El Informe ‘Situación México’ señala que la demanda interna continúa ralentizándose, el consumo privado cae (-)0.1% acumulado a junio y la inversión fija bruta desciende (-)6.4%.
La institución financiera dio a conocer el Informe ‘Situación México’, análisis que destaca que la economía mexicana tuvo un desempeño favorable durante el primer semestre del 2025, pero con expectativas de una desaceleración económica para la segunda mitad del año, por lo que ajusta al alza la previsión de crecimiento del país a 0.7% al cierre del 2025.
Debilidad de la demanda interna en 2025
De acuerdo con el estudio elaborado por BBVA Research México la demanda interna muestra debilidad como consecuencia de la incertidumbre y el lento crecimiento de la masa salarial real. Según el INEGI, el consumo privado ha caído (-)0.1% en términos acumulados al mes de junio y la inversión fija bruta descendió (-)6.4% en el mismo periodo. En lo que se refiere al menor dinamismo en el gasto de los hogares es derivado de la ralentización de la masa salarial real, que en agosto creció 3.9% anual (muy por debajo del máximo histórico de 9.8% alcanzado en junio de 2023), además del deterioro en la confianza del consumidor que suma ocho caídas consecutivas en términos interanuales desde enero y una variación de -1.5% anual en agosto, según lo reportado en el Indicador de Confianza del Consumidor del INEGI.
Con respecto a la inversión fija bruta, la incertidumbre generada por la nueva política comercial con EE.UU. y el menor gasto público en construcción desde 2024 —por el cierre de proyectos insignia del gobierno federal— han impactado negativamente. La inversión en construcción en junio acumula once caídas anuales consecutivas, alcanzando un nivel 6% inferior al de enero 2024. El sector de maquinaria y equipo, ha visto mermado su dinamismo por el replanteamiento de las estrategias de inversión de las empresas ante la duda persistente relativa al alcance y duración de los nuevos aranceles. Al mes de junio, suma seis caídas anuales consecutivas y está 8% por debajo del nivel de enero de 2024.
En lo que se refiere a la producción por el lado de la oferta, la industria continúa restando a la actividad económica: al mes de julio registró una contracción de (-)1.2% anual acumulada. Al interior, la minería presenta el mayor retroceso con una caída de (-)7.8%; la construcción disminuyó (-)1.5% y la manufactura permanece estancada (0.0%). El sector terciario sostiene la actividad económica, con un crecimiento de 1.1% anual acumulado enero-julio; dentro de este sector uno de los subcomponentes es el comercio al menudeo que presenta el mayor impulso con una variación acumulada de 4.2% a julio.
Aunque el adelanto de pedidos de exportación en la primera mitad del año aportó un impulso positivo al crecimiento, la evidencia sugiere que dicho efecto fue transitorio. La moderación en el ritmo de creación de empleo —en particular en el sector industrial— sugiere que el consumo privado tenderá a desacelerarse en la segunda parte del año, en un contexto en el que la inversión muestra una clara pérdida de dinamismo.
Estancamiento del empleo formal pese al repunte temporal por incorporación de trabajadores de plataformas digitales
El Informe ‘Situación México’ detalla con base en datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI que el mercado laboral continúa mostrando cierta estabilidad; no obstante, dicha estabilidad resulta frágil al contrastarse con la débil dinámica de creación de empleo formal reportada por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). De acuerdo con la ENOE, en julio la tasa de participación laboral alcanzó 60.2%, lo que significó un incremento de 0.8 puntos porcentuales respecto al promedio observado en los meses previos del año. Sin embargo, esta mayor participación no se tradujo en un aumento del desempleo, que permaneció en 2.6% en cifras desestacionalizadas, nivel similar al promedio anual y claramente por debajo del promedio histórico de 4.0% desde 2005. Aunque este crecimiento de la fuerza laboral no elevó la tasa de desempleo, sí impulsó un repunte en la informalidad laboral, que aumentó 1.1 puntos porcentuales respecto al promedio anual de 54.6%, alcanzando 55.7% en julio.
