorio; el ISSSTE, 551 camas y
3,064 ventiladores; Pemex, 102 y 103, respectivamente, y Salud (con
sus hospitales de alta especialidad) tiene 218 camas y 443
ventiladores”2.
Como
se ve, México no está preparado para atender la pandemia como es
debido y se ha preferido invertir en elefantes blancos como el Tren
Maya, la refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto de Santa Lucía, en
vez de invertir en hospitales, equipos médicos y elevarle
significativamente el sueldo al personal de salud. El Movimiento
Antorchista se solidariza con el personal médico; le tiene muy en
alto y le tiende la mano. Llegará el momento en el que el pueblo
gobierne este país y, en ese momento, será cuando se valore
suficientemente a los médicos, al personal de enfermería y a todo
personal de salud.
1
https://www.oecd.org/health/health-systems/Health-at-a-Glance-2019-Cómo-se-compara-México.pdf
2
https://www.animalpolitico.com/2020/03/pocas-camas-hospital-baja-proporcion-medicos-enfrentaria-mexico-covid-19/
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