El reporte “Este futuro no applica” revela la precariedad laboral y vulnerabilidad que enfrentan las personas que trabajan como repartidoras utilizando
aplicaciones digitales. A pesar de las promesas de flexibilidad y
autonomía que las aplicaciones hacen a las personas repartidoras, el
reporte evidencia que se trata de un trabajo precario con bajos
ingresos, largas jornadas y sin protección social:
Ingresos: Las personas repartidoras ganan 2 mil 85 pesos por semana en promedio. Este dato es resultado de restar a los ingresos promedio semanales que reportan las personas repartidoras (2 mil 562 pesos), los gastos y costos semanales asociados con el uso de la aplicación y la realización de su trabajo.
Horas trabajadas: Las empresas de la gig economy prometen que las y los repartidores tendrán la libertad de decidir cuándo y cuánto trabajar. En la práctica, las y los repartidores trabajan una mediana de 6 días y 40 horas a la semana,
lo que implica que el trabajo en estas plataformas no es realmente
compatible con otras actividades que demandan mucho tiempo, como los
estudios. Por otro lado, personas repartidoras entrevistadas refirieron
que aunque pueden conectarse el tiempo que quieran, si no se mantienen
en línea entre 6 y 8 horas al día, no les caen pedidos.
Protección social y herramientas de trabajo: Las
personas repartidoras no están afiliadas a ningún servicio de salud
pública, deben pagar su propio seguro de gastos médicos, seguro de auto
o moto (si aplica) y sus impuestos (lo que frecuentemente exige el pago
de honorarios de contaduría).
La promesa de las empresas de “ser tu propio jefe o jefa” esconde una precariedad laboral alarmante, ya que no hay un reconocimiento como empleados o empleadas pese a que cumplen con lo que la ley define como trabajo subordinado.
“Este reporte muestra los claroscuros de una industria y un modelo de
negocio que llegó para quedarse. Por eso es extremadamente importante
visibilizar esta situación y mejorar el modelo de trabajo de las
plataformas, pero también el sistema laboral y del acceso a derechos de
nuestro país. Las empresas, las autoridades y la sociedad en general
deben impulsar una agenda universal de protección social que permita,
por un lado, mantener la flexibilidad laboral deseada por las y los
repartidores y, por el otro, garantizar los derechos sin distinción”,
destacó Alexandra Haas, directora ejecutiva de Oxfam México.
Otras condiciones adversas que enfrentan quienes trabajan para
aplicaciones son las fuertes lluvias que durante varios meses afectan a
la ciudad, generan inundaciones y empeoran el tránsito; los asaltos en
los que pueden quitarles sus herramientas de trabajo; los accidentes
provocados por automovilistas que no respetan el reglamento o por las
malas condiciones de las vialidades; y la discriminación por parte del
personal de los restaurantes, agentes de seguridad privada en las plazas
comerciales o los condominios y la clientela.
En el caso de las repartidoras, se suma el acoso callejero que las
orilla a restringir sus horarios y lugares de trabajo, llevar consigo
gas pimienta o ir acompañadas de otra persona. El acoso sexual no solo
sucede en la vía pública, algunas mujeres entrevistadas describieron casos en los que los clientes las recibieron en ropa interior, desnudos o con el pene expuesto.
La
instalación artística “Promesas sobre ruedas” es una
instalación artística que visibiliza la precariedad laboral que
enfrentan miles de personas repartidoras. La instalación estará abierta
al público el próximo 26 de febrero en el Parque Hundido, cerca del reloj floral.
Las y los asistentes podrán conocer el día a día de esas personas que
han sido especialmente importantes durante la pandemia porque han
contribuido a que miles de familias se queden en casa para prevenir
contagios por COVID-19.
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