De acuerdo con cifras del IMSS, el empleo formal en México alcanzó un máximo histórico en julio con 23.59 millones de puestos de trabajo. Este crecimiento fue impulsado principalmente por la incorporación de 1.29 millones de trabajadores de plataformas digitales, lo que resultó en un incremento anual del empleo formal de 5.6%; no obstante, este aumento fue en gran medida un efecto estadístico, ya que reflejó la formalización de empleos preexistentes y no la creación de nuevos puestos de trabajo. Para el mes de agosto, la mayor parte de los trabajadores de plataformas digitales dejaron de ser contabilizados como empleados formales y solo se consideran como afiliados al IMSS al no superar el umbral legal de ingresos netos; como resultado, el crecimiento anual del empleo formal se redujo significativamente, pasando de 5.6% en julio a 0.5%. Para el mes de agosto el crecimiento anual del empleo nuevamente mostró debilidad con un crecimiento de 0.3%; esto último, a pesar de que estas cifras incluyen a los 133,178 trabajadores digitales que sí lograron superar el umbral de ingreso y permanecieron registrados como puestos formales.
En materia salarial, el estudio precisa que en agosto los salarios reales crecieron 3.7% anual y la masa salarial real aumentó 4.0%. Ambos indicadores mantienen una trayectoria descendente, siendo particularmente relevante el caso de la masa salarial, cuyos incrementos se mantienen por debajo del promedio observado entre 2012 y 2024.
En conjunto, los datos revelan un panorama de estabilidad frágil, con baja tasa de desempleo, pero acompañadas de un crecimiento de la informalidad laboral, una limitada generación de puestos formales y un desempeño moderado de la masa salarial, con implicaciones directas sobre el consumo.
Hacia adelante, la formalización de trabajadores digitales amplía la cobertura de seguridad social, aunque su efecto es mayormente estadístico y no modifica la tendencia de debilidad en la creación de empleo formal. Bajo este escenario, BBVA Research México estima que el empleo formal crezca 0.8% en 2025 y adquiera algo de tracción hacia 2026 con un avance de 1.7%, lo que confirma que el menor dinamismo económico continuará restringiendo tanto la generación de puestos de trabajo como el crecimiento de la masa salarial y, en consecuencia, del consumo.
El repunte de la inflación en 2T ha comenzado a revertirse en 3T; la inflación de servicios se seguirá moderando
La inflación general revirtió el repunte que tuvo durante el segundo trimestre como resultado de un menor ritmo de aumento en la inflación de mercancías, la desaceleración en la de servicios, la caída de la inflación no subyacente y efectos base favorables. Así como anticipó BBVA Research México, el repunte del segundo trimestre fue transitorio. Tras situarse por debajo del 4.0% AaA y promediar 3.7% anual en el primer trimestre, subió a 4.2% AaA en el segundo y bajó a 3.5% AaA en julio-agosto. Un efecto base desfavorable llevará la inflación a 3.7% AaA en septiembre, dado que la inflación aumentó apenas 0.05% MaM en septiembre de 2024. Tras la volatilidad observada en el segundo y tercer trimestres, se prevé que la inflación se estabilice a un promedio de 3.7% AaA en el cuarto trimestre y cerrar 2025 en 3.8% AaA.
La inflación subyacente, la que mejor refleja la tendencia de la inflación de mediano plazo, había regresado ya a los niveles de estabilidad de precios. La inflación subyacente se mantuvo por debajo de 4.0% AaA durante el cuarto trimestre de 2024 y el primero de 2025, con un promedio de 3.7% AaA en ese período; sin embargo, repuntó en el segundo trimestre, alcanzando 4.2% AaA en junio. Aunque no registró incrementos adicionales en julio-agosto, la inflación se mantuvo estable en ese nivel, ligeramente por encima del límite superior del rango de variabilidad en torno a la meta de Banxico de 3.0% AaA.
