Por Mario Sánchez, director regional de D2L para Latinoamérica
Ante la
situación de emergencia sanitaria que está viviendo el mundo vemos que
pocas instituciones educativas están realmente preparadas
para continuar brindando sus servicios con la misma calidad.
Y
aunque la respuesta de las instituciones ante la emergencia puede ser
distinta en cada caso. Prácticamente la mayoría de las grandes
universidades están migrando sus actividades a una versión online. Esto
significa que en realidad solo están haciendo una versión a distancia
de sus esquemas educativos en la que los estudiantes se conectan a
través de una plataforma, ven al docente en tiempo
real y reciben el mismo contenido que les darían dentro del salón de
clase.
Si no
estamos formando a los estudiantes en el uso correcto de las
herramientas digitales, no los estamos preparando para lo que se van
a encontrar fuera de la universidad y que las empresas están ya
exigiendo.
Dar una
clase magistral por videoconferencia no es educación en línea, sino
solo una herramienta digital para seguir con metodologías
presenciales en un entorno virtual.
Por
supuesto, esta medida temporal ayuda a dar continuidad al aprendizaje
durante la emergencia, sin embargo, tiene limitaciones. Entre
esos límites están su poca escalabilidad, es decir, alcanzar al mayor
número de alumnos depende de la conectividad del docente, de los alumnos
y la asistencia en tiempo real.
Aunque
ya hay universidades que imparten clases híbridas, es decir, que
combinan esquemas de enseñanza tradicional y en línea dentro del
mismo plan educativo, el reto es muy grande debido a las necesidades de
infraestructura tecnológica y de innovación que deben satisfacer las
escuelas para brindar a la comunidad estudiantil una educación con la
mayor calidad posible.
Más que
reaccionar ante una contingencia, se trata de estar al nivel de las
exigencias de una sociedad que ya está totalmente inmersa
en un mundo tecnológico.
Es así
que la respuesta ante la situación de contingencia, demuestra que las
universidades deben estar preparadas con mucho más que medidas
emergentes que resuelvan las necesidades a medias. Deben capacitar a su
plantilla docente y prepararse para aplicar diferentes formatos de
enseñanza, tanto en sitio como de manera remota, incluyendo metodologías
que aumenten el dinamismo de las clases en línea.
Entre
las herramientas que existen para llegar a ese dinamismo están las
plataformas de aprendizaje en línea, las cuales ofrecen una gran
cantidad de ventajas respecto a las simples videoconferencias. Por
ejemplo, dichas plataformas permiten alojar contenidos que los alumnos
pueden ver en línea las 24 horas del día, además de tener acceso a
videos, documentos y sesiones en vivo.
A
través de esas herramientas los estudiantes pueden ver el contenido de
sus clases a la hora que puedan para dar continuidad a las materias.
También, esos sistemas se adaptan y crecen de acuerdo a las necesidades
de cada alumno utilizando la tecnología como el mejor aliado en su
proceso educativo.
La
ventaja de tener un sistema de aprendizaje en línea es que todo queda
centralizado en un solo lugar, desde la comunicación oficial
y evidencias de aprendizaje hasta exámenes y calificaciones.
No cabe
duda de que vivimos una realidad compleja y desafiante. Sin embargo,
puede convertirse en la mejor oportunidad para actualizar
y perfeccionar los procesos educativos que no solo nos ayudarán a estar
mejor preparados ante emergencias similares del futuro, sino que
permitirán agregar mucho valor al papel que juegan las instituciones
educativas dentro de las sociedades. Es momento de
ver el vaso medio lleno.
Algunos ejemplos de instituciones que ya implementaron la tecnología como elemento activo de la educación Online:
https://www.d2l.com/es/clientes/ibero/
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