En esta época del año, incrementa el tráfico, la euforia, y también los gastos, baja la temperatura y muchas veces con ella, las defensas. Esta época nos pone más sensibles en todo sentido. Emocionalmente, estamos más dispuestos a dar regalos y gastar, porque tenemos dinero; físicamente, nos volvemos mucho más propensos a enfermedades, no sólo por las bajas
temperaturas, sino por el cambio de rutina al que nos enfrentamos, hacemos que nuestro cuerpo se canse, se desvele, le damos más diversión, más comida. Si bien es una época llena de ilusión (para muchos), tenemos que tomar en cuenta que cuando se acaba, tal vez veamos con tristeza nuestros estados de cuenta rodeados de cosas que pensábamos necesitar, pero en realidad no es así.
Es importante considerar que el gasto promedio entre el Buen Fin y Navidad es de 8,500 pesos por persona. Aprovechando la sensibilidad en la que nos encontramos, la mayoría de las marcas nos hacen sentir que es necesario que compremos cosas que muchas veces no necesitamos, pero la época nos hace sentir que sí. Nos hace tener sentimientos que no tuvimos durante todo el año, pero a la hora del intercambio, la cena, la fiesta de la oficina, de repente recordamos que Jaime de Recursos Humanos nos dejó salir 15 minutos antes una vez y ¡le compramos un regalo! La pregunta es ¿Jaime apreciará este detalle y nos dejará seguir saliendo temprano el resto del año? No, todo vuelve a la normalidad con los Reyes Magos, y entonces, los más felices serán los bancos, porque para ellos ¡Santa Claus sí vendrá!
Con la familia, esta situación no es la excepción. Muchos padres gastan cantidades exorbitantes de dinero en regalos de Navidad para sus hijos “porque es Navidad”, aun sabiendo que no los usarán, pero “Navidad es magia”. Con nosotros mismos no sucede algo distinto, ¿quién no se regala cosas porque es Navidad y “trabajé todo el año por esto”?
La pregunta que nos tenemos que hacer al comprar algo no es: ¿realmente lo necesito?, es: ¿cuántas veces en el año lo usaré? Porque muchas veces no necesitamos lo que adquirimos, pero sí tenemos muchas ganas y realmente lo podemos incorporar a nuestra vida; otras veces, sólo nos dejamos llevar porque está súper barato y “es una compra inteligente”. Ninguna compra, por más barata que ésta sea, es inteligente si después no se usa y solamente nos quita espacio.
Algo que influye mucho en nuestras decisiones, es el clima, no en vano, según datos del INEGI, septiembre es el mes del año en el que ocurren más nacimientos, lo que quiere decir que la época del año, definitivamente afecta nuestras decisiones, no en el mal sentido en este caso, por supuesto. Estamos mucho más eufóricos y más dispuestos a hacer cosas. Claro que los últimos meses del año (noviembre y diciembre) son “la última oportunidad” que tenemos de hacer las cosas que en un año no hicimos.
Esto claro que puede ser un arma de doble filo, porque así como vienen los buenos propósitos y la esperanza de cumplirlos “antes de que acabe el año”, también vienen los excesos y las decisiones influenciadas por nuestro estado de ánimo.
Volviendo al tema de la compra, muchos de nosotros esperamos las ofertas de fin de año, los aguinaldos, fondos de ahorro, etc., para poder hacer compras importantes, por ejemplo, una televisión, una computadora, etc. Un aire acondicionado podría clasificarse bajo este criterio, pues es algo que tiene un precio elevado y tal vez no podemos adquirir cualquier mes del año, sino hasta que ya hemos terminado de pagar nuestras deudas, etc.
Hablando de la influencia del clima en nuestras decisiones, definitivamente a nadie se le ocurre comprar un aire acondicionado en diciembre, cuando supuestamente hace frío, entonces es una compra que posiblemente no podamos realizar a menos que lo planeemos, porque durante los meses de calor no tenemos tanta liquidez ni habrá tantas ofertas. Pero, ¿si ese aire acondicionado también tuviera la capacidad de brindar calefacción? Nuestra perspectiva cambiaría, ¿cierto? Entonces se volvería un poco más necesario y lógico adquirir un sistema de estos.
Según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), de noviembre de este año a mayo de 2018, diciembre y enero serán los meses más fríos. En este mes de noviembre, se espera el ingreso de seis sistemas (frentes fríos); en diciembre ocho, en enero ocho, en febrero siete, en marzo seis, en abril seis y en mayo dos, lo que representa un total de 51 sistemas en la temporada 2017-2018, cifra semejante al promedio histórico, que es de 52 sistemas, conforme a la climatología 2001- 2015.
Por esto es que Trane, empresa de Ingersoll Rand, líder mundial en la creación y mantenimiento de ambientes confortables, se preocupa por nuestra comodidad poniendo a nuestro alcance equipos de aire acondicionado y calefacción para todo el año, con la asesoría de especialistas quienes nos recomendarán lo mejor para nuestro estilo de vida en todas las épocas del año, para no sentir que, acabando la época navideña, tomamos una mala decisión.
En la vida después de Reyes, se tienen muchas preocupaciones, pero con Trane, la comodidad, la temperatura del hogar, el ahorro de energía y la inversión inteligente, definitivamente no serán una de ellas.
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