Telésforo García Carreón
Diputado
Local en la LX Legislatura del Estado de México
La mayoría de los mexicanos estamos
enterados que el gobierno federal plantea regresar a una “nueva normalidad”
esta semana, pero ¿qué significa regresar a esa nueva normalidad? Significa el
reinicio de la actividad económica; es decir, al trabajo en las fábricas y
consiguientemente el funcionamiento normal del transporte pública y
paulatinamente de todas las actividades productivas, bueno, no de todas, pero
sí de las principales actividades económicas.
Se
habló en particular de reiniciar la producción de la industria automotriz, de
la industria electrónica y de las maquiladoras en el norte del país. Y para
ponernos la muestra, el mismísimo presidente de la república reinicia sus giras
de trabajo en el sureste mexicano en donde dio el banderazo de inicio de obra
en diversos tramos del Tren Maya y, en un discurso previo, nos lanzó una
avalancha de indicadores económicos, todos positivos claro, como la
recuperación del precio del petróleo, etc., etc.
Esas
declaraciones las hace el presidente en el peor momento de la crisis sanitaria por
el Covid-19, cuando México está muy cerca de los cien mil contagios, supera ya
las diez mil muertes y se coloca en el tercer lugar mundial de fallecidos en
esta semana. Parece un verdadero contrasentido, una miopía política, o un
capricho, un acto prepotente y autoritario del presidente de la república. En
efecto, todo eso es.
Pero,
¿por qué actúa así el gobierno de la cuarta transformación? Yo creo que por
varias razones, aunque solo citaré dos que creo son las dos más importantes.
La
primera es de orden político: al presidente le urge dar la impresión de que lo
peor de la pandemia ya pasó y por eso demagógicamente dice que le agradece al
pueblo de México, que dice está muy educado y muy informado porque gracias a
eso estamos saliendo de la pandemia. Pero eso no es cierto: las cifras de
contagios y muertes son de todos conocidas.
La
segunda es de orden económico. Se ha dicho que existen fuertes presiones de la
industria automotriz estadounidense para que las plantas instaladas en
territorio nacional reinicien actividades pues son proveedoras de la industria
norteamericana. Se ha dicho, además, que el mismo Pentágono está presionando
para que la industria maquiladora vuelva al trabajo para producir algunos
componentes de equipo militar que tanto necesita el ejército gringo.
Pero,
pregunto, amable lector, ¿lo más urgente y necesario para la humanidad es
producir automóviles o pantallas de plasma, o pero aun, armamento para invadir
países? Sin lugar a dudas la respuesta debe ser NO. Si se planteara reiniciar
la actividad económica para producir alimentos y medicinas, yo sería el primero
en estar de acuerdo.
Escuché
al presidente de la república en su mensaje dando a conocer los indicadores
económicos y allí dijo que México ya es otro porque ha desterrado, ha
desaparecido el neoliberalismo de la faz de la patria. Pero el presidente solo
lo ha desaparecido en su cabeza, porque, ¿acaso no siguen operando las mismas
empresas trasnacionales que había antes de la 4T? ¿No siguen operando los
mismos bancos de capital extranjero que operaban antes de la 4T y no siguen obteniendo
jugosas ganancias? Sí, todo eso existe, y el neoliberalismo no ha desaparecido,
sigue tan campante como antes. Solo está desaparecido en la cabeza y en el
discurso del presidente, pero en realidad el neoliberalismo sigue operando sus
crueles leyes del frío pago de contado.
Es el capital nacional y
trasnacional el que presiona para el reinicio de la actividad económica porque
se le hace absurdo tener sin uso las fábricas, las máquinas, la materia prima,
y sabe que ese problema solo lo pueden resolver los trabajadores con su trabajo
vivo, con su trabajo creador de riqueza. He aquí el quid de la cuestión: es el
capital que funciona como un Drácula, como un vampiro que para vivir debe
chupar sangre humana, pues el capital, para existir e incrementarse debe
explotar trabajo vivo, cerebro, nervios, músculos de los trabajadores.
He
aquí la causa más profunda del reinicio de la actividad económica. Yo entiendo
muy bien que los que más sufren con la suspensión del trabajo y con la pérdida
de empleo son precisamente los trabajadores, más cuando se habla de millón y
medio de empleos perdidos. Pero regresar al trabajo con riesgo de la salud y de
la vida de los trabajadores, de los creadores de la riqueza, se me hace un
verdadero despropósito, un atentado contra los propios trabajadores, quienes,
como dije, son los verdaderos creadores de riqueza.
Miles
y miles de mexicanos pobres le han exigido a López Obrador un programa de
entrega de alimentos gratuitos, pero el presidente se muestra terco (como él
mismo reconoce que es), se muestra ciego y sordo para escuchar y ver a los
mexicanos más humildes, a los que dice representar y defender, pero a quienes
no les da nada.
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