El pasado 7 de abril conmemoramos el Día Mundial de la Salud. El lema que propuso la OMS
para este 2023 es “Salud para todos” y ese es
precisamente uno de los mayores retos que tenemos para el presente y futuro: la
universalidad.
La implementación de un sistema de salud universal, sin
condicionamiento por la situación laboral ni por la capacidad de pago, es un
tema de vital importancia; sin embargo, a estas alturas del sexenio, parece una
meta difícil de alcanzar ya que ni el
INSABI ni el IMSS-Bienestar lograron consolidarse como una solución. Por eso,
es necesario repensar el sistema de salud para
que en los próximos años todos los mexicanos sean incluidos y tengan acceso a
servicios de salud de calidad. Esta es una de
las aspiraciones que promovemos en COPARMEX mediante el Modelo de Desarrollo
Inclusivo.
¿Sistema de Salud como el de
Dinamarca?
El Ejecutivo Federal ha
establecido diciembre de 2023 como un nuevo
plazo para que México tenga un sistema de salud similar al de Dinamarca. Su idea es emular el
Estado de Bienestar donde el Estado asume un
rol protagónico en la provisión de los servicios de salud desde el nacimiento
hasta la muerte. En Dinamarca se asigna un médico de cabecera según la
localidad donde se viva y se dota de medicamentos a los pacientes. Hay una
diferencia sustancial: mientras Dinamarca
tiene 1 médico por cada 244 habitantes, en México apenas tenemos 1 médico por
cada 417 habitantes.
¿La ruta adoptada en este
sexenio es la correcta?
En el 2019 se aprobó la desaparición del Seguro Popular y hubo reformas a la Ley General de Salud para crear el Instituto
de Salud para el Bienestar (INSABI); de 2020 a 2021, se implementaron nuevos
esquemas de adquisición de insumos médicos y, finalmente, en 2022, ante las
evidentes deficiencias en la implementación del propio INSABI, se puso en
marcha la transición de los servicios de salud a un nuevo modelo: el
IMSS-Bienestar. Por desgracia, a casi 5 años del inicio de la actual
administración, los indicadores en la materia reflejan una dolorosa realidad
que se manifiesta en los siguientes resultados:
1.
Acceso y calidad de los servicios de salud: En 2020, el 28% de la
población carecía de servicios públicos de salud, es decir, 35.7 millones de
personas, de acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la
Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Se ha experimentado un retroceso desde
el 2016 cuando eran 18 millones de mexicanos (15%) quienes no tenían acceso a
los servicios de salud. Casi se ha duplicado el número de mexicanos excluidos.
Pero no basta hablar de acceso, sino también de calidad que es muy importante para gozar del derecho a la
salud de forma efectiva. El componente de calidad se puede medir por el tiempo
de espera y la percepción de calidad de los servicios recibidos. En nuestro
país, de acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria
(CIEP), la cobertura efectiva por tiempo de espera es sólo de 17.3% y por
percepción de calidad es de 18.9%. Quiere decir que menos de 1 de cada 5
pacientes recibe atención oportuna y satisfactoria.
2.
Desabasto de medicamentos: Entre 2020 y 2022, hubo 4 cambios respecto a las instituciones
encargadas de realizar los procesos de licitación y compra de medicamentos e
insumos médicos. Con ello se desmanteló el sistema de compras y distribución
especializado que el IMSS había encabezado en los últimos años. Las
modificaciones generaron un desabasto que persiste hoy en día, lo que derivó en
la desatención de enfermedades como VIH, diabetes y cáncer, entre otras.
Colectivos han reportado en un estudio llamado “Radiografía del Desabasto” que
desde el año 2019 al 2021 no se surtieron de forma efectiva poco más de 49
millones de recetas en las principales instituciones de seguridad social, que
se traduce en un promedio trianual de 16.3 millones de recetas; representa un
incremento muy significativo comparado contra los datos del 2017 y 2018, en
donde no se surtieron 3.5 y 2.9 millones de recetas respectivamente, es decir,
las recetas no surtidas de forma efectiva se encontraba en aproximadamente 1.2%
de las recetas totales y para el 2021 dicho porcentaje se elevó al 9.7%.
El IMSS es la institución
que tiene mayores problemas de desabasto con un promedio trianual de 14.3
millones de recetas no surtidas de forma efectiva por año; seguido del ISSSTE
con 760 mil de recetas. Previo al 2019, el porcentaje de recetas no surtidas en
el IMSS era menor al 1% del total de recetas, para el 2021 el porcentaje se multiplicó
por 10; en el ISSSTE se duplicó el porcentaje de recetas no surtidas en el
mismo período.
Para el 2022 se reportan más
de 11 millones de recetas no surtidas únicamente en el IMSS, una aparente
mejora pero ello refleja que estamos aún muy lejos de haber resuelto el
problema. Preocupa que para 2023 y 2024 se tengan condiciones muy parecidas a
los 4 años previos del actual gobierno: entremezcla de compras consolidadas
parciales, con abundancia de adjudicaciones directas y problemas de
distribución.
3.
