El
mercado de Latinoamérica es muy importante para Kellogg,
particularmente México representa un desarrollo significativo para
la compañía, con un consumo per cápita de alrededor de 600 gr. de
cereal en el desayuno al año, según Statista. En todo el mundo,
según la estimación de la FAO sobre la producción de cereales, en
2019 la cifra ascendió a 2,719 millones de toneladas anuales.
Mientras
examinan la caja de cereal, miran por encima del tazón y agarran una
cucharada, pocos consumidores saben que dos hombres crearon estas
famosas, crujientes y doradas hojuelas. John Harvey Kellogg, uno de
los médicos más famosos de Estados Unidos, y su hermano Will Keith
Kellogg, introdujeron y comercializaron el concepto de "bienestar".
“
Nuestra
Visión, desde hace más de 100 años ha sido enriquecer y deleitar
al mundo a través de alimentos y marcas importantes, con el firme
propósito de nutrir a las familias para que puedan prosperar.
Nuestros personajes son nuestro apoyo porque se identifican con cada
uno de nuestros consumidores y los acompañan en aprendizajes o
momentos para disfrutar solos o con su familia; nuestro compromiso
será que éstos sigan en los hogares del país” expresó Nicolás
Amaya, Presidente de Kellogg Latinoamérica.
Cuando
la compañía se fundó, su primer producto fue Corn Flakes. Una
mujer que sostenía una mata de maíz conocida como "el amor del
maíz” hizo su debut en la publicidad impresa de la marca en 1907.
Sin embargo, era más un personaje que una mascota. A medida que Corn
Flakes comenzó a aumentar en popularidad en todo el mundo, Kellogg
buscó una agencia de publicidad para crear una mascota de marca para
cada uno de sus cereales; fue así como nacieron los ya conocidos Sam
el Tucán, Melvin el Elefante y el Tigre Toño.
Siendo
este último, el Tigre Toño, uno de los primeros integrantes de la
familia Kellogg al aparecer en los años 50’s para acompañar en
las aventuras a los consumidores de Zucaritas. Después llegó Sam el
Tucán para acompañar a los consumidores que gustan de los cereales
Froot Loops en la década de los 60. Años más tarde, en 1970,
Melvin el Elefante se sumaría al gran equipo de Choco Krispis para
hacer divertidos los diferentes momentos del día.
Ellos
son más que una imagen en una caja de cereal, son cómplices de
nuestros consumidores con los que aprenden juegos, retos, explorar
temas interesantes o simplemente disfrutar un momento delicioso al
consumir alguno de los cereales.
Desde
entonces la multinacional sigue apostando por la innovación,
invirtiendo en marcas tan reconocidas como All-Bran, Special K, Choco
Krispis y Corn Flakes, mismas que forman parte de los recuerdos de
nuestra infancia y de los hábitos de alimentación diarios de los
mexicanos.
En
2012, la compañía fortaleció su cartera de marcas con la compra de
Pringles, lo que le permitió entrar en la categoría de snacks
salados, un negocio que ha llegado a crecer con porcentajes de doble
dígito durante los últimos dos años, según Statista.
En
la actualidad, Kellogg sigue manteniendo con orgullo los valores que
W.K. Kellogg promovió hace más de 100 años, pero ahora lo hace en
180 países; continúa llevando hasta la mesa de muchas familias los
mejores desayunos para que su día sea perfecto y, a la par, sigue
produciendo los productos de la misma forma que W.K. Kellogg lo hizo
en el año 1898. Naturalmente, porque así sabe mejor.
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