jueves, 18 de septiembre de 2025

UNAM y gobiernos emprenden acciones hacia un futuro sostenible de la ZMVM

 


• Signaron el Llamado a la acción por una nueva gobernanza sustentable en la Zona Metropolitana del Valle de México, acto presidido por Miguel Armando López Leyva, Alejandro Encinas Rodríguez y Julia Álvarez Icaza Ramírez

La UNAM y autoridades de los gobiernos de la Ciudad de México, Hidalgo, Estado de México y Morelos firmaron en esta casa de estudios el Llamado a la acción por una nueva gobernanza sustentable en la Zona Metropolitana del Valle de México, un plan de siete puntos para trabajar de manera conjunta.


El objetivo es avanzar hacia un modelo que promueva la sostenibilidad, equidad y corresponsabilidad en la región. El coordinador de Humanidades de la Universidad Nacional, Miguel Armando López Leyva, aseveró que la magnitud de la riqueza y la potencialidad de la zona, en todos los sentidos, es proporcional a la extensión y urgencia de sus necesidades, las históricas y las emergentes.

En ocasión de la Conferencia Internacional “Gobernanza metropolitana hacia 2050: perspectivas desde la Zona Metropolitana del Valle de México para el Sur Global”, celebrada en el auditorio de Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM, expresó que es posible delinear de forma conjunta un horizonte metropolitano rumbo a ese año con justicia climática, territorial y social.

Ante el director del Programa Universitario de Gobierno de la UNAM, Eduardo Robledo Rincón; el secretario de Planeación, Ordenamiento Territorial y Coordinación Metropolitana, Alejandro Encinas Rodríguez; y de la secretaria de Medio Ambiente, Julia Álvarez Icaza Ramírez, ambos del Gobierno de la Ciudad de México; López Leyva argumentó:

“Converge en las voluntades institucionales reunidas hoy en torno a un llamado abierto e incluyente. En los diversos esfuerzos de entendimiento y elaboración de políticas, la Agenda 2030 sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible es central”.

Dijo que esta agenda, que ha sido adaptada por México y por nuestra Universidad, a través del Plan de Desarrollo Institucional 2023-2027 de la Rectoría, plantea en su Objetivo 11 “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”.

Según el documento, el horizonte para las metrópolis y la humanidad descansa en lograr un desarrollo en el que converjan la igualdad y dignidad de las personas, la protección del planeta contra la degradación, la vida próspera y plena, la paz y las alianzas entre todos los sectores relacionados.

Acciones decididas

En tanto, Alejandro Encinas agradeció la hospitalidad de la UNAM para realizar la Conferencia, y en particular la implementación del convenio que hemos suscrito con la Coordinación de Humanidades en el cual participan todos los programas de la Universidad y algunos institutos de relevancia, como el de Geografía y el de Investigaciones Económicas, que darán soporte académico, técnico y profesional para la consolidación del programa de mantenimiento territorial y de los nuevos instrumentos que se llevarán a cabo.

“En el caso de la Ciudad, estamos en el proceso de elaboración del programa de desarrollo, el programa de ordenamiento territorial, los programas de las alcaldías y también habrá una discusión de carácter federal”, adelantó.

A su vez, Julia Álvarez Icaza leyó el documento conjunto donde los firmantes -entre ellos personal académico de la UNAM- sostienen que la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) es un territorio compartido que trasciende fronteras políticas y administrativas, en el que los fenómenos cotidianos, movilidad, gestión del agua, expansión urbana, desigualdad social, contaminación e impactos de la crisis climática no reconocen límites.

“Esta realidad exige una gobernanza metropolitana renovada, basada en la justicia social, la justicia territorial y la justicia climática, con una misión de sustentabilidad que articule el presente y el futuro de nuestras comunidades”, sostuvo la funcionaria del gobierno capitalino quien además leyó los siete puntos del Llamado:

A los funcionarios del gobierno federal, gobiernos estatales y municipales, a consolidar un frente común que actúe de manera conjunta en defensa del territorio compartido, reconociendo que la justicia territorial es condición indispensable para garantizar la justicia social; A las alcaldías y municipios, a fortalecer su papel como primera línea de gobernanza, priorizando la participación ciudadana, la inclusión en comunidades originarias y la defensa de los bienes comunes que sostienen la vida;

