Junio fue el tercer
mes consecutivo de recuperación en los índices accionarios a nivel
global, aunque a un ritmo inferior. El 2T20 fue el mejor trimestre
para el S&P500 desde 1998 y el cuarto mejor trimestre desde 1950,
con un alza de 20% que lo acercó a tan sólo 4% de su nivel de
inicios de año. Durante el mes, el Nasdaq (5.99%) volvió a ser el
índice de mejor desempeño en EE.UU. y más que duplicó los
rendimientos en el S&P500 (1.84%) y el Dow Jones (1.69%). De
hecho, casi todas las bolsas a nivel global superaron los
rendimientos del S&P500 (en moneda local) durante junio, a
excepción del FTSE100 del Reino Unido y el Moex de Rusia. En los
mercados de deuda soberana, prácticamente todos los instrumentos de
largo plazo en el mundo vieron demanda, sólo el Treasury de EE.UU.
Se mantuvo sin cambios en sus rendimientos (0.66%) y los JGBs de
Japón vieron una limitada ampliación (+2.3pb a 0.03%). La mayor
demanda se presentó por bonos a 10 años en México (-31.3pb),
Grecia (- 1.3pb) y Brasil (-23.4pb). El dólar perdió terreno frente
a las principales divisas a nivel global por segundo mes consecutivo
(DXY -0.97%) y las materias primas continuaron con su tendencia de
recuperación.
El optimismo en los
mercados estuvo respaldado por la continuidad en los planes de
reapertura de EE.UU. y Europa, acompañados de datos económicos que
confirmaron el rebote de la actividad tras la fuerte contracción de
abril. La sorpresa más positiva provino de los datos de empleo en
EE.UU., con una generación de empleos por arriba de los 2 millones,
que alimentaron expectativas de una rápida recuperación. Las ventas
al menudeo y el consumo en EE.UU. también presentaron sorpresas
positivas. De no haber sido por las protestas civiles a principios de
mes en el país, las crecientes tensiones entre China y EE.UU. por la
implementación de una ley de seguridad en Hong Kong, y la aparición
de nuevos brotes de COVID-19 en el sur del país hacia finales de
junio, los rendimientos positivos en las bolsas podrían haber
alcanzado una mayor magnitud. La FED mantuvo su compromiso de
estímulo permanente y anunció que no moverá las tasas de interés
sino hasta después de 2022; algo que reforzó la confianza de
quienes han tomado mayor exposición al riesgo. En Europa, la
recuperación también mostró mayor velocidad de lo estimado, los
países europeos avanzaron sin problemas en sus planes de reapertura
y el BCE prácticamente duplicó su programa de compras, lo que
reforzó la confianza de inversionistas.
A pesar de la
confirmación del rebote en la actividad económica del mundo, las
instituciones internacionales se mantienen precavidas: la OCDE
publicó escenarios negativos por un posible segundo brote de
COVID-19 a nivel global y el FMI recortó una vez más sus
estimaciones de crecimiento (-4.9% 2020). Si bien los últimos datos
sugieren reactivación, aún existe incertidumbre sobre el futuro,
dada la ausencia de una solución médica definitiva al problema del
virus.
En México,
aparecieron los primeros datos que revelan el golpe devastador del
virus en la economía: una contracción de 17% del PIB en abril, dos
meses consecutivos de contracciones cercanas a 50% a tasa anual en
las exportaciones e importaciones, y un consumo que se contrae más
de 27%. Esto ha llevado al Banco de México a mantener los recortes
agresivos a las tasas de interés, sin respaldo de la política
fiscal. Para las materias primas fue un mes bastante positivo. La
OPEP extendió por un mes más los recortes a la producción
(9.6mbd) y la demanda por crudo se ha reactivado globalmente, algo
que ha contribuido a la reducción de inventarios y la estabilización
de los precios del crudo, apenas por debajo de $40dpb. La demanda por
metales preciosos (Oro 2.93%; Plata 1.91%) se ha mantenido firme,
ante el agresivo estímulo monetario; mientras que los metales
industriales, especialmente el cobre (11.92%) empiezan a manifestar
movimientos de reflación, característicos de una fase de
recuperación.
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