Hoy
en día los empleados pasan demasiado tiempo colaborando y muy poco tiempo en
concentración, lo que no es productivo para ninguna de las partes, empresas y
empleados. Encuentre cómo revertir esta
tendencia y así devolver el balance entre ambas fases críticas del trabajo.
Texto
adaptado por: Betzabeth Romero
Country
Manager para Jabra México
Nunca
nada bueno es suficiente, ¿correcto? ¿o, no?
Eso
es lo que me pregunté cuando vi un titular de noticias afirmando que una
investigación encontró que los empleados pasan hoy 50% más tiempo colaborando
que lo que se hacía hace 20 años.
Si
lo analiza, se trata de una noticia positiva: finalmente hemos logrado borrar
las barreras entre los grupos de empleados de nuestras organizaciones. Eso
significa que estamos trabajando más de cerca y casi ciertamente logrando
grandes cosas, ¿correcto?
Sin
embargo, también parece demasiado bueno para ser verdad. Así que en búsqueda de
dicha investigación encontré que, ¡claro!, había noticias oscuras escondidas
detrás de ese impactante título.
Un
profesor del Babson College, en los Estados Unidos, y dos de sus colegas
analizaron 300 organizaciones durante 20 años y encontraron un montón de datos
negativos asociados con esta oleada de colaboración. El más notable fue su
distribución desigual de trabajo en grupos de empleados específicos, lo que
resulta en altos niveles de estrés y síndrome de “burnout”. Esto no es una
buena noticia para nosotros ni para las organizaciones, y les insto a echar un
vistazo al informe.
Cuando
“más” no es siempre lo mejor
Haciendo
a un lado estas importantes conclusiones, el problema con la sobrecarga colaborativa
es el equilibrio. La colaboración es sólo uno de los cuatro modos de trabajo
que nuestros empleados están alternando constantemente día a día, mientras
realizan sus labores. Los otros incluyen la conversación y la comunicación – lo
cual describe cómo realizan su trabajo - y la concentración, que es
particularmente importante para el crecimiento y el bienestar de nuestras
organizaciones.
La
concentración es ese momento crítico cuando los empleados a partir de cero
realizan sus tareas mediante la reflexión, la conceptualización y la síntesis,
con el fin de tomar una buena decisión. Más sencillo: ese momento es cuando se
hace el trabajo diario. Además, es ese precioso "tiempo a solas" en
el que la inspiración puede golpear como un martillo de la nada - ese "¡Lo
tengo!" que se convierte en la próxima gran idea, producto exitoso,
adquisición clave, ponga usted el nombre que mejor se le acomode, o bien
avanzar considerablemente en las labores diarias que se han acumulado.
Si
bien se requiere un esfuerzo de colaboración para llevar a cabo estas ráfagas
de inspiración, la mayoría se originan como un solo pensamiento o una lluvia de
ideas de una persona solitaria.
Pero
a medida que la colaboración roba más tiempo de concentración, nuestras
organizaciones se ven privadas de los beneficios del trabajo cotidiano de
nuestros empleados, por no hablar de esos "¡Lo tengo!" que son tan
críticos para nuestro éxito. Para compensar esta disminución de la
productividad, nuestros empleados deben trabajar más y más, causando estrés
adicional y burnout.
Cómo
lograr un mejor equilibrio
Está
claro que necesitamos ayudar a los empleados a mejorar la administración de
pendientes, basado en recuperar el
tiempo y restablecer el equilibrio entre la colaboración y la concentración.
Afortunadamente,
hay muchas maneras de hacer esto, y aquí están algunas:
Se
debe inculcar una cultura donde los empleados se sientan cómodos saliendo de lo
que se llama la "esfera de hámster", al permitirles cerrar Outlook o
activar su señal de "ocupado" o "no molestar" cuando sea
necesario, para bloquear las intrusiones no deseadas.
Se
debe proporcionar a los empleados las herramientas adecuadas para reflexionar,
pensar, crear ideas, crear valor y llevar a cabo sus tareas cotidianas. Estos
podrían incluir espacios para reuniones privadas, habitaciones tranquilas,
políticas de home office y auriculares con cancelación de ruido. Claro,
implican una inversión de capital - pero una inversión inteligente.
Finalmente,
se puede simplemente comenzar a reducir el número de reuniones. Esto no es un
cambio cultural tan drástico como puede parecer. Es realmente tan sencillo como
preguntarse: ¿Este asunto requiere absolutamente una junta? Si es así,
adelante. Si no es así, saltar y dar a los empleados un poco más tiempo de
concentración.
¿Puede
haber algo positivo? Seguro que así será. Así que debemos esforzarnos por
encontrar un mejor equilibrio entre la colaboración y la concentración.
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