Nota Oportuna
Los precios al consumidor sorprendieron al alza, con un aumento de 0.30% quincenal en la primera mitad de mayo.
Esto
estuvo arriba tanto de nuestro pronóstico de -0.13% como de la
proyección del consenso en nuestra última Encuesta Citibanamex de
Expectativas de -0.09%. En términos anuales,
la inflación general se ubicó en 2.88%, después de la tasa de 2.21%
registrada en la quincena previa.
Los precios subyacentes crecieron 0.24% quincenal, arriba de nuestro pronóstico y el del consenso, ambos en 0.12%.
La
inflación quincenal subyacente fue lidereada por un incremento de 0.36%
en precios de mercancías, en particular de alimentos, bebidas y tabaco.
Los precios de los servicios crecieron
0.12% fundamentalmente debido al incremento de los precios de servicios
distintos a vivienda y educación. En términos anuales, la inflación
subyacente aumentó a 3.76% desde el 3.61% registrado una quincena antes.
Respecto
a los precios no subyacentes, éstos reportaron un aumento quincenal de
0.46%, que implica una tasa de inflación anual de -0.06% después del
-2.00% registrado dos semanas antes.
El
dato de la inflación anual no subyacente estuvo arriba de nuestra
proyección de -1.46% anual y de la mediana de nuestra encuesta
Citibanamex de -1.27% anual. Los precios de la
energía disminuyeron -2.0% a tasa quincenal, debido a la caída
anticipada para los precios de la electricidad por los subsidios de
temporada cálida en 11 ciudades, que comenzaron a aplicar en esta
quincena (un descenso quincenal de 21.3%), mientras que los
precios de la gasolina magna aumentaron 4.5% después de cuatro
disminuciones quincenales consecutivas. Por otra parte, los precios de
frutas y verduras crecieron 7.4%, explicado por incrementos en jitomate,
chile serrano y chayote, principalmente.
Este
fue un registro inusual, que presentó retos de medición así como
aparentemente algunos impactos asociados a la pandemia de Covid-19.
La
inflación quincenal nos sorprendió al alza debido a los aumentos
quincenales extraordinarios en productos agrícolas – que observaron su
mayor aumento quincenal para una primera
quincena de mayo desde que los registros comenzaron en 1988 – y en
alimentos, bebidas y tabaco – su aumento quincenal fue el mayor para una
quincena similar desde 1996. Pensamos que ello involucro disrupciones
del lado de la oferta – lo ilustra el caso de
la cerveza, que presentó la tercera mayor incidencia por producto en la
inflación total y cuya fabricación fue suspendida debido a la pandemia.
Estos incrementos inesperados compensaron el sesgo estacional a la baja
de los precios de la electricidad, e hicieron
que la cifra de inflación general fuera la mayor para una primera
quincena de mayo desde 1998. Además, a esto se añaden los retos de
logística enfrentados por INEGI para cubrir algunos precios (INEGI
señala que los genéricos no cubiertos representan 11% del
INPC, 7 puntos porcentuales más que hace un mes) y probablemente llevó a
una inusualmente elevada dispersión de precios: la proporción de
genéricos registrando aumentos anuales de más del 6% subió a 21.2% del
total, pero la de aquellos cuyas variaciones de
precios fueron negativas también aumentó a 15.2% del total de
genéricos.
Tomando todo lo anterior en cuenta, nos mantenemos en nuestro pronóstico de una inflación de 3% para el cierre del año.
La
lectura atípica de la primera mitad de mayo es ilustrativa de la gran
cantidad de efectos que involucran las circunstancias inusuales de la
emergencia sanitaria, pero el que ellas
puedan tener un impacto más permanente en las tendencias inflacionarias
es debatible. En este momento, pensamos que dichas circunstancias
esencialmente implican una mayor volatilidad de corto plazo, pero que
los factores subyacentes – una brecha de producto
que se amplia y precios de energía bajos – van eventualmente a
determinar la tendencia inflacionaria. Así, mantenemos nuestros
estimados para la inflación general y la subyacente al final del 2020 en
3.0% y 2.9% respectivamente.
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