Presupuesto insuficiente: El presupuesto del sector salud presenta para el 2023 un
incremento global de 4.2% comparado con lo aprobado para 2022 y
es insuficiente. El gasto en salud es equivalente al
2.84% del PIB, lo que significa que se mantiene una brecha presupuestaria de,
al menos, 3 puntos del PIB con relación a la recomendación de la OMS de
destinar -por lo menos- el 6% del PIB a la salud para atender las necesidades
del sector. Este bajo nivel de financiamiento, desatiende las recomendaciones
internacionales, restringe los servicios de salud, obliga a decidir entre
niveles de atención y hace irrealizable la meta de alcanzar un sistema como el
de Dinamarca ya que ese país invierte alrededor del 11% de su PIB en salud, es
decir, 4 veces más que México.
4.
La austeridad trajo consigo un aumento en el gasto de bolsillo
de millones de mexicanos: La falta de inversión pública en salud generalmente se cubre con
recursos del bolsillo de las familias. Según el CIEP, el gasto de bolsillo de
los hogares se incrementó en 40% de manera general y 68% en el concepto de pago
por medicamentos, al pasar de $376 pesos en 2018 a $632 pesos en 2020,
demostrando que tampoco se ha procurado la protección financiera de las
personas. Esto debilita el progreso hacia la cobertura universal, al ser
una barrera que discrimina entre quienes tienen recursos y quienes no para su
atención médica.
Propuestas COPARMEX
Compartimos la aspiración de tener un sistema de salud digno y que
proteja a todos, por eso planteamos las siguientes propuestas con la finalidad
de que en los próximos años nos enfilemos por el camino correcto.
En el corto plazo: No hay tiempo que perder, de aquí al 2024 los esfuerzos deben
centrarse en fijar los fundamentos que hagan viable la reforma del Sistema
Nacional de Salud para alcanzar la universalidad de los servicios y con ello
hacer efectivo el derecho humano de protección a la salud de los mexicanos.
Deben darse reasignaciones al presupuesto 2023 y robustecerse la
propuesta para 2024.
En el largo plazo: El énfasis debe estar orientado a los servicios preventivos.
La proporción de enfermedades que podrían prevenirse
es muy alta tomando las medidas correctas. Además, una reforma financiera del
gasto en salud tendría que plantear alcanzar -por lo menos- el nivel promedio
de gasto al de países con un nivel de desarrollo similar que es de alrededor del 7% del PIB; debe rediseñarse un paquete común de beneficios al que toda
persona tenga derecho, es decir, un seguro universal con fondos que prevengan
gastos catastróficos. Ambos mecanismos blindados para que se cuente con 100% de
transparencia.
El personal de salud es
clave para la mejora en la calidad: El acceso
universal a los servicios de salud debe fundamentarse en el fortalecimiento de
los recursos humanos; es necesario que cuenten con una paga digna y con
incentivos adecuados para que brinden trato digno, respetuoso, profesional y de
calidad. México no puede darse el lujo de abandonar ni la formación de cuadros
universitarios ni la investigación que proporcione la evidencia necesaria para
atender las necesidades de salud. La universalidad deberá considerar
también la construcción y operación de mecanismos para la evaluación del
desempeño y la rendición de cuentas a fin de lograr más salud por el dinero que
el país invierte.
Colaboración entre el
sector privado y el sector público: Porque
nadie es mejor que todos juntos, el acceso
universal tendría que contar con la participación del sector privado para
desarrollar asociaciones de inversión en infraestructura, abasto de insumos y
medicamentos, obra social, sistemas de información y tecnología de
comunicaciones, así como en la prestación de servicios.
Este ha sido uno de los puntos débiles en la búsqueda de la
universalización; hay mucho trabajo por hacer de forma solidaria. Es preciso
recordar que en Dinamarca, las empresas del sector desempeñan un papel
fundamental de acompañamiento en el diseño y la implementación de políticas
públicas en materia de salud.
Prevención como base: En relación con esta colaboración público-privada, una de las
enormes áreas de oportunidad es combatir 3 enfermedades silenciosas que nos
están sobrepasando: diabetes, hipertensión y obesidad. Queremos que las
empresas ofrezcan a los trabajadores chequeos básicos de salud: medición de
peso, presión arterial, lípidos y glucosa, para evitar en lo posible y detectar
estas enfermedades en etapas tempranas. Creemos que el “Bono de Salud” que ha
planteado el Dr. Francisco Moreno, puede ser una importante acción para hacer
partícipes a los trabajadores en procurar su bienestar con base en metas de
salud asociadas con bonos económicos que los incentiven a cambiar hábitos.
Mucho podemos hacer el gobierno y las empresas en la materia.
En COPARMEX promovemos el Modelo de Desarrollo Inclusivo como una
ruta posible y realizable para tener un mejor país. Dos principios sobre los
que se sostiene son que: las personas deben estar al centro de la toma de
decisiones y que las empresas son factor de cambio social. Por eso, en el marco
de la conmemoración del Día Mundial de la Salud, reiteramos nuestra disposición
y compromiso de coadyuvar en lograr la cobertura sanitaria universal,
incluida la protección contra los riesgos financieros, el acceso a servicios de
salud esenciales de calidad y el acceso a medicamentos y vacunas inocuos,
eficaces, asequibles y de calidad para todos; porque un mejor país es uno donde
las personas se desarrollan felices y saludables desde su nacimiento. La salud
es un derecho humano que debemos garantizar a todos los mexicanos.
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