Los
asaltos con violencia impactan de manera directa a propietarios de camionetas
Hilux, así como a conductores de Mazda 3 y Kia Rio.
En México, arrancar
el motor y salir a la calle implica más que enfrentar el tráfico o buscar
estacionamiento: significa también evadir un riesgo latente que, aunque en
descenso, sigue afectando a miles de automovilistas cada año. El robo de
vehículos, un delito que combina la rapidez de la acción con la complejidad de
su rastreo, ha mostrado una ligera disminución en los últimos meses, pero
continúa concentrándose en zonas específicas y afectando de manera particular a
ciertos modelos y sectores del transporte.
De acuerdo con el
más reciente Reporte de robo de autos y acciones por la seguridad vial,
elaborado por la Asociación
Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), entre julio de 2024 y
junio de 2025 se registraron 60.625 robos de vehículos asegurados en México. La
cifra representa una reducción del 2.2% en comparación con el periodo anterior,
cuando se contabilizaron 62 mil 9 unidades sustraídas. En promedio, 166
automóviles asegurados fueron robados cada día en el último año, lo que supone
tres casos menos que el promedio registrado entre 2023 y 2024.
La tendencia
descendente no es nueva, ya que desde el año 2020, los reportes de robo de
automóviles han mostrado una caída progresiva. Sin embargo, el delito sigue
concentrándose en un puñado de entidades. El Estado de México se mantiene como
el epicentro del problema, con 15.209 unidades sustraídas en el último año. Muy
por detrás, pero con números igualmente relevantes, aparece Jalisco, con 7.139
casos, seguido de la Ciudad de México, con 5.550. Puebla y Sinaloa completan la
lista de las entidades con mayor incidencia, con 4.367 y 3.757 robos,
respectivamente.
Las autoridades
atribuyen parte de esta disminución a estrategias coordinadas entre
corporaciones de seguridad y la colaboración de la industria aseguradora. Norma
Alicia Rosas, directora general de la AMIS, señaló que la información que
proveen las aseguradoras resulta clave para alimentar la inteligencia de
prevención y persecución del delito, permitiendo ubicar patrones y zonas de
mayor riesgo.
No obstante,
mientras el número de robos disminuye, también ha caído el porcentaje de
recuperación de vehículos. En 2020 se logró recuperar el 46% de los autos
robados; hoy la cifra es de apenas 42%, lo que equivale a 70 unidades
recuperadas cada día, el punto más bajo en los últimos cinco años. Esta
situación implica pérdidas significativas para los dueños y un reto adicional
para las autoridades, ya que muchos vehículos robados terminan desmantelados o
vendidos ilegalmente en otras regiones.
En cuanto a los
modelos más atractivos para los delincuentes, el Nissan Versa se mantiene como
el vehículo más robado en México, con 2.362 casos reportados en los últimos 12
meses. Le siguen el camión Kenworth (2.104), la Nissan NP300 (1.875), la
motocicleta Bajaj 111-250 (1.498) y el Chevrolet Aveo (1.367). Estos modelos
son apreciados tanto por su valor en el mercado como por la facilidad de
comercializar sus piezas.
Si se consideran
los robos cometidos con violencia, el panorama cambia. La Toyota Hilux Pick Up
lidera la lista, seguida por el Mazda 3, los camiones Ford de las series F350,
F450 y F550, así como el semirremolque tipo caja seca y el Kia Rio. Este tipo de
atracos, que implican amenazas o agresiones directas a los conductores,
representan un riesgo adicional para la seguridad ciudadana y demandan
operativos más específicos de contención.
El robo de
vehículos pesados también es un fenómeno relevante. En el último año se
registraron 9.473 robos de este tipo de unidades aseguradas, lo que equivale a
26 incidentes diarios. Estas cifras reflejan el interés del crimen organizado
en este segmento, debido a su alto valor y a la posibilidad de usar los
camiones para otros delitos.
El impacto
económico del robo de vehículos se refleja tanto en la industria aseguradora
como en los consumidores y hasta la industria financiera por la solicitud de préstamos para cubrir dicha
necesidad.. Para las aseguradoras, cada robo implica el pago de
indemnizaciones, lo que aumenta sus costos operativos y presiona su
rentabilidad. Para mitigar estas pérdidas, las compañías invierten en
tecnologías de rastreo vehicular con GPS, herramientas de inteligencia
artificial y programas de seguridad para conductores. También fortalecen su
colaboración con autoridades para generar alertas tempranas y agilizar la
localización de unidades.
Para los
propietarios, el delito repercute directamente en el costo de las primas
de seguro. Los modelos más robados suelen tener pólizas más caras,
incluso si su valor comercial no es alto, mientras que un vehículo de mayor
valor pero con bajo índice de robo puede tener una prima más baja. En zonas con
alta incidencia, las aseguradoras pueden exigir deducibles más altos, lo que
obliga al cliente a cubrir una mayor parte del costo en caso de siniestro.
Pese a que solo el
30% del parque vehicular en México cuenta con seguro, de acuerdo con datos del
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la AMIS ha insistido en
la importancia de contratar pólizas con aseguradoras autorizadas. Esto, debido
a que se han detectado empresas que venden pólizas falsas, dejando a los
automovilistas sin protección real en caso de robo o accidente.
Lo cierto es que
mantener la tendencia a la baja requerirá reforzar las estrategias de
prevención, aumentar la eficiencia en la recuperación de vehículos, combatir el
mercado negro de autopartes y fomentar la cultura de aseguramiento. Solo
mediante un enfoque integral, en el que participen autoridades, industria y
ciudadanía, será posible disminuir el impacto de este delito en el país.
Robo de autopartes: un delito en alza
Si bien el robo de
automóviles suele acaparar los titulares, el hurto de autopartes se ha
convertido en una amenaza creciente para los conductores mexicanos. A
diferencia del robo total, este delito se ejecuta en minutos y en cualquier
sitio, dejando al propietario con una reparación inesperada y, muchas veces,
sin transporte hasta que se repone la pieza.
En lo que va de
2025 se contabilizaron 4,816 casos de robo de autopartes, según el Secretariado
Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. La problemática se
concentra en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, urbes donde la alta
densidad vehicular y las limitaciones de vigilancia favorecen la actuación de
bandas especializadas.
Los objetos más
buscados por los delincuