miércoles, 8 de julio de 2020

INTERCAM BANCO: OPINIÓN ANÁLISIS 8 de julio de 2020 Expectativas de las principales variables mexicanas 2020 y 2021


Introducción
Derivado del Covid-19 se han realizado revisiones profundas a las estimaciones de crecimiento para la economía mundial y de México. Aún hay mucha incertidumbre en el entorno, por la duración voluntaria o involuntaria del distanciamiento social, y los choques por el lado de la oferta y la demanda.
Pronósticos Macro
2020 2021
PIB -8.70% 3.43%
Tipo de cambio $22.50 $23.00
Tasa Banxico 4.25% 3.75%
Inflación 3.27% 2.95%
Fuente: Intercam.
Estimamos una contracción de la economía de 8.7% en 2020, principalmente por la caída en el consumo privado, una reducción de doble dígito en la inversión privada y menores exportaciones. Anticipamos limitada volatilidad en el tipo de cambio y tasas de referencia a la baja dados los niveles de inflación y la brecha negativa de producto.
Consumo
El factor dominante de la economía mexicana se habrá de contraer 7.4%, afectado por la pérdida del empleo y la caída en ventas al menudeo. Exceptuando el consumo básico, las ventas de casi todos los productos se han visto frenadas ante el cierre de la economía en los meses de abril y mayo, por las medidas de distanciamiento social.
Datos de mayo de desempleo del IMSS muestran una caída de 344.5 mil empleos formales. Aunque la pérdida de empleo es menor a la de abril, los siguientes meses seguirán sumamente afectados. Adicionalmente, el desempleo -incluyendo el sector informal- pudiera alcanzar una tasa de doble dígito. La pérdida de empleos esperada para el año asciende a un rango de entre 800 mil y un millón de empleos. El IGAE, que resulta ser una aproximación bastante certera del PIB, muestra una contracción histórica al mes de abril de 19.9%. La caída en la actividad económica fue mayor a las estimaciones. Podemos estimar entonces, que en el segundo trimestre del año, la economía habría caído el 18.3%.
Expectativas de las principales variables mexicanas 2020 y 2021
No obstante, el consumo básico se mantendrá resiliente, apoyado también por las remesas que se han mantenido en crecimiento, aun considerando que en el mes de abril se perdieron cerca de 20 millones de empleos en Estados Unidos y, aunque han recuperado en los meses de mayo y junio, la tasa de desempleo se ubica en 11.1%. Es posible que el buen comportamiento de las remesas se deba a que los migrantes han recibido apoyo del gobierno, o bien que han seguido percibiendo ingresos, al margen de la coyuntura económica. Estimamos que las remesas pudieran seguir mostrando una trayectoria ascendente en la medida que se espera una vigorosa recuperación en la economía de Estados Unidos en el tercer y cuarto trimestre del año.
Inversión privada
La inversión privada ha sido el componente más afectado desde el 2016 y no muestra crecimiento en los últimos años. Primero, fue afectada por factores de incertidumbre relacionados con la elección de Donald Trump y la renegociación del TLCAN. Más recientemente, por el cambio de administración. En el mes de abril, la inversión fija bruta se contrajo 36.9% mostrando una caída histórica en términos mensuales. La incertidumbre sobre políticas públicas, las decisiones en torno a la cancelación del NAIM, y diversos proyectos productivos como la planta cervecera, y la más reciente sobre energías limpias, han frenado la inversión en su totalidad y ahora también se suma el tema de la pandemia. Ante la caída de la demanda agregada, los agentes económicos no se han visto en la necesidad de poner en marcha proyectos productivos. Estimamos que la inversión privada se contraerá este año en 18.9% y la inversión fija bruta en 16.7%.
Exportaciones
Para el sector de las exportaciones, uno de los principales motores de crecimiento de la economía, esperamos una contracción de (-) 5.5% anual en 2020. Las cifras de abril y mayo mostraron importantes contracciones (superiores a 50%) y esperaríamos ver una gradual recuperación en la segunda mitad del año. Los estímulos monetario y fiscal en EE.UU. ayudarán en buena medida a una recuperación rápida de nuestro socio comercial más importante y a un resurgimiento de las exportaciones, que creemos volverán al crecimiento en 2021 (5% e.). Buena parte de la recuperación de las exportaciones no petroleras dependerá de la velocidad con la que se reactive el consumo de bienes duraderos en Estados Unidos y la reactivación de la producción industrial en ese país. El consumo en EE.UU. se ha logrado recuperar relativamente rápido en meses recientes, gracias a que las ayudas del gobierno han demostrado ser capaces de incrementar y sostener los ingresos de los estadounidenses. La producción industrial ha sido más lenta en reactivarse, pero esperaríamos que, sin nuevos brotes que detengan por completo la producción, esta tenderá a recuperarse en los próximos 18 meses. En cuanto a las exportaciones petroleras, éstas han manifestado recientemente fortaleza, a pesar de las caídas de los precios en tiempos recientes. Con que se mantenga una tasa moderada de expansión hacia adelante, este rubro contribuirá también a un buen desempeño, especialmente si la demanda no ve una nueva caída por el virus y si se cumplen (aunque sea parcialmente) los objetivos de crecimiento de producción en México.
El virus ha contribuido fuertemente a generar presiones deflacionarias en la economía, acelerando la convergencia de precios al objetivo del Banco de México. La contracción económica ha provocado un alza en el desempleo y menores presiones inflacionarias por el lado de la demanda, que mantienen la expectativa de que durante 2020 y 2021 la inflación permanezca cerca del nivel considerado estable. Con una economía que opera por debajo de su potencial y un tipo de cambio por debajo de los $24 pesos por dólar, la inflación tenderá a permanecer cerca de 3%, con estimaciones de verla en 3.27% al cierre de 2020 y 3.5% en 2021. Las alzas en precios de energéticos o bienes importados por la
devaluación del tipo de cambio serían más que contrarrestados por la debilidad económica, además de los impactos de ésta sobre la demanda y los precios. El riesgo más grande es que la depreciación del tipo de cambio se agudice, pero esto sólo es previsible en un escenario de renovada volatilidad a nivel global y problemas de liquidez en dólares. Dado que la FED mantiene vigentes muchos de sus programas para atacar estos problemas de liquidez, luce poco probable este escenario de momento. La débil inflación a nivel global también contribuye a esperar menores precios en bienes importados.
Tipo de cambio
Para el tipo de cambio lo peor parece ya haber sucedido. La depreciación de marzo/abril, causada por una ausencia de liquidez en un escenario de fuerte estrés en los mercados, es un evento que puede evitarse de nuevo gracias a las medidas adoptadas por la FED (swaps), que buscan impedir escasez en mercados emergentes. Por supuesto, dado lo incierto del entorno nada es descartable, pero al menos existen mecanismos para evitar movimientos tan violentos en la cotización. La reducción de tasas de interés en México también contribuye a reducir el atractivo de activos de deuda mexicano a nivel global, pero es importante considerar que los recortes a la tasa en México se dan de la mano de recortes similares en dimensión en el resto del mundo; esto mantiene las tasas relativamente altas aún en escenarios de mayores recortes por parte de Banxico.
Por ello, esperamos estabilidad del tipo de cambio hacia adelante, con estimaciones de ver 22.5 al cierre de 2020 y 23 al cierre de 2021. Un escenario de mayor depreciación es sólo concebible con nuevos brotes generalizados a nivel global de COVID-19, que vuelvan a someter a estrés a los mercados internacionales, además de un deterioro de los riesgos locales. El impacto del virus en lasfinanzas públicas será importante, pues podría descarrilar las ambiciones de disciplina fiscal del gobierno y minar la confianza de inversionistas locales y extranjeros, en un entorno donde el Gobierno Federal sigue creando roces con la inversión privada. La situación de PEMEX y la probable degradación de la calificación crediticia del país son riesgos importantes en este sentido; aunque no los vemos detonarse sino hasta 2022. Pero, en general, la tendencia del dólar frente a las divisas del mundo se espera ligeramente a la baja en el futuro visible, con crecientes déficits fiscales en EE.UU. y unarecuperación global que históricamente suele jugar en contra de la moneda americana.
Tasas de referencia
Dada la laxitud de las políticas monetarias alrededor del mundo, los niveles de tasas de interés en el mundo desarrollado y emergente, sumado a la baja inflación en México, es previsible que la trayectoria de las tasas de referencia en México se mantenga a la baja. Esperamos dos recortes adicionales en el año para ubicar la tasa en 4.25% al final del año. Un primer recorte en la siguiente reunión programada en agosto se ha incorporado por completo en los mercados. Dada la trayectoria de inflación y la coyuntura actual estimamos un recorte adicional de 25 puntos base en la reunión de septiembre. Este escenario será vigente si no existe un nuevo episodio de volatilidad que impacte a la postre el tipo de cambio ya sea por factores exógenos o endógenos. Las tasas en términos reales en casi todas las economías del mundo, incluyendo las latinoamericanas, se encuentran en cero o en terreno negativo lo que le da un amplio margen al Banco de México para seguir relajando las condiciones monetarias en el país.
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