A las autoridades legislativas y judiciales, a construir y respaldar marcos normativos que pongan freno a la especulación inmobiliaria, reconozcan el derecho humano al agua, a la vivienda digna y a un ambiente sano y aseguren que la metrópoli se desarrolle bajo principios de equidad y legalidad; A la academia, a profundizar la investigación aplicada en la formación de nuevas generaciones de profesionales comprometidos con la sustentabilidad y la justicia territorial y a poner el conocimiento al servicio del bien común y no de intereses particulares;

A los actores sociales, económicos de la sociedad civil, a orientar inversiones y acciones hacia la sustentabilidad y la adaptación climática, impulsando energías limpias, movilidad basada en energías limpias y cadenas de valor responsables, garantizando la defensa del territorio, el agua y los derechos humanos mediante vigilancia, incidencia y participación comunitaria; A las ciudades y a los gobiernos del sur global, a fortalecer la cooperación y la solidaridad entre nuestros pueblos, a integrar una red de ciudades del sur global que articule estrategias comunes de gobernanza y adaptación construidas desde nuestras realidades y capacidades, con la conciencia de que somos la primera línea de batalla frente a los efectos de la crisis climática; y

A la comunidad internacional, a reconocer que la justicia climática comienza en el reconocimiento de las responsabilidades históricas y que las ciudades del sur no deben seguir pagando el costo de una crisis provocada por el norte global, invitamos a sumarse a este esfuerzo y acompañarnos en la construcción de un futuro común más justo y más sostenible.

Al evento asistieron: Miguel Ángel Tello Vargas, secretario de Planeación y Prospectiva del Gobierno del Estado de Hidalgo; Luis Gilberto Marrón Agustín, director general de Proyectos y Coordinación Metropolitana del Gobierno del Estado de México; y Armando Hernández del Fabbro, director general Jurídico de la Secretaría de Gobierno del Estado de Morelos.

Los desastres se vinculan a las vulnerabilidades de las poblaciones y asentamientos humanos: López Leyva


• Se llevaron a cabo el conservatorio “La significación del 19 de septiembre de 1985 en la historia social de la Ciudad de México” y el coloquio “40 años del sismo de 1985. Evolución del conocimiento”
• Se contó con las intervenciones de Tamara Martínez Ruíz, María Soledad Funes Argüello, Marcela Amaro Rosales, José Luis Macías Vázquez, Enrique Guevara Ortiz y Ana Laura Peniche Montfort

La lectura que tenemos en 2025 sobre los fenómenos naturales y los desastres es distinta a la que se tenía en 1985. Hoy se sabe que los desastres son multifactoriales y están vinculados con las condiciones de vulnerabilidad de las poblaciones y los asentamientos humanos, manifestó el coordinador de Humanidades de la UNAM, Miguel Armando López Leyva.

“Desde esta lógica, los desastres son construcciones sociales convirtiéndose los fenómenos naturales en amplificadores de realidades existentes”, afirmó al participar en la inauguración del conversatorio “La significación del 19 de septiembre de 1985 en la historia social de la Ciudad de México”.

En el auditorio “Pablo González Casanova”, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), expuso que de acuerdo con una encuesta realizada por el área de Población de esta entidad académica y otras dependencias, más de la mitad de las 30 mil personas damnificadas que se refugiaron en albergues y campamentos en 1985 tomaron esa opción porque provenían de vecindades de colonias aledañas al Centro Histórico de la Ciudad de México donde rentaban viviendas a bajo costo, pero en inmuebles deteriorados que carecían de mantenimiento.

La encuesta captó el hacinamiento, el uso de viviendas como talleres, por lo que al perder estas hubo quienes también se quedaron sin sus medios de subsistencia.

Acompañado por la secretaria de Desarrollo Institucional de la UNAM, Tamara Martínez Ruíz, el coordinador señaló que este conversatorio es un ejercicio de rememoración colectiva, pero también un momento para pensar en la construcción de un mejor futuro para las siguientes generaciones.

La conmemoración por los 40 años de los sismos de 1985 en la Ciudad de México obliga a pensar en el presente y en el futuro de las urbes desde el desarrollo sostenible, lo cual supone metrópolis con viviendas y servicios básicos adecuados, sistema de transportes seguros, planificación y gestión participativas, reducción de muertes por desastres, disminución del impacto ambiental, añadió.

La UNAM al servicio de la sociedad

Tamara Martínez coincidió en que los terremotos de 1985 evidenciaron las vulnerabilidades sociales acumuladas por décadas de desigualdad, abandono, corrupción y precariedad, y fueron el gran catalizador que permitió que surgiera la ciudadanía, colectiva, organizada y plural y que se apropiara del espacio público.