El estudio explica qué ha provocado este repunte de la inflación subyacente, señalando dos factores que lo explican: i) una aceleración mayor a la prevista en el ritmo de incremento mensual de la inflación de mercancías —tras promediar 0.20% MaM en 2024, aumentó a 0.50% MaM en promedio durante el primer semestre de este año—, y ii) la persistencia de la inflación de servicios, que mostró rigidez a la baja a pesar del debilitamiento de la demanda y la ampliación del output gap negativo —tras promediar 0.40% MaM en 2024, sólo descendió ligeramente a 0.34% MaM en el primer semestre de este año. Si bien existen indicios de que ambos factores comenzaron a moderarse en julio-agosto —la inflación de mercancías aumentó en promedio 0.2% MaM, un ritmo similar al del año pasado, y la de servicios 0.3% MaM, -0.1pp respecto a julio-agosto de 2024—, la inflación subyacente no ha mostrado descensos y permanece estable en 4.2% AaA. Lo positivo es que la inflación de servicios se desaceleró de un promedio de 4.6% AaA en el 2T a 4.4% en julio-agosto, con descensos generalizados en sus principales componentes: la inflación de vivienda pasó de 3.6% a 3.4% AaA, la de colegiaturas de 5.8% en junio a 5.3% en agosto, y la de otros servicios —el rubro de mayor peso relativo y mejor indicador de la tendencia en servicios— de 5.5% en junio a 5.2% AaA en agosto.
Hacia delante, BBVA México prevé que un contexto de debilidad de la demanda seguirá propiciando un continuo descenso en la inflación de servicios, compensando el regreso de la inflación de mercancías a niveles de c. 4.0% AaA. Hacia el cierre de 2025 y a lo largo de 2026, anticipa una consolidación del proceso de recomposición entre la inflación de mercancías y la de servicios: mientras la primera tenderá a estabilizarse en los niveles ya alcanzados, la segunda mostrará un descenso significativo, acercándose a 3.0% AaA. Para el cierre del año, se anticipa únicamente un leve descenso de la inflación subyacente, que se ubicaría en 4.1% AaA.
Hacia 2026, la institución financiera mantiene la previsión de que concluirá el proceso de desinflación y la inflación entrará en una nueva etapa, situándose por debajo del promedio histórico observado desde la adopción de la meta de 3.0% AaA. En este escenario, anticipa que tanto la inflación general como la subyacente cierren 2026 en 3.5% AaA, nivel que se considera consistente con el equilibrio de largo plazo. Los riesgos a la baja han cobrado mayor relevancia por la debilidad de la economía, y el riesgo al alza asociado a una posible depreciación del peso luce cada vez menos probable en un entorno de debilidad del dólar y mayor apetito global por riesgo, la imposición de aranceles a socios comerciales sin tratado y el incremento de impuestos a ciertos productos introducen un riesgo al alza en las proyecciones de inflación para 2026.
Banxico sigue teniendo espacio para continuar normalizando su postura monetaria en un contexto de debilidad de la demanda interna
La Reserva Federal reanudó la normalización monetaria al recortar su tasa en 25 pb, llevándola a 4.00-4.25%. La decisión respondió a un cambio en el balance de riesgos, el banco central reconoció el repunte de la inflación asociado a los aranceles, el mayor peso está en la debilidad laboral que se refleja en las cifras recientes de empleo. La duda ahora es si esta decisión marcará el inicio de una secuencia de recortes o si la transición hacia una postura neutral será más gradual. El presidente Jerome Powell dejó abierta la posibilidad de una pausa, pero subrayó que un balance de riesgos más equilibrado implica que la Fed debería avanzar hacia la neutralidad, una señal clara de que vendrán más recortes. Aunque una sorpresa inflacionaria o un repunte del mercado laboral podrían justificar una pausa, ambos escenarios parecen poco probables en el corto plazo. El estudio destaca que con ese escenario aumentan las probabilidades de un segundo recorte consecutivo en octubre, lo que inclina el escenario base de BBVA Research México hacia dos reducciones adicionales este año.
El Informe ‘Situación México’ explica que en el país la debilidad de la demanda interna sigue justificando una trayectoria de normalización de la postura monetaria. Banxico redujo su tasa 50 pb en junio y moderó el ritmo en agosto con una reducción de 25 pb; se anticipa otro recorte de 25 pb esta semana, que la ubicaría en 7.50%. Con ello, las reducciones sumarían 250 pb en 2025 (375 pb desde el máximo de marzo 2023), dejando la tasa apenas 18 pb por encima del rango superior de la tasa neutral estimada. Por lo que se considera que persiste espacio para que Banxico siga llevando la tasa hacia una postura más neutral, en un contexto de marcada debilidad de la actividad económica y bajo dinamismo del empleo formal, factores que deberían favorecer una desaceleración más clara de la inflación de servicios. Otros elementos también apoyan la continuidad del ciclo: la fortaleza relativa del peso, la baja volatilidad en los mercados financieros y la reanudación de los recortes por parte de la Fed, que reduce la presión sobre el diferencial de tasas.
