Por Natalia Tieso, Mg en Educación, responsable de desarrollo regional para América Latina del Bachillerato Internacional (IB)
A
partir de la cuarentena en México y el mundo, un estudio afirma que el
91% de los docentes trabaja más o mucho más ahora y le dedica tiempo
extra a
su labor para adaptar materiales, re-jerarquizar contenidos y diseñar
nuevas evaluaciones. Dicha información surge de los resultados de una
encuesta realizada a más de 8,000 padres, alumnos y docentes a nivel
federal sobre las clases remotas de emergencia,
confeccionada por Santiago Bilinkis (emprendedor, tecnólogo y autor).
Entre otras nuevas tareas, debemos destacar también el tiempo que los
docentes le dedican a la búsqueda de recursos en línea, a aprender a
usar las plataformas, a grabar y editar sus propios
videos.
Asimismo,
sería oportuno reflexionar si las escuelas reconocen y valoran la
dedicación adicional que los docentes hoy le brindan a cada clase ya que
la mitad de los padres cree que los docentes están trabajando menos y
la otra mitad de los padres piensan que están trabajando más. Esta
tensión también se ve reflejada en la instancia de evaluación ya que los
padres se muestran divididos en cuanto a la eliminación
de calificaciones en el actual proceso de educación remota de
emergencia (que no es lo mismo que
home-schooling ni educación a distancia): la mitad de los padres
están a favor de la retroalimentación conceptual mientras que la otra
mitad está en desacuerdo.
Sobre la evaluación, Pardo Kulinski y Cobo de
Outliers Shcool,
nos advierten- en su nuevo
libro de expandir la universidad más allá de la enseñanza remota de
emergencia - que “en la pandemia, la prioridad no es el proceso de
calificación, sino la adaptación de los actores a la situación de
crisis, garantizando pequeños éxitos permanentes de aprendizaje”.
Una vez más, leemos entre reconocidos autores, la importancia de una
evaluación basada en las capacidades de colaboración, en el trabajo en
equipo (aun con los alumnos reunidos de manera virtual), habilidades de
comprensión lectora, de pensamiento y de comunicación
al elaborar una monografía, realizar un comentario sobre un comic
leído, un podcast escuchado, o una comparación de fuentes históricas se
presentan como herramientas ideales para una evaluación formativa del
proceso de enseñanza-aprendizaje.
Donde
sí pareciera haber consenso es en la mejora del manejo de la tecnología
por parte de los docentes. Como señala el modelo “70:20:10”, el
aprendizaje
más efectivo es aquel que se lleva a cabo en el mismo trabajo, por lo
tanto, no sorprende saber que los educadores han logrado transformar
esta cuarenta en una oportunidad de aprendizaje propio.
El
60% de los encuestados cree que la “nueva normalidad” en la educación
llegaría en septiembre y aunque todavía no sabemos con certeza esto,
vale la
pena sostener la continuidad de la escuela mientras pensamos en los
próximos pasos a dar.
La Organización CASEL (Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning)
es experta en aprendizaje social y emocional, y recientemente ha elaborado un documento que sirve como
Guía Inicial
para la reapertura de la comunidad educativa donde señala 4 recorridos
de acción que pueden ser de utilidad para reflexionar ahora y a su vez
prepararnos a las situaciones futuras:
1.
Diseñar oportunidades
para que los adultos se conecten, sanen y cultiven sus propias
competencias y capacidades del aprendizaje social y emocional.
2.
Crear un aprendizaje
emocional y físicamente seguro, de apoyo y con entornos atractivos que
promuevan el desarrollo social y emocional de todos los estudiantes.
3.
Utilizar los datos como una oportunidad para profundizar las relaciones y mejorar continuamente.
4.
Brindar apoyo para los alumnos para estudiantes, familias y personal.
Los
educadores no solo enfrentan el desafío de repensar sus próximas clases
(presenciales o bajo un modelo hibrido), sino también
planificar las actividades lúdicas y sociales para mejorar la
convivencia escolar luego de tanta ausencia presencial: ¡una nueva
construcción de vínculos será necesaria!
Acerca del Bachillerato Internacional
En 2018, el Bachillerato Internacional (IB) celebró su 50.o aniversario.
Esta fundación sin fines de lucro, que lideró un movimiento de
educación internacional en 1968, ofrece
ahora cuatro programas educativos exigentes y de alta calidad para
alumnos de 3 a 19 años. A través de un currículo único de alto nivel
académico, promovemos el pensamiento crítico y apostamos por un
aprendizaje flexible que trasciende las fronteras disciplinarias,
culturales y nacionales. En la actualidad, el IB cuenta con más de
1,4 millones de alumnos en más de 5.000 colegios de 153 países. Para
obtener más información, visite
www.ibo.org/es.
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