Destacó que desde los primeros momentos los universitarios -estudiantes, docentes, personal administrativo y académicos- formaron brigadas de rescate, atención médica, evaluación de daños y de organización de la ayuda. Además, se demostró que la producción y divulgación del conocimiento, así como los valores universitarios son, y seguirán siendo, un compromiso al servicio de la sociedad y de todas sus comunidades.

Ese compromiso se transformó en un motor de conocimiento, pues se avanzó a pasos agigantados en campos científicos como la sismología, el urbanismo, ingeniería y protección civil, al mismo tiempo que las humanidades y las ciencias sociales documentaron y analizaron el despertar de la sociedad civil.

“Se estudió a fondo la vulnerabilidad, no como un hecho natural, sino como una construcción social. Y fue esta capacidad de integrar el análisis geofísico con el estudio de los procesos sociales, urbanos y políticos lo que consolidó a la UNAM como un referente internacional en la comprensión integral de los riesgos socioambientales”, acotó.

Lucha de las mujeres, columna vertebral de la reconstrucción

Martínez Ruíz también subrayó: “Ellas removieron escombros, fueron las primeras en organizar albergues, comedores, guarderías y encabezaron los cuidados colectivos. Hicieron en la arena pública lo que ya hacían en la privada: tejieron redes de solidaridad y denuncia. Enfrentaron trabajos extenuantes, exclusiones y dobles jornadas, y no se rindieron”.

Remarcó el papel de las costureras, que en medio de su duelo, encarnaron la dignidad laboral de quienes en décadas no habían tenido seguridad social, salario y reconocimiento frente a la precariedad y la opacidad de los empresarios y las autoridades. Marcharon, exigieron y fundaron el “Sindicato 19 de Septiembre”, la primera organización independiente reconocida. “La lucha y resistencia de las mujeres fue columna vertebral de la reconstrucción, y su liderazgo transformó para siempre la vida pública de la ciudad y del país”, resaltó.

Previamente, la directora del IIS, Marcela Amaro Rosales, dio la bienvenida al conversatorio sobre el fenómeno natural de hace cuatro décadas que, estimó, significa un parteaguas en la historia reciente de México y en particular de su capital.

En ese momento y en los años posteriores, rememoró, la UNAM abrió sus espacios para albergar a damnificados, movilizó a su comunidad académica y estudiantil en labores de apoyo y aportó investigación crítica y conocimiento riguroso desde una perspectiva multidisciplinaria para comprender lo ocurrido.

“En las facultades e institutos se documentó la emergencia, se reflexionó sobre la respuesta social y se propusieron nuevas formas de pensar la planeación urbana y la gestión de riesgo”, apuntó.

A la inauguración asistieron las directoras del Instituto de Geografía y de la Escuela Nacional de Trabajo Social, María Teresa Sánchez Salazar y Carmen Casas Ratia, respectivamente; así como el titular del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, José Gasca Zamora, entre otras autoridades.

Siempre al servicio de la sociedad

En el coloquio conmemorativo “40 años del sismo de 1985. Evolución del conocimiento”, organizado por el Instituto de Geofísica (IGEF) de la UNAM, la coordinadora de la Investigación Científica, María Soledad Funes Argüello, externó que esta actividad académica “es una oportunidad para renovar nuestra convicción de que la ciencia y la Universidad deben estar siempre al servicio de la sociedad”.

El temblor marcó para siempre la historia de nuestro país, pero también fue un punto de quiebre en la manera en que entendemos y enfrentamos los riesgos sísmicos, enfatizó al inaugurar el evento.

En el auditorio Tlayolotl-Ismael Herrera Revilla del IGEF, recordó que el 19 de septiembre de aquel año nos dejó pérdidas irreparables y profundas lecciones. Nos mostró con crudeza la vulnerabilidad de nuestra ciudad, pero también la solidaridad y la capacidad de respuesta de la sociedad mexicana.

“La Universidad Nacional Autónoma de México asumió con plena responsabilidad el reto de encabezar desde la ciencia, las humanidades y la cultura la construcción de un país más preparado, más informado y capaz de sobreponerse”.

Esta casa de estudios, abundó, fue fundamental en la creación del Centro Nacional de Prevención de Desastres y en la consolidación del Sistema Nacional de Protección Civil, instituciones que hoy son referencia obligada en la gestión del riesgo.