El estudio prevé dos recortes adicionales de 25 pb en noviembre y diciembre, con lo que la tasa de referencia cerraría 2025 en 7.00% y posteriormente estima que alcanzaría 6.50% en el primer trimestre de 2026.
Las tasas de largo plazo mantienen espacio para seguir bajando, apoyadas por el ciclo de Banxico y la corrección en las primas de riesgo país
En Estados Unidos, los rendimientos gubernamentales de corto plazo registraron reducciones significativas tras el reciente giro en las expectativas de política monetaria de la Fed, mientras que los de mayor plazo mantienen una prima de riesgo relativamente elevada por las nuevas políticas económicas. Desde finales de julio, el rendimiento del Tesoro a 2 años cayó más de 30 pb hasta 3.6%, el de 10 años alrededor de 20 pb y el de 30 años poco más de 10 pb. La menor sensibilidad en el extremo largo de la curva refleja dudas sobre la relación comercial con el resto del mundo y preocupaciones por la falta de acciones fiscales para contener la insostenibilidad de la trayectoria de la deuda pública. Se espera que la incertidumbre asociada a primas de riesgo por plazo más elevadas, persistirá en los próximos trimestres. En consecuencia se estima que el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años continuará oscilando ligeramente por encima de 4% en los próximos meses.
En México, las tasas a lo largo de la curva han descendido como se había anticipado en el escenario anterior y aún hay margen para ajustes adicionales conforme avance el ciclo de recortes de Banxico. Aunque los rendimientos de largo plazo seguirán mostrando una elevada correlación con los bonos del Tesoro estadounidense, recientemente se han visto favorecidos por la caída en las primas de riesgo país, apoyada en un mayor apetito global por riesgo, como por factores locales entre ellos la disciplina fiscal, la presentación de un plan financiero para Pemex y probablemente menor preocupación sobre el marco institucional tras la reciente entrada de la nueva corte. El escenario base proyecta que el rendimiento de los Bonos M a 10 años descenderá desde su nivel actual de 8.8% a 8.6% a finales de 2025 y 8.2% a finales de 2026.
El Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público se elevará a 52.3% en 2025 de 51.3% del PIB en 2024
Finalmente el Informe ‘Situación México’ detalla que después de haber conocido los Criterios Generales de Política Económica 2026 se prevé que el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) llegue a 52.3% del PIB en 2025 frente a 51.3% en 2024. Si bien la consolidación fiscal propuesta para 2026 es de solamente dos décimas de puntos porcentuales, ya que los RFSP pasarían de -4.3% a -4.1% del PIB, las presiones del gasto público y el cada vez menor espacio fiscal para recortarlo, hacen prever que esta consolidación continuará avanzando lentamente durante el próximo año. Factores como el aumento de programas sociales, apoyos a Pemex de parte del gobierno federal, las pensiones públicas, el servicio de la deuda y el poco margen de crecimiento de la recaudación tributaria sin una reforma fiscal, el gobierno federal muy probablemente tendrá que hacer ajustes al gasto programable para generar déficits públicos en torno a 2.0% del PIB y así evitar que la deuda pública (% del PIB) retome su trayectoria ascendente, lo que representará un reto complejo de política fiscal.
Si la disciplina fiscal no fuera suficiente y el gobierno federal solamente pudiera reducir el déficit público a niveles promedio de alrededor de 3.7% del PIB en 2025-2030, entonces la deuda podría aproximarse a 58.1% del PIB en 2030, esta posibilidad pondría en riesgo la calificación crediticia soberana y el grado de inversión.
Respecto al peso mexicano, BBVA México anticipa que mostrará una ligera depreciación en los siguientes meses por el muy probable menor diferencial de tasas entre México y Estados Unidos y así como por la desaceleración económica nacional. Se prevé que el tipo de cambio cierre 2025 en 19.44 pesos por dólar, tras haber registrado un pico promedio mensual de 20.55 en enero de 2025.
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