- En México, la Cámara Americana de Comercio (AMCHAM) estima que el valor de la piratería es de dos mil 991 millones de dólares, es decir, el valor ronda en los 60 mil millones de pesos.
- La feria de artesanías Manos del Mundo forma a los artesanos mexicanos para que, a través del derecho de autor, protejan sus creaciones. Reconoce que actualmente hay vacíos legales.
Ciudad de México.- En el corazón de la rica tradición artesanal de México, un problema socava los cimientos de una industria centenaria: la piratería. Desde el delicado trabajo de los canteros de Michoacán hasta las creaciones de los artesanos wixárikas en Nayarit, la piratería ha surgido como una amenaza que pone en riesgo no sólo la subsistencia de los creadores, sino también la preservación de una parte fundamental de la identidad cultural del país.
La Cámara Americana de Comercio (AMCHAM) estima que el valor de la piratería es de dos mil 991 millones de dólares, es decir, el valor ronda en los 60 mil millones de pesos. Por su parte, Esperanza Ortega Azar, presidenta de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), advirtió que la delincuencia organizada moviliza más de 10 mil millones de pesos de productos de contrabando anualmente en México.
La artesanía no está exenta de esta realidad. De acuerdo con la estimación más reciente, el trabajo de más de 11 millones de artesanos se ve afectada cada año. Sólo en 2014 esta práctica ilegal supuso 69 millones de dólares, lo que representa 60 por ciento de las ventas totales, de acuerdo con la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México (Canaco).
Los artesanos enfrentan una batalla desigual contra aquellos que buscan lucrarse a expensas de su trabajo. Según cifras alarmantes proporcionadas por la Asociación de Canteros, la piratería ha impactado negativamente hasta en 70 por ciento las ventas en Michoacán. Este fenómeno no es aislado; se extiende por todo el país, desde Nayarit hasta las tierras altas de Jalisco, dejando a su paso un rastro de pérdida y desilusión.
A lo largo de los años, los esfuerzos por combatir este problema han sido insuficientes. Si bien se han implementado medidas legales y de aplicación, la piratería sigue proliferando, alimentada por la demanda de productos baratos y la falta de conciencia sobre el impacto devastador que tiene en la comunidad artesanal.
“Este es un problema que tuvimos muy fuerte, cuando iniciaba Las Manos del Mundo. Los creadores se quejaban de que hasta otros expositores se copiaban. Fuimos a una oficina de la Unesco, a cargo de velar por el combate de la piratería en el mundo, y, en ese momento, el encargado nos comentó que habían hecho muchos esfuerzos en esta materia, pero que no habían logrado nada”, afirmó Socorro Oropeza, directora de la Feria de Artesanías Las Manos del Mundo, que celebrará su edición XXIII del 14 al 16 de junio en Expo Reforma
Años después, en Hangzhou, China, Oropeza presentó esta situación ante otro funcionario de la Unesco, pero tampoco hubo resultado. “Me explicó: ‘mira, tú registras tu huipil o tu collar, pero si cualquier cosa es diferente, a la pieza de la que estás acusando de plagio, ya no hay elementos para que proceda la demanda’”.
Por ello, Manos del Mundo se ha encargado de informar a los artesanos para que protejan, en la medida de lo posible, sus creaciones. “Trajimos a un experto que nos platicó qué es el derecho de autor y cómo se pueden proteger las creaciones, aunque nos advirtieron de los vacíos en la ley que permiten estas malas prácticas”, afirmó Oropeza.
En este sentido, la directora de Manos del Mundo aseguró que es necesaria una reforma legislativa que impida que, al cambiar un pequeño detalle en una vasija, un bordado, un collar, se pueda acceder a la piratería de las piezas.
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