Javier
Palafox Padilla
En
los tiempos actuales los mexicanos enfrentamos diversas adversidades:
desempleo, inseguridad, ausencia de clínicas y hospitales, falta de
acceso a una educación pública de calidad, entre otros servicios
públicos. Igual se suman a la lista la falta de apoyos de los
gobiernos a los diversos sectores de la población (popular,
campesino, comercio, estudiantil, etc.). Toda esta amalgama de
carencias y necesidades han existido en nuestra sociedad desde que
nacimos como nación “independiente”, a tal grado que nos hemos
acostumbrado, generación tras generación, a vivir con ellas, ya que
hemos desarrollado una miopía que nos impide ver el trasfondo del
problema, la raíz de todos los males, que es la pobreza, producto de
la injusta distribución de la riqueza nacional.
Si
bien es cierto que los problemas señalados no son nuevos, en esta
“nueva normalidad” se han agudizado. En los casi 20 meses de
gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su 4T, no se han visto
acciones ni medidas que lleven al pueblo a superar esas privaciones.
Lo único que vemos es una compra descarada de conciencias a través
de los apoyos de transferencias monetarias para pretenden asegurar la
perpetuación de Morena en el poder.
Después
de cuatro meses de confinamiento no se tiene certeza de cuándo
veremos la luz al final del túnel de esta espantosa pandemia, que es
el resultado del mal manejo de la crisis sanitaria desde Palacio
Nacional. La amenaza del coronavirus sigue latente, al día de hoy
(25 de julio) se registran más de 378 mil casos confirmados y más
42 mil 645 muertes en nuestro país, pero, ¿sabrá el gobierno
cuánta gente se está enfermando de Covid-19 y no está acudiendo a
algún hospital a atenderse, porque no hay dónde hacerlo, o porque
desgraciadamente teme entrar y salir dos semanas después en una urna
hecha cenizas? No creo que lo sepa y ni le interesa saber. Toda esa
gente no entra en las estadísticas oficiales y eso en verdad es
alarmante, y lo digo con conocimiento de causa, pues en mi andar
diario en las comunidades veo y escucho esos casos. ¡Cuánta
indiferencia del presidente a que nos estemos muriendo como moscas!
¿Qué
hacer ante esta coyuntura? Está claro que los afectados tenemos que
organizarnos y luchar. ¿Cómo tiene que ser esa lucha? Pues la lucha
tiene que ser pacífica y por la vía democrática, nosotros contamos
con un arma muy poderosa: el voto, y es a través de éste que
podemos cambiar la clase gobernante actual por otra que gobierne como
reza el principio de la democracia: por el pueblo y para el pueblo.
Este
planteamiento tampoco es nuevo, desde hace 46 años el Movimiento
Antorchista Nacional lo ha venido gritando a los cuatro vientos, pues
tenemos claro que para poder erradicar la pobreza, tenemos que
realizar una justa distribución de la renta nacional, aplicando los
cuatro ejes del modelo económico que desde nuestro 40 aniversario
venimos planteando, y eso sólo es realizable con la toma del poder
político de la nación. Por eso llamamos a todos los mexicanos a
sumarse a nuestra organización, vayamos juntos a construir el
partido político que necesita la clase trabajadora de nuestra
patria, uno totalmente distinto al actual menú de partidos que sólo
se acuerdan del pueblo cada tres o seis años.
En
#Antorcha descartamos las luchas violentas, pues tenemos ejemplos en
nuestra historia que con ellas no se llega a buen puerto, en la
revolución de 1910 los campesinos, obreros y mineros fueron usados
como carne de cañón y la clase que se sentó a gobernar olvidó de
inmediato las banderas de su lucha, la Constitución Política fue
promulgada el 5 de febrero de 1917 reconociendo en su artículo 27 la
figura del Ejido (demanda lanzada por Emiliano Zapata en su Plan de
Ayala de 1911), pero ese precepto permaneció como letra muerta por
casi dos décadas hasta 1936 cuando el presidente Lázaro Cárdenas
hizo el primer reparto agrario; y hasta hoy, 103 años después
siguen sin cristalizarse efectivamente los logros plasmados en
nuestra Carta Magna. Igualmente descartamos los movimientos
espontáneos, ya que estos tienden a ser manipulados por “líderes”
que buscan lograr negociaciones a título personal con la autoridad
en turno o simplemente quieren desestabilizar el régimen, haciendo a
un lado las demandas del movimiento.
Lenin
lo señaló desde 1893: “lo
esencial es la lucha política. ¡Tenéis que sostener la lucha
política!”. Y
¿quién será el protagonista de dicha lucha? El mismo pueblo
lacerado es quien debe luchar por su auténtica emancipación
política, y lograr la reivindicación de sus intereses colectivos.
Desorganizados somos polvo social, debemos pasar a ser una roca
social, tan sólida y tan inmensa, que pueda aplastar a cualquier
político o “mesías” que la intente fisurar.
#OrganizateConAntorcha
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