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Es primordial proteger la vida y la salud, pero también es importante mantener la resiliencia económica y social del país
Ante el dramático
ascenso de las cifras del coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19) -ahora,
con más
de 100 mil casos y casi 12 mil muertes-, lo más
importante es preservar la vida y la salud física
de las personas.
El Gobierno Federal
ha respondido a este enorme reto con medidas de distanciamiento
social, implementadas en la mayoría
de los países,
que solo funcionan para ganar tiempo, pero son defensivas e
insuficientes.
El pasado primero de
junio se decretó el fin de la cuarentena generalizada y dio inicio a
la “nueva
normalidad”,
como llaman las autoridades federales a la reapertura paulatina de
algunas industrias y otras actividades.
Pero mientras algunos
celebran abandonar el confinamiento de 10 semanas, es cuestionable la
decisión de permitir en este momento la movilidad de las personas
cuando nos encontramos en una etapa ascendente de la curva de
contagio del COVID-19.
Ante ello, tenemos
que ser muy cuidadosos con eliminar las medidas de confinamiento, el
regreso a clases o a las actividades productivas, si la transmisión
del coronavirus no está totalmente
controlada en nuestro país.
En este contexto, el
Sector Empresarial se compromete a aplicar estrictamente una serie de
lineamientos, acciones y logística
en materia de conservación de la salud, para implementarlos por
etapas en las diversas áreas
de nuestros centros de trabajo, dando una solución viable,
responsable y equilibrada a los problema sanitarios y económicos.
Los lineamientos
dados a conocer el pasado 29 de mayo de 2020 establecen una serie de
protocolos que deben seguir las empresas, los cuales representan una
guía
a seguir e implican un compromiso de buena fe por parte de los
empresarios.
Como Sector Privado
debemos estar atentos a que dichos protocolos no se traduzcan en una
carga regulatoria, y, de ser el caso, exigir, con las secretarías
de Desarrollo Económico de los diversos gobiernos locales, que cada
quien cuente con su plan de retorno a la “nueva
normalidad”,
considerando las circunstancias particulares de cada empresa.
Asimismo, las
empresas deben comenzar a pensar: ¿Cuántas
personas pueden estar en el lugar de trabajo? ¿ a qué
distancia pueden estar dentro
de los espacios laborales? ¿Cómo
se van a manejar las distancias para evitar la propagación
del coronavirus?
Además,
las empresas tendrán
que tener medidores de temperaturas y contar con la capacidad de
poder decirle a un empleado con síntomas
que es mejor que se quede en la casa, mientras se alivia o se
descarta la enfermedad de la COVID-19.
Las empresas también
deben implementar un “Procedimiento
Interno de Vigilancia Epidemiológica, Trazabilidad y Contención de
Redes de Contagio”,
para que, con ello, en el Sector Privado ayudemos con la contención
de contagio a las autoridades sanitarias de los estados donde operan.
Mientras los
científicos
desarrollan una vacuna, gran parte de la recuperación
económica va a depender de
cómo nos vamos a adaptar a la coyuntura, ya que emergencia causada
por el coronavirus COVID-19 no terminará
con la cuarentena.
Todas las acciones
que las autoridades competentes del país
deban realizar en el contexto de la “nueva
normalidad", significan una parte importante de la solución
para la reactivación
económica, pero deben
considerar la perspectiva del Sector Productivo.
En la Confederación
Patronal de la República
Mexicana (COPARMEX) consideramos indispensable que las autoridades
federales y a nivel local, escuchen y atiendan los planteamientos del
Sector Empresarial.
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