• “¡Cuánta necesidad hay en México de
personas que quieran servir con amor y caridad!” Cardenal Alberto Suárez Inda.
• Este sábado el Hno. Ignacio León,
L.C. recibió la ordenación diaconal en el sur de la Ciudad de México.
• Si historia vocacional inspira a
jóvenes y siembra esperanza.
Ciudad
de México. Este sábado 17 de junio un Legionario de Cristo recibió el orden del
diaconado de manos del cardenal Alberto Suárez Inda, en la parroquia “La
Esperanza de María”, en Parques del Pedregal. El nuevo diácono es el Padre
Ignacio León, L.C., ex alumno del Instituto Cumbres y miembro del ECyD.
Su
historia vocacional es muy interesante y ha motivado a muchos jóvenes. A
continuación compartimos un breve fragmento: “Mi relación con mi novia iba muy
bien, hasta que llegó aquella llamada por teléfono. Me dijo: oye, ¿sabes? Hace
mucho que quiero hacerte una pregunta pero no me atrevía por miedo a tu
respuesta. Por favor, respóndeme sinceramente… ¿Alguna vez has pensado en ser
sacerdote?
¡Whaaaat!
¡Claro que no! Ésta fue mi respuesta lacónica… pero de sincera… tenía muy poco
o nada. ¡Claro que había pensado en ser sacerdote! Pero… ¿Mi novia
preguntándome tal cosa? ¡De qué va esta mujer! ¿Qué onda con su pregunta?
Su
pregunta fue la gota que derramó el vaso. Ella no lo sabe. Nunca supo que fue
instrumento de Dios. Su pregunta fue el toque de puerta que Dios usó para
entrar en mi alma y finalmente dejarla suavizar. Acepté que ‘aquel gusanito’ no
era una llamarada de petate… ¡Era real! Dios suavemente insistía con
paciencia.”
En
punto de las 12 del día, inició la ceremonia de ordenación. En la parroquia se
encontraban amigos, familiares, laicos consagrados y consagradas del Regnum
Christi. También fueron testigos un grupo muy numeroso de apostólicos
-seminaristas menores- con su distintivo suéter azul marino o rojo. Cerca de 40
sacerdotes legionarios y diocesanos concelebraron la emotiva misa. El P.
Ricardo Sada, L.C. director territorial de México y Centroamérica, presentó al
Hermano Ignacio ante la asamblea.
El
cardenal Suárez le entregó el Evangelio y dirigió la letanía de los santos,
momento muy emotivo, pues fue cuando Ignacio se postró en el piso y el
cardenal, sacerdotes y asistentes, rezaron juntos la letanía y pidieron por el
ordenado. En el momento de las ofrendas, un grupo de niños del ECyD llevaron al
altar una estola, símbolo del servicio y entrega del diaconado.
El
arzobispo en su homilía expresó al joven ordenado: “El señor quiere que lo
sigas a donde sea que te llame, te llama para hacerte su mensajero y para la
hermosa misión de hacerlo presentes a él y ser un servidor de tus hermanos. Te
llamarás diácono como Jesús, el perfecto diácono que no vino a ser servido, si
no a servir. ¡Cuánta necesidad hay hoy en día en México y en la sociedad de
hermanos diáconos, de personas que quieran servir en el amor y la caridad!”
Agregó:
"Tienes que ser un hombre lleno del espíritu y lleno del amor de Dios para
ser un testigo vivo de esa gracia. Que él se te impregne con su espíritu para
que seas un testigo creíble de su amor".
Como
un detalle muy especial, los papás de Ignacio, pasaron al frente del altar para
ayudar a revestir a su hijo con la dalmática, vestuario propio del diaconado,
Orden que preside al sacerdocio y al episcopado.
