México, 18 junio de 2020
Una de las más
grandes fortalezas de México ha sido y es la diversidad de sus
plantas cultivadas y de sus parientes silvestres. Los antiguos
pueblos mexicanos lograron domesticar más de cien plantas; algunas
tienen un gran valor para la economía y para la alimentación
mundial, como el maíz, el frijol, el chile, el jitomate, la
calabaza, el aguacate, el nopal, el cacao y la vainilla por solo
nombrar algunas. Esta gran riqueza ha sido amenazada una y otra vez
por las grandes empresas que buscan adueñarse de las principales
semillas del mundo, de las mejores tierras y del agua que es un bien
común para todas y todos.
Estas empresas,
apoyadas por legisladores y funcionarios desinformados de la riqueza
de este patrimonio, han diseñado una propuesta de reforma a la Ley
Federal de Variedades Vegetales (LFVV). Esta propuesta fue presentada
en marzo pasado ante comisiones de la Cámara de Diputados por el
legislador de Morena y presidente de la Comisión de Desarrollo y
Conservación Rural, Agrícola y Autosuficiencia Alimentaria, Eraclio
Rodríguez Gómez. Entre su articulado, están consideradas costosas
multas, penas de cárcel, e incluso la quema de las cosechas, si los
campesinos y campesinas intercambian libremente las semillas, las
pencas de nopal, los esquejes de plantas que han heredado y
diversificado por milenios; sumemos a ello que las empresas
transnacionales podrían tener los derechos de propiedad intelectual
de las semillas y otras partes de las plantas. Esta privatización
abre, además, la puerta a la siembra de semillas transgénicas.La
alimentación tradicional que México tiene, es sana y es parte de
nuestra identidad cultural. Por su diversidad de ingredientes,
preparaciones y platillos hoy forma parte de la Lista de Patrimonio
Mundial de la UNESCO. Las formas de cultivo y el intercambio libre de
semillas son parte sustantiva de esta riqueza y ha permitido la
autonomía y la autosuficiencia de comunidades indígenas y
campesinas. Por ello, el Estado mexicano debe atender las
obligaciones constitucionales que tiene en materia de protección de
derechos.
Es falso el
argumento de que se requieran dichas reformas para atender la entrada
en vigor del T-MEC.
Por estas razones,
hacemos un llamado a las organizaciones y colectivos de agricultores,
campesinos, de pueblos y comunidades indígenas, que se verían
afectados, así como a los fitomejoradores honestos, y en general a
la sociedad civil, para movilizarnos e impedir que se apruebe en la
Cámara de Diputados el proyecto de reformas a la Ley Federal de
Variedades Vegetales. La LFVV de 1996, actualmente en vigor, reconoce
el intercambio libre de semillas tan esencial para la protección de
la riqueza biocultural y la soberanía alimentaria de nuestro país.
Demandamos de manera enérgica a las y los integrantes de la actual
legislatura de la Cámara de Diputados no aprobar esta iniciativa de
reforma de Leyque traería afectaciones sociales y ambientales
irreparables, y que violaría los derechos de toda la población
mexicana.
¡Digamos no a la
reforma a la Ley Federal de Variedades Vegetales. Digamos sí a la
autonomía campesina e indígena, al derecho a una alimentación
sana, segura, diversa y culturalmente adecuada y a un ambiente sano!
Atentamente
Campaña Nacional
Sin Maíz No Hay País
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