- Técnicas como la Agricultura de Conservación y el mejoramiento tradicional de cultivos contribuyen a enriquecer los suelos y aumentar el rendimiento, en beneficio de productores.
Especialistas del Instituto de
Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INFAP) y del Centro
Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) consideraron que
técnicas de Agricultura de Conservación y mejoramiento
tradicional de cultivos son opciones viables para hacer frente a los
retos que representa la desertificación y las sequías en México y los
países de Latinoamérica.
Al participar en un ciclo de conferencias
organizada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, los
investigadores coincidieron en que la desertificación y sequía a nivel
regional son temas de interés para la comunidad
científica, que busca generar soluciones para detener y mitigar los
efectos de estas condiciones y contribuir al fortalecimiento de la
seguridad alimentaria.
Expresaron que a nivel América Latina,
estos retos se han convertido en temas de interés global por su impacto
en materia económica y producción de alimentos, por lo que se promueven
medidas de sustentabilidad para generar una
recuperación de los suelos.
En el marco de esta conferencia de la
Subsecretaría de Agricultura, realizada a distancia, la coordinadora de
Investigación Estratégica del CIMMYT, Nele Verhulst, señaló que a través
de técnicas de sustentabilidad es posible generar
un mejoramiento de los suelos e incrementar los rendimientos, en
beneficio de la seguridad alimentaria de los países.
Durante su ponencia “Agricultura de
conservación como eje para la protección y reducción de la degradación
de suelos”, afirmó que la agricultura de conservación genera una mayor
eficiencia en el uso de recursos y aumenta la sustentabilidad
y resiliencia ante los efectos de la desertificación y sequía, esto al
aumentar la humedad en los suelos y reducir la evaporación del agua, lo
que reditúa en un mejor desarrollo de los cultivos e incremento en los
rendimientos.
Actualmente, dijo, se trabaja en realizar
investigaciones de manera local para adaptar las innovaciones a las
distintas regiones y grupos de productores para que se adecúen a este
tipo de prácticas y mejoren su producción de manera
sustentable.
Detalló que el CIMMYT, en coordinación
con operadores locales, cuenta con más de 50 plataformas de
investigación en el país que forman parte de las redes de investigación,
las cuales trabajan con instituciones públicas y privadas
para evaluar el uso de las tecnologías en los sistemas de producción.
Indicó que en el trabajo con estas
plataformas los productores conocen las tecnologías con base en
agricultura de conservación, que aplican en diversos cultivos y
condiciones, tanto en temporal como de riego, lo que hace más eficiente
el uso del agua.
Precisó que la técnica de agricultura de
conservación cuenta con tres componentes: el movimiento mínimo del
suelo, cobertura de la superficie y diversificación de cultivos, que al
ser aplicados funcionan como la base para una producción
sustentable.
A esta base, especificó, se agregan otras
tecnologías sustentables para hacer un uso eficiente de recursos, como
el manejo integrado de plagas y enfermedades y eficiente de agua, así
como uso de genotipos adecuados, entre otros
beneficios.
Comentó que con esta técnica en el suelo
se observa un aumento en el carbono orgánico, mejoras en su estructura y
mayor infiltración del agua, lo cual contribuye a su recuperación.
El investigador del INIFAP, Héctor
Eduardo Villaseñor Mir, destacó que el instituto ha realizado estudios
para impulsar el mejoramiento genético –bajo una técnica tradicional— de
diversos cultivos para contribuir a una mejor resistencia
a sequías y enfermedades.
Resaltó que se realizaron investigaciones
para impulsar el mejoramiento genético, lo cual ha contribuido a
generar cultivos con mayor resistencia a las sequías y, junto con
estrategias de agricultura de conservación, a incrementar
los rendimientos.
Destacó que los trabajos de investigación
para el mejoramiento de cultivos, en particular trigo, han permitido
desarrollar variedades con amplía tolerancia a sequías, mismas que ya
fueron liberadas para que los productores de zonas
con altos niveles de estrés hídrico cuenten con alternativas.
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