El personal académico ha contribuido en el desarrollo de los reglamentos de construcción, sustentados en estudios de campo, modelos numéricos y analíticos que permitieron entender cómo se comportan las estructuras ante los sismos.

Los grupos universitarios han avanzado en el estudio de la fuente sísmica, el movimiento de terreno y la respuesta sísmica, investigaciones que han sido referentes a nivel mundial. A ello se suman metodologías para cimentaciones, análisis de vulnerabilidad, resiliencia estructural, monitoreo de salud e infraestructura y estudios sobre el comportamiento dinámico de suelos. El liderazgo de la UNAM en este campo se refleja también en la historia del Servicio Sismológico Nacional (SSN) que desde 1929 está bajo la tutela de esta casa de estudios.

Al hacer uso de la palabra, el director del IGEF, José Luis Macías Vázquez, compartió: “En ese entonces, el papel del director del Instituto de Geofísica, Ismael Herrera Revilla (presente en el evento), fue fundamental en la respuesta científica a la emergencia”.

En un contexto marcado por la incomunicación y la precariedad tecnológica, organizó un equipo para desplegar aparatos portátiles y recurrió a antiguos sismógrafos mecánicos para registrar las réplicas y recopilar información indispensable. Apoyó a varios de nuestros sismólogos, entre otros Cinna Lomnitz, quien fue también una pieza clave en la instalación de la Red Sísmica de Apertura Continental, la cual en 1986 aumentó la capacidad del Monitoreo Sísmico y del SSN, prosiguió.

Una nueva visión

A decir del director general del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), Enrique Guevara Ortiz, a partir de la lección del sismo hubo una nueva visión. El Estado mexicano creó el Sistema Nacional de Protección Civil y dos años después el Centro Nacional de Prevención de Desastres, con el apoyo de la UNAM, la cooperación internacional y el compromiso del gobierno federal.

“Esa alianza entre ciencia, instituciones y sociedad nos permitió dar un paso histórico hacia un modelo más sólido de prevención y de gestión del riesgo. Gracias a ese respaldo se consolidó la red sísmica mexicana, que hoy es base para la vigilancia de nuestra sismicidad y el Sistema Nacional de Alerta de Tsunamis, que contribuye a proteger a millones de personas en zonas costeras”, describió.

Consideró que, 40 años después, debemos reafirmar que los desastres no son naturales, son la materialización de riesgos que nosotros mismos construimos a través de nuestras decisiones y de la manera en cómo ocupamos el territorio con las condiciones sociales y económicas que generan vulnerabilidades.

En el CENAPRED, aclaró, seguimos firmes en esa ruta, porque prevenir no es opcional. Es un acto de justicia social, de amor a la vida y de responsabilidad con las próximas generaciones”.

En su oportunidad, Ana Laura Peniche Montfort, coordinadora de la Hemeroteca Nacional (adscrita al Instituto de Investigaciones Bibliográficas), subrayó el papel de la prensa luego de los sucesos. “En medio del caos y la incertidumbre, cuando las estructuras cayeron y las comunicaciones se interrumpieron, los medios de comunicación se convirtieron en la única ventana a la realidad para millones de personas. Sin redes sociales, ni internet, periodistas, fotógrafos y camarógrafos asumieron la enorme responsabilidad de informar”.

Documentaron la destrucción y se constituyeron en el puente entre las autoridades y la ciudadanía; y entre las familias desesperadas que buscaban a sus seres queridos. La cobertura de la prensa no fue simplemente un registro de los hechos, fue un acto de servicio, un testimonio de la solidaridad y la resiliencia de una ciudad que se negaba a rendirse.

“Las publicaciones periódicas de aquellos días, impresas en papel, son mucho más que simples reportes noticiosos, son el testimonio tangible de nuestra historia colectiva”, concluyó

A esta actividad acudieron: Arturo Iglesias Mendoza, jefe del SSN; los investigadores eméritos Ismael Herrera Revilla y Gerardo Suárez Reynoso; además de exdirectores del IGEF, entre otras personalidades.

