Ahora que
estamos en plena contingencia, las universidades deben optar por las
clases en línea como la única alternativa para continuar con los
procesos educativos que brindan a la población. Es importante que
lo hagan de una forma ordenada para que se mantenga la calidad y sigan
un proceso que les permita diseñar, implementar y evaluar los cursos que
estarán impartiendo bajo este esquema.
La
directiva de la institución debe considerar que el operar totalmente en
línea mientras dura la continencia no significa que todos los cursos
deberán permanecer en línea para siempre. La permanencia de los cursos
en línea tendrá que ser evaluada por la institución al término de esta
etapa.
Los
profesores que no hayan trabajado con herramientas de educación en línea
deberán actualizarse en el uso de estas nuevas tecnologías antes de
implementar los cursos virtuales. Naturalmente este proceso debe
ser amigable para que la plantilla docente no se agobie por el cambio
repentino.
En
relación a los estudiantes, es importante comprender que no todos
cuentan con los mismos recursos técnicos para tomar las clases en línea.
Algunos tendrán una velocidad de conexión más lenta que otros y sus
dispositivos electrónicos no serán eficaces en todos los casos. Esta
diversidad requiere que la escuela y el profesor tengan cierta
tolerancia y creen alternativas para aquellos estudiantes que
experimenten dificultades técnicas.
Para
empezar con el diseño del curso, se debe evaluar su infraestructura
actual. Al revisar el plan de estudios con el que se trabajaba se puede
filtrar el contenido, ya que lo que funcionó en clase podría no
ser tan efectivo en línea.
Después,
hay que describir los objetivos del curso y decidir cuánto tiempo
estarán los universitarios en cada lección. Esto ayudará a reorganizar
el programa de estudios y determinar cuántos módulos y lecciones
necesita planificar.
Recopilar
contenido. Se deben reunir los contenidos y los recursos que se
utilizaban en las clases presenciales para incluirlos en los cursos
online, como videos, sitios web, artículos, libros de texto, etc. Las
asignaturas se basarán en estos recursos. En este punto, es crucial
determinar qué Sistema de Gestión del Aprendizaje (LMS por sus siglas en
inglés,
Learning Management System) desea usar y cómo la usará.
Los
mecanismos de evaluación son clave para un sistema de educación en
línea. Por eso se deben crear parámetros que evalúen múltiples
resultados de aprendizaje pero que también sean comprensibles para los
universitarios.
Los cuestionarios son eficientes para conocer los comentarios
inmediatos de los alumnos, aunque se deben usar con moderación.
Una vez
que se ha diseñado el plan de estudios con la estructura de las
lecciones y la forma de evaluación, puede empezar a crear y a definir el
contenido de esas lecciones.
Para que
las clases en línea sean exitosas se pueden llevar a cabo algunas
acciones, como alegrar el tono del curso. Los cursos que tienen la mayor
participación del estudiante son aquellos que se leen como una
conversación en lugar de un libro de texto. Es decir, son más amenos.
Al diseñar las clases se debe considerar el contenido y los recursos que
recopiló, junto con el esquema del curso y no dejar que los recursos
hablen por el profesor. Los recursos, como videos,
deben ser complementarios a su contenido y solo se deben usar cuando
mejoran la lección.
Al dar una
clase en línea el maestro debe escribirla como si fuera una clase
presencial, dando una explicación del tema, con ejemplos y materiales de
apoyo cuando sea necesario para ayudar a los alumnos a tener
una comprensión integral. Las instrucciones dentro de una clase virtual
deben ser detalladas y explícitas. Cuanto más claras sean menos
estudiantes enviarán correos electrónicos con dudas.
Para
mantener el compromiso del alumno se debe impulsar su interacción,
haciendo que los temas sean atractivos. Algunas actividades para
lograrlo pueden ser debates, participación activa y tareas grupales, tal
como se hacen en las clases dentro del salón. Existen muchas
herramientas en los LMS que pueden usarse para mantener la interacción
de los estudiantes en línea. Además, se pueden explorar las herramientas
de terceros así como las redes sociales para aumentar
la participación y el entusiasmo de los alumnos.
Agregar
encabezados, imágenes, cuadros de llamada y colores adicionales requiere
un esfuerzo mínimo, pero puede aumentar significativamente la cantidad
de tiempo que los alumnos atienden en una lección en particular.
Con el
aprendizaje en línea, hay más oportunidades para personalizar la
educación. Es posible presentar cada tema utilizando una variedad de
textos, imágenes, videos y herramientas interactivas para proporcionar
algo distinto para cada tipo de universitario. La variedad es clave
para maximizar la experiencia de aprendizaje.
Los cursos
en línea nunca deberán ser leyes: siempre hay margen de mejora. Una vez
que haya ejecutado el curso una o dos veces, se puede y debe modificar
para mejorar la experiencia de aprendizaje para el próximo
grupo. Finalmente, mantener positividad y seguridad al impartir las
clases en línea “contagiará” de entusiasmo a los compañeros docentes,
padres de familia y sobre todo, a los estudiantes, quienes deben
visualizar a la contingencia como un reto y no como una
limitación de su proceso educativo.
Más información sobre la educación durante la contingencia está disponible en:
https://www.d2l.com/es/covid-19/
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