Al
final de la celebración el Padre Ricardo Sada, L.C., agradeció al cardenal Suárez su presencia, a Fr. Antonio López
Solís, párroco del templo y de manera especial, a la familia por su apoyo y
generosidad; por permitir que esa semilla de Dios creciera y se convirtiera en
una vocación. Posteriormente, se tomaron
en el altar una foto panorámica que destacó por la presencia del arzobispo,
sacerdotes, familiares y un grupo de acólitos que de manera muy segura y
entusiasta ayudaron en toda la ceremonia.
Datos
adicionales
El
P. Ignacio León, L.C. nació en Celaya, Guanajuato, el 4 de abril de 1983. Fue
alumno del Instituto Cumbres Lomas (primaria) y del Cumbres México (secundaria
y preparatoria). Se incorporó al ECyD en 1º de secundaria y en 1º de
preparatoria al Regnum Christi. En 2003 ingresó al noviciado de Cheshire, CT,
USA donde emitió su primera profesión religiosa. Cursó un año de estudios
humanísticos en Salamanca, España. Estudió el bachillerato y la licenciatura en
filosofía en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma. Trabajó tres años
como formador de humanistas en Salamanca, España. El 2 de octubre de 2011
emitió la profesión perpetua en Roma. Terminó sus estudios de teología en el
mismo Ateneo. Actualmente colabora como instructor de formación del Instituto
Oxford de la Ciudad de México.
Sobre
las vocaciones y el orden del diaconado
Muchos
adolescentes y jóvenes sienten el llamado a la vocación sacerdotal, es bueno
que se acerquen con confianza a su obispo o institutos de vida religiosa para
un buen discernimiento. Recomendamos este sitio web con variados y atractivos
recursos para informar y orientar sobre la vocación a la vida religiosa o
sacerdotal de los jóvenes: Why Not Priest?
Esto
nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, en los números 1569-1570 en
referencia al diaconado:
1569
«En el grado inferior de la jerarquía están los diáconos, a los que se les
imponen las manos "para realizar un servicio y no para ejercer el
sacerdocio"» (LG 29; cf CD 15). En la ordenación al diaconado, sólo el
obispo impone las manos, significando así que el diácono está especialmente
vinculado al obispo en las tareas de su "diaconía" (cf. San Hipólito
Romano, Traditio apostólica 8).
1570
Los diáconos participan de una manera especial en la misión y la gracia de
Cristo (cf. LG41; AG 16). El sacramento del Orden los marcó con un sello
(«carácter») que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con Cristo
que se hizo "diácono", es decir, el servidor de todos (cf. Mc 10,45;
Lc 22,27; San Policarpo de Esmirna, Epístola ad Philippenses 5, 25,2).
Corresponde a los diáconos, entre otras cosas, asistir al obispo y a los
presbíteros en la celebración de los divinos misterios sobre todo de la
Eucaristía y en la distribución de la misma, asistir a la celebración del
matrimonio y bendecirlo, proclamar el Evangelio y predicar, presidir las
exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad (cf. LG 29; cf. SC
35,4; AG 16).
Existe
también la figura del diaconado permanente, que a diferencia del diaconado
transitorio que es un paso previo a la ordenación sacerdotal, este ministerio
es un servicio permanente, como lo dice la Congregación para la Educación
Católica y Congregación para el Clero: “El servicio de los diáconos en la
Iglesia está documentado desde los tiempos apostólicos. Una tradición
consolidada, atestiguada ya por S. Ireneo y que confluye en la liturgia de la
ordenación, ha visto el inicio del diaconado en el hecho de la institución de
los «siete», de la que hablan los Hechos de los Apóstoles (6, 1-6). En el grado
inicial de la sagrada jerarquía están, por tanto, los diáconos, cuyo ministerio
ha sido siempre tener en gran honor a la Iglesia. (14) San Pablo los saluda
junto a los obispos en el exordio de la Carta a los Filipenses (cf. Fil 1, 1) y
en la Primera Carta a Timoteo examina las cualidades y las virtudes con las que
deben estar adornados para cumplir dignamente su ministerio (cf. 1 Tim 3,
8-13). (15). Se puede consultar el documento completo en Normas básicas para la
formación del Clero Permanente
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