Innumerables aportaciones de la UNAM a cuatro décadas de los sismos de 1985

 


• Ha desarrollado, de manera ininterrumpida, labores de docencia, investigación y difusión de la cultura para fortalecer la resiliencia social y contribuir al bienestar de la población
• El conocimiento generado por sus expertas y expertos ha sido fundamental para la elaboración de reglamentos de construcción
• El Servicio Sismológico Nacional, a su cargo a partir de 1929, se consolidó como el ente rector en el registro, análisis e investigación de los movimientos telúricos en México

A 40 años de los sismos de 1985, en la UNAM se ha construido una cultura de prevención en materia de análisis y mitigación de riesgos: cuenta con alerta sísmica en todas las instalaciones; ha implementado protocolos de evacuación ante distintos riesgos; sistematizado los programas internos de protección civil; y creado seminarios, cursos, talleres, capacitación y grupos de trabajo.

En el marco de la responsabilidad social y académica que mantiene con la sociedad, ha impulsado de manera constante iniciativas orientadas a la comprensión y estudio de los movimientos sísmicos, mitigación del riesgo, seguridad estructural y apoyo a comunidades vulnerables.

Considerando la presencia continua de actividad sísmica en nuestro país, y particularmente después de los devastadores efectos de los terremotos de septiembre de 1985, la Universidad ha desarrollado de manera ininterrumpida labores de docencia, investigación y difusión de la cultura en rubros clave para fortalecer la resiliencia social y contribuir al bienestar de la población.

Esta casa de estudios, mediante infraestructura e investigación, fue fundamental en la creación del Centro Nacional de Prevención de Desastres y en la consolidación del Sistema Nacional de Protección Civil.

Además, el conocimiento desarrollado por sus expertas y expertos ha sido fundamental para la elaboración de los reglamentos de construcción más avanzados en edificaciones sismo-resistentes, por ejemplo a través de investigaciones numéricas, analíticas y de campo sobre el comportamiento de estructuras de acero, concreto o mampostería y la posterior incorporación en las normas. Y, de manera adicional, a través del desarrollo y verificación de técnicas de rehabilitación, reparación y reforzamiento de estructuras.

Asimismo, se ha establecido vinculación con organismos de protección civil y autoridades gubernamentales para la revisión de seguridad estructural de numerosas edificaciones: Instituto para la Seguridad de las Construcciones del Gobierno de la Ciudad de México; INFONAVIT; FOVISSSTE; y el Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa.

Un referente

La UNAM ha consolidado una de las redes sismológicas más robustas de Latinoamérica, con instrumentación moderna y procesos de automatización, lo que facilita el monitoreo continuo y confiable de la actividad sísmica en nuestro territorio.

El Servicio Sismológico Nacional, desde 1929 bajo la tutela de la UNAM, y a cargo del Instituto de Geofísica, se consolidó como el ente rector en el registro, análisis e investigación de los sismos en México, siendo pionera en instrumentación y formación de especialistas.

En ese sentido, ha implementado estrategias de comunicación oportuna y precisa sobre la actividad sísmica, difundiendo casi en tiempo real datos esenciales como magnitud, profundidad y ubicación a través de su portal institucional y redes sociales, con el fin de mantener a la sociedad informada y preparada.

De manera adicional, se ha vinculado estrechamente al alumnado de la Universidad de manera que existe una gran cantidad de trabajos de tesis y otras formas de titulación, así como de artículos de investigación.

Además, se han organizado cursos y talleres, ciclos de conferencias y mesas redondas dirigidos a estudiantes, profesionales, personal de protección civil y autoridades en temas de diseño sismorresistente, normas de construcción y gestión del riesgo.

El grupo de sismólogos universitarios logró avanzar, de manera notable, en el conocimiento de la respuesta sísmica del Valle de México, lo cual ha sido un referente de la investigación en el mundo. Como muestra se han realizado estudios sobre fuente sísmica y movimiento del terreno, así como de vulnerabilidad y riesgo sísmico.

También investigaciones en materia de sismos de fuente cercana dentro del Valle de México (Mixcoac); identificación y mitigación de grietas en suelo; métodos de diseño de sistemas de cimentaciones; e instrumentación de estructuras y cimentaciones.

Las y los especialistas han implementado metodologías y estudios técnicos para el análisis, evaluación, diseño y rehabilitación de estructuras expuestas a amenaza sísmica, considerando normativas nacionales e internacionales, además de guías para evaluación y rehabilitación de escuelas y edificios de patrimonio arquitectónico.

Además, estudios del comportamiento dinámico de suelos; monitoreo y evaluación de la salud estructural de infraestructura; torsión sísmica de edificios; riesgo sísmico; y resiliencia y vulnerabilidad estructurales.