Ernesto Piedras
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La persistencia de la brecha digital en
nuestro país es una asignatura pendiente en la agenda regulatoria y de
políticas públicas en México.
A pesar de la aceleración e
intensificación en el acceso y utilización de la conectividad que trajo
consigo la pandemia de COVID-19, tal que resta una cuarta parte de la
población por conectar, aún se registran diferencias marcadas entre
niveles socioeconómicos, grupos de edad, entorno rural/urbano, y
especialmente, entre entidades federativas.
Al respecto, The Social Intelligence
Unit (The SIU, www.the-siu.net) desde hace varios años atrás, cuantifica
e identifica los avances, brechas y rezagos en México a través de
utilizar la metología del Índice de Desarrollo TIC (IDT) desarrollada
por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU por sus siglas en
inglés). A partir de ello, se obtiene la métrica IDT-Mex
(bit.ly/3JeSP48) con valores a nivel federal y estatal, que se compone
de tres subíndices (acceso, uso y capacidades) con indicadores de la
Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las TIC (ENDUTIH) del
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
IDT-Mex: Desaceleración en Crecimiento.
Esta métrica registra valores entre 0 y 10, que implican plena
desconexión (sin acceso, ni utilización ni habilidades tecnológicas) y
completo desarrollo TIC (el caso contrario), respectivamente. En su
medición más reciente a nivel nacional alcanza un nivel de 5.97, poco
más de medio camino para encontrarse en el anhelado escenario de
conectividad universal.
En su evolución en los últimos años,
destaca una multiplicación de prácticamente dos veces en el IDT-Mex. No
obstante, su crecimiento ha sido cada vez menor, al pasar de 40% entre
2016 y 2018, 22% entre 2018 y 2020 y de 10% entre 2020 y 2022. Ello
revela una desaceleración en la expansión y desarrollo de la
conectividad en nuestro país.
Dos Méxicos en Desarrollo TIC. A partir
de aplicar esta concepción acuñada en los años setenta, se perfilan
estados que padecen una especie de ‘discapacidad digital’ y aquellos en
plenas condiciones de acceso y uso de la conectividad.
Principalmente, los estados del norte y
del centro (e.g. CDMX, Nuevo León y Baja California) registran los
niveles más altos o medio altos en el IDT-Mex, mientras que aquellos al
sur (e.g. Chiapas, Oaxaca y Guerrero) los índices más bajos, derivado de
su rezago estructural.
En términos absolutos, 15 entidades se
encuentran por debajo del promedio nacional (5.97), los casos más
dramáticos son Chiapas, Oaxaca y Guerrero con niveles por debajo de los 5
puntos. Este resultado es más contrastante aún al comparar el promedio
del IDT-Mex entre los estados que se encuentran en la categoría más alta
y la más baja entre 2016 y 2022, tal que se identifica un rezago
digital de hasta cuatro años para que alcancen indicadores similares.
A pesar de que México registra niveles
crecientes en el acceso y utilización de la conectividad, estos han
desacelerado su ritmo de crecimiento, especialmente en aquellos estados
que se encuentran en mayor rezago digital.
Esta circunstancia apunta a la
necesidad de enfocar los programas de conectividad hacia un objetivo de
cobertura social, con acciones precisas para expandir la disponibilidad,
uso y habilidades digitales en regiones carentes y rezagadas en estos
rubros. Las vías para la consecución de esta estrategia serían por la
vía de estimular las inversiones en infraestructura, gestar competencia
efectiva en el sector de telecomunicaciones, así como contar con una
política específica de acceso y desarrollo universal de las TIC en
México.
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