Por: Principal
¿Cuándo compras te dices “para eso trabajo” o
“me merezco un lujo después de la semana que tuve”?, si respondiste que sí,
estás realizando gastos emocionales y comprando algo que realmente no
necesitas. La clave no es evitar este tipo de gastos, sino identificarlos y
controlarlos.
Podemos entender un gasto emocional como una
compra no planeada que hacemos conducida por las emociones: a veces compramos
cuando estamos tristes o muy felices; en cualquiera de las dos situaciones
compramos ya sea para mejorar nuestro estado de ánimo o porque le damos menos
importancia a gastar por estar felices. Otra situación se puede dar en
diciembre al buscar los presentes navideños, que al comprar regalos perfectos
para todos, nos olvidamos de nuestro presupuesto y en enero nos llegan más
deudas de las previstas.
Pero, ¿cómo controlarlos? Todo está en el
proceso interno que pasa por nuestra mente, pues si bien pensamos cosas como
“para eso trabajo” o “me lo merezco”, podemos cambiar nuestro discurso interno
por “¿realmente necesito hacer esta compra?”, “¿está dentro de mi presupuesto?”
o “¿tiene sentido que lo compre?”. Sólo nosotros podemos responder a estas
preguntas, así que debemos ser sinceros con nosotros mismos y ahí está la
diferencia entre hacer un gasto emocional y comprar algo que realmente
necesitamos.
Es importante que no caigas en la tentación
de tomar la decisión con base en si te alcanza o no, porque hay mecanismos como
los meses sin intereses con los que de seguro sí lo puedas adquirir. Es muy
tentador sin duda, tener la facilidad de disfrutar de un producto o servicio
hoy y pagarlo más adelante, sin embargo, tienes que tener en cuenta tu
presupuesto y no comprometer tu ingreso futuro. Una recomendación que te puede
ayudar es la fórmula del ahorro, que consiste de restar de tu ingreso el
porcentaje que le quieres dedicar a tu ahorro ese mes y tomar la decisión de
compra con base en los fondos restantes. Entonces, en vez de calcular tus
compras tomando el 100% de tu sueldo, lo harás con base en el 80 o 70%, porque
ya reservaste los fondos para tu ahorro. De esta forma tendrás menor
posibilidad de caer en gastos emocionales y además estarás asegurándote de
ahorrar mes con mes.
Los gastos emocionales por lo general
corresponden a deseos, cosas que queremos tener pero que, al adquirirlos nos
aportan muy poco, restando nuestros recursos y convirtiéndose en cosas
inútiles, además, nos pueden causar estrés por la deuda adquirida o por
emergencias que no podemos pagar posteriormente. Cabe mencionar que también hay
excepciones y hay cosas por las que definitivamente vale la pena adquirir una
deuda, como la compra de una casa.
Otro tipo de gastos son los gastos fuga, que
también son resultado de nuestro estado de ánimo. También los podemos evitar si
sabemos identificar los momentos en que más los hacemos. Contar con un control
de gastos y una planeación financiera te ayudará a mejorar tu situación
económica, tus deudas por pagar o a alcanzar tus metas financieras y de vida.
Para facilitarte la labor, te compartimos los
siguientes pasos para no caer en gastos emocionales:
1.
Identifica las emociones que te hacen gastar. Piensa en las emociones
que te llevan a realizar compras (estrés, cansancio, felicidad, tristeza,
aburrimiento) y así, cuando te sientas de esa manera, podrás evitar este tipo
de compras conscientemente.
2.
Cambia tus hábitos. Busca una manera de pasar tu tiempo sin que gastes
tu dinero, prueba actividades como hacer ejercicio al aire libre, leer un
libro, o visitar a las personas que quieres. Esto te permitirá distraer tu
mente y alejar los gastos de tus bolsillos.
3.
Resiste las tentaciones. Si vas a una tienda y hay descuentos y rebajas,
evita caer en la tentación de comprar. Recuerda, piensa si en verdad lo
necesitas y si tus finanzas te permiten hacer ese gasto sin salirte de tu
presupuesto mensual.
4.
Paga y ahorra, antes de gastar. Empieza el mes liquidando las deudas que
tengas o puedas pagar, después destina un porcentaje de tu sueldo para tu
ahorro y usa el restante para gastar y divertirte. Así, aunque llegues a
gastar, no afectarás tus finanzas personales.
5.
Acércate a un profesional. Si aún así no puedes evitar caer en las
tentaciones de los gastos, acércate a expertos financieros que te ayuden a
administrar mejor tus finanzas y a desarrollar un plan específico para ti y tus
metas de vida.
Ten en cuenta que puedes controlar los gastos
emocionales si eres consciente de ellos. La clave es tener en mente tus
objetivos cuando salgas a comprar, a cenar, de vacaciones o a divertirte con
tus amigos. No importa dónde te encuentres, piensa en tus objetivos y así será
menos probable que las emociones manden sobre tus compras y sobre el sueño de
tu vida.
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