La
falta de interés de los tres órdenes de gobierno ha dado como resultado el
abandono del campo mexicano, por lo que dependemos de los países extranjeros y
no contamos con la tan anhelada soberanía alimentaria. Muestra de ello es que
la agricultura latinoamericana aporta al Producto Interno Bruto (PIB) sólo el
9%.
En
los campos agrícolas de México prevalece un modelo de explotación y desigualdad
que se ha fortalecido durante años. Un grupo de empresarios se ha valido de sus
conexiones políticas para obtener subsidios gubernamentales mejorando su
producción, mientras que los pequeños jornaleros viven a la “buena de
Dios".
El
señor Juan de 53 años y su esposa crecieron observando a sus padres ser
campesinos; actualmente ellos laboran el campo para subsistir, aseguran que
esta actividad ya no es negocio da para hacer tortillas y a veces ni eso.
Don
Juan carece de toda ayuda para aumentar su producción, asegura que ningún orden
de gobierno le ha proporcionado beneficio alguno para la adquisición de
maquinaria o fertilizante por lo que cultiva su tierra a la antigua, con el
azadón y sus manos.
El
mal tiempo, es otros de los factores que imposibilita el poder cosechar frutos
que se oferten en el mercado y permitan a Juan tener ingresos de su siembra.
Mientras
realiza la escarda de su terreno, expresa que una de las principales razones
por las que los terrenos han quedado baldíos (sin sembrar) se debe a que no hay
apoyos “la gente prefiere ser comerciante porque ahí se gana. El campesino es
el que trabaja más y obtiene poco”
Carente
de recursos para la contratación de maquinaria y de fertilizante el cual oscila
entre los 250, 430 y 450, don Juan sale diariamente en compañía de su esposa a
labrar la tierra porque de esta manera se ahorran el pago a los jornaleros; 150
pesos con los que no cuentan. “en esta media hectárea me estoy gastando arriba
de 4 o 5 mil pesos y solo por realizar la indispensable que es barbechar,
rastrear, regar, sembrar y escardar, además de utilizar 6 bultos de abono. Un
aproximado de mil pesos por cada actividad. Pero eso no lo ve el gobierno que
solo nos busca cuando hay elecciones, prometiendo lo que no van a cumplir"
Don
Juan invierte un promedio de 4 mil pesos cada año para cosechar 35 costales de
maíz, cuando el año en bueno, sin embargo esto no le alcanza puesto que el
precio en el mercado por kilogramo es de 3 pesos con 80 centavos; 3 mil 800 por
cada tonelada. “Ser campesino ya no es negocio”. Por ello prefiere sembrar una
pequeña parcela que le permita utilizar la cosecha en el autoconsumo y el de
sus animales. “A veces ya no queremos trabajar, mi esposo me dice ya no vamos
sembrar los terrenos, pero a mí no me gusta ver mis terrenos baldíos y prefiero
venir desde temprano a darle a ver que sale”.
La
falta de apoyo del gobierno tiene en jaque a los campesinos que desesperados
dejan en manos de Dios la cosecha. Aunado a ello la pandemia ha agudizado este
problema que con el cambio de gobierno municipal no se ha resuelto. “En las
noticias nos dicen que ya no vamos a salir por esta epidemia y yo le dijo a mi
esposo vamos a ver nuestro maíz porque nadie nos ayuda y sino vamos nos vamos a
morir de hambre”
La
familia de don Juan tiene como medio de subsistencia además del campo, el
cultivo de nopales actividades que tampoco deja. Por tanto hace que el gobierno
tome en cuenta a los miles de productores que no cuentan con los recursos para
la adquisición de insumos y no solo se les visite en tiempos electorales
Es
urgente la recuperación económica bajo una visión de integración de intereses
económicos, sociales y políticos, permitiendo que la población tenga adecuados
salarios, un lugar digno para vivir, trabajo, educación y salud; de lo
contrario el sector campesino continuará siendo una asignatura reprobada por el
gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario