18
de mayo de 2017
La
Junta de Gobierno del Banco de México ha decidido aumentar en 25 puntos base el
objetivo
para
la Tasa de Interés Interbancaria a un día a un nivel de 6.75 por ciento.
La
actividad económica mundial continuó presentando una recuperación, reflejando
un repunte de la
inversión,
la producción industrial y el comercio global. Si bien en Estados Unidos el
crecimiento del PIB
se
desaceleró durante el primer trimestre del año, se estima que este desempeño
respondió
principalmente
a factores temporales, anticipándose un repunte para el segundo trimestre.
Destaca que
el
mercado laboral siguió fortaleciéndose. Con relación a la inflación medida a
través del deflactor del
consumo,
luego de la interrupción temporal en su tendencia ascendente, se espera que
converja
gradualmente
hacia la meta de mediano plazo de la Reserva Federal de dos por ciento. En este
contexto,
en
su decisión de mayo ese Instituto Emisor mantuvo sin cambios el rango objetivo
para la tasa de
fondos
federales, aunque confirmó que el retiro del estímulo monetario seguirá a un
ritmo gradual, por
lo
que se anticipa que en su decisión de junio incremente dicho rango. Además, se
ha venido
fortaleciendo
la expectativa de que hacia finales del año en curso o al inicio del próximo,
comience a
tomar
acciones orientadas a reducir el tamaño de su balance, lo que aceleraría el
proceso de
normalización
de la política monetaria estadounidense. En la Eurozona, el Reino Unido y
Japón, se
continúa
observando una recuperación de la actividad económica y un repunte moderado de
la inflación,
aunque
no lo suficientemente brioso para esperar políticas monetarias menos
acomodaticias durante
los
próximos meses. En lo que respecta a las economías emergentes, la actividad
económica también
se
ha recuperado, aunque de niveles inferiores. Además, las vulnerabilidades de la
economía de China
parecen
haberse incrementado. En todo caso, para el resto de 2017 y para 2018 se
anticipa que la
actividad
económica global siga fortaleciéndose. No obstante, este escenario de
crecimiento enfrenta
riesgos
a la baja, incluyendo una elevada incertidumbre sobre el rumbo de la política
económica en
Estados
Unidos y crecientes tensiones geopolíticas en diversas regiones.
Desde
la última decisión de política monetaria, las condiciones en los mercados
financieros nacionales
continuaron
mejorando, en congruencia con lo observado en los mercados globales. El tipo de
cambio
mantuvo
una significativa apreciación con respecto a los niveles alcanzados al inicio
del año y, si bien
su
volatilidad continuó siendo alta, fue menor que la del primer trimestre del
año. Los episodios de mayor
volatilidad
respondieron a la incertidumbre con respecto a la postura de Estados Unidos en
materia
comercial.
Por su parte, las tasas de interés para todos los plazos mostraron incrementos
moderados,
en
línea con una postura monetaria esperada más restrictiva del Banco de México,
si bien por ello mismo
la
curva de rendimientos ha continuado aplanándose. Por lo que respecta a los
diferenciales de las tasas
de
interés entre México y Estados Unidos, estos se mantuvieron relativamente
estables en relación a la
última
decisión.
En
los primeros tres meses del año, la economía mexicana siguió expandiéndose a un
ritmo similar a lo
observado
en el último trimestre de 2016. En particular, persistió la mejoría de la
demanda externa, al
tiempo
que el consumo privado mantuvo una trayectoria positiva. En contraste, se
acentuó la debilidad
de
la inversión, tanto pública como privada. El desempeño de esta última ha
respondido sobre todo a la
incertidumbre
sobre el futuro de la relación bilateral entre México y Estados Unidos. De esta
manera, no
se
aprecian presiones significativas sobre los precios provenientes de la demanda
agregada, aunque el
mercado
laboral parecería ya no tener holgura. El balance de riesgos para el
crecimiento continúa
sesgado
a la baja, si bien existe la percepción de que la probabilidad de que se
materialicen los riesgos
más
extremos ha disminuido.
La
inflación general sigue mostrando una trayectoria al alza, alcanzando en abril
de 2017 un nivel de
5.82
por ciento, como resultado de los incrementos que se han presentado tanto en la
inflación
subyacente,
como en la no subyacente. En particular, la inflación subyacente, que en abril
se situó en
4.72
por ciento, continuó presentando una tendencia al alza como reflejo de la
depreciación acumulada
de
la moneda nacional y de los efectos indirectos derivados de los ajustes en los precios
de los
energéticos
desde principios de año. La inflación no subyacente anual ha continuado
creciendo,
ubicándose
en abril en 9.25 por ciento, como reflejo tanto de los aumentos en los precios
de los
energéticos,
como de incrementos en el último mes en los precios de algunos productos
agropecuarios
y
en las tarifas autorizadas por diferentes instancias de gobierno (en particular
de autotransporte). Cabe
resaltar
que a pesar de que la simultaneidad y magnitud de estos choques temporales han
afectado la
inflación
y sus expectativas de corto plazo, la política monetaria que ha implementado el
Banco de
México
ha contribuido a que las expectativas de inflación de mediano y largo plazo se
hayan mantenido
relativamente
estables y que, hasta el momento, no se hayan presentado efectos de segundo
orden en
el
proceso de formación de precios en la economía. En particular, las expectativas
de inflación continúan
reflejando
un aumento temporal en la misma. Así, mientras que las del cierre de 2017 se
ajustaron al
alza,
aquellas de mediano plazo se mantuvieron por debajo de 4.0 por ciento y las de
largo plazo en 3.5
por
ciento.
Se
prevé que durante los próximos meses la inflación general anual continúe
viéndose afectada
temporalmente,
en particular por el incremento en las tarifas de autotransporte y de algunos
productos
agropecuarios,
lo que se añade a los ajustes que se deriven aún de la depreciación acumulada
del tipo
de
cambio real, así como del impacto transitorio del incremento en los precios de
los energéticos. De
esta
forma, se espera que durante 2017 la inflación se ubique considerablemente por
encima de la cota
superior
del intervalo de variación del Banco de México. No obstante, se anticipa que en
los últimos
meses
de 2017 y durante 2018 la inflación retome una trayectoria convergente al
objetivo de 3 por ciento
y
que alcance dicho nivel al final del horizonte de pronóstico. Ello, tomando en
consideración el
desvanecimiento
de los choques antes mencionados, la reversión que ha registrado el tipo de
cambio
durante
los últimos meses, cierta ampliación de la brecha del producto a terreno
negativo que se prevé,
y
los importantes ajustes de política monetaria que se han aplicado desde
diciembre de 2015, así como
los
que se requieran hacia adelante, que continuarán incidiendo sobre el
comportamiento de la inflación
durante
los siguientes trimestres.
Esta
previsión está sujeta a riesgos. Al alza, el principal es que el número y la
magnitud de los choques
que
se han observado incremente la probabilidad de efectos de segundo orden sobre
la inflación.
Además,
se podrían elevar aún más las expectativas de inflación como consecuencia del
comportamiento
de la misma, o si la moneda nacional experimenta depreciaciones adicionales.
También
persiste
el riesgo de que se observen incrementos en los precios de los bienes
agropecuarios, aunque
su
impacto sobre la inflación sería transitorio. Finalmente, tomando en
consideración que las condiciones
en
el mercado laboral han venido estrechándose, la tendencia al alza de los costos
laborales unitarios
de
la mano de obra podría empezar a reflejarse en la inflación. En cuanto a los
riesgos a la baja, existe
la
posibilidad de que se presente una apreciación adicional de la moneda nacional,
además de que los
precios
de los energéticos podrían disminuir, en línea con sus referencias
internacionales. También
podrían
registrarse reducciones en diversos precios de la economía como consecuencia de
las reformas
estructurales.
Finalmente, existe la posibilidad de que la actividad económica nacional
presente una
desaceleración
mayor a la anticipada, lo que reduciría aún más la posibilidad de que surjan
presiones
inflacionarias
por el lado de la demanda agregada y el mercado laboral. Se considera que el
balance de
riesgos
para la inflación se ha deteriorado moderadamente.
A
pesar del desempeño favorable que en general se ha observado en los mercados
financieros
nacionales,
prevalece incertidumbre en el entorno externo. Adicionalmente, la inflación ha
mantenido
desde
julio de 2016 una tendencia al alza por 10 meses consecutivos. Ello, aunado a
la simultaneidad
y
magnitud de los choques temporales en precios relativos que han surgido, hacen
que el principal reto
que
continúe enfrentando la Junta de Gobierno sea el de evitar efectos de segundo
orden sobre el
proceso
de formación de precios, manteniendo ancladas las expectativas de inflación de
mediano y
largo
plazo. Lo anterior considerando tanto la naturaleza transitoria de los choques
que han impactado
a
las cifras de inflación, como el horizonte de tiempo en el que operan
cabalmente los canales de
transmisión
de la política monetaria, así como los ajustes llevados a cabo desde diciembre
de 2015 y
los
que se juzguen convenientes hacia adelante.
Con
base en las previsiones anteriores y con el objeto de evitar contagios al
proceso de formación de
precios
en la economía, anclar las expectativas de inflación y reforzar la contribución
de la política
monetaria
al proceso de convergencia de la inflación a su meta, la Junta de Gobierno ha
decidido por
unanimidad
aumentar el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día en 25
puntos base, a un
nivel
de 6.75 por ciento. Hacia adelante, la Junta de Gobierno seguirá muy de cerca
la evolución de
todos
los determinantes de la inflación y sus expectativas de mediano y largo plazo,
en especial del
traspaso
potencial de las variaciones del tipo de cambio y de los incrementos en los
precios de los
energéticos
al resto de los precios. También se mantendrá atenta a la evolución de la
posición monetaria
relativa
entre México y Estados Unidos y a la evolución de la brecha del producto. Esto,
con el fin de
estar
en posibilidad de continuar tomando las medidas necesarias para lograr la
convergencia eficiente
de
la inflación al objetivo de 3.0 por ciento.
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