Ciudad
de México, 9 de febrero de 2017
· Excesivas importaciones de alimentos,
un serio riesgo para la soberanía y seguridad alimentaria de México, dice FAO
· Infraestructura productiva y de la
industria de lácteos, con valor de 145 mil millones de pesos, se pudre por la
quiebra de unidades lecheras
En
el sector productivo lechero hay preocupación por el reciente desdén del
Presidente Enrique Peña Nieto al invitar sólo al sector empresarial a plantear
las bases de una inminente revisión del Tratado de Libre Comercio con Estados
Unidos y Canadá, TLCAN, cuando los principales afectados, “la carne de cañón
comercial, somos los pequeños y medianos productores de este segmento
pecuario”.
Al
hacer un recuento de daños económicos por 23 años de vigencia de este tratado,
el presidente del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche,
Álvaro González Muñoz, expresó que los pequeños productores de leche Exigimos
se parte activa de la inminente renegociación del Tratado, “no fuimos invitados
al reparto de ganancias que el TLCAN ha redituado a empresarios del sector”.
“A
nosotros tocó aguantar callados las millonarias pérdidas económicas, añadió,
porque las importaciones de leche en polvo y derivados lácteos, a razón de 200
mil toneladas anuales en promedio, multiplicadas por 23 años, desplazaron a más
de 300 mil unidades productivas del alimento y a 500 mil empleos directos e
indirectos”, afirmó el dirigente en entrevista.
Los
productores del sector agropecuario “hacemos un llamado y una convocatoria al
Presidente de la República y a los titulares de las dependencias del propio
sector, a evaluar y recordar que nuestro país sigue en la misma ruta que se
arrastra desde hace 25 años, de preferir la importación de alimentos, en lugar
de promover la producción nacional”, dijo.
La
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO,
advirtió hace un cuarto de siglo, cuando México empezó a depender cada vez más
de la importación de alimentos hasta llegar a un 40 por ciento, que esta
condición constituye un riesgo en el contexto de la soberanía y seguridad
alimentaria, y fijó en 25 por ciento los índices de compra de alimentos en el
exterior, lo cual no se ha logrado, afirmó el líder de los pequeños productores
de leche.
Es
el caso de grandes tiendas comerciales, muchas transnacionales que, de pronto,
importan directamente lo que erróneamente llaman leche y no es más que suero
que enriquecen con vitaminas, minerales y proteínas y lo meten al mercado como
leche. Es decir, un producto adulterado, a precio adulterado y con el riesgo
sanitario para los consumidores. Todo esto, con la anuencia de las respectivas
autoridades.
“Solamente
rehidratan leche en polvo, le agregan ‘nutrientes y ya’”.
Apuntó
que la creciente dependencia alimentaria, solamente los pequeños productores
del campo la podrán contrarrestar, por lo que es indispensable incluir a las
organizaciones de productores y consumidores para defender sus propios
intereses y de la Nación en la toma de decisiones sobre el futuro de las
relaciones comerciales con América del Norte. “Ya no queremos seguir siendo
moneda de cambio en las negociaciones comerciales con el exterior”, enfatizó
González Muñoz.
Lo
único que pedimos al gobierno federal y a las dependencias que participan en
las negociaciones comerciales, como Sagarpa, Economía y Relaciones Exteriores,
así como a organismos privados del sector agropecuario, “no incurrir de nuevo,
en omitir la participación de las organizaciones del sector social, como en
1994, porque somos la mayoría de los mexicanos y ya nos cansamos de recibir
dádivas en subsidios decrecientes”.
Es
lamentable que las negociaciones comerciales de todo un país, las dejen en
manos solamente de la Secretaría de Economía, Relaciones Exteriores,
Agricultura un poco y “el cuarto de junto” lleno de asesores y dirigentes
empresariales del sector agropecuario.
Esta
falta de atención a las organizaciones de medianos y pequeños productores, al
paso del tiempo demostraron que esas dependencias “no son capaces de defender
los intereses de productores y consumidores, con el resultado de que provocaron
que inversiones por 145 mil millones de pesos se pudran por el abandono de
instalaciones e infraestructura. Mucho de este dinero fue autorizado por los
diputados por lo menos en los últimos veinte años, sin contar extensiones
importantes de tierras de cultivo de forrajes que se encuentran también
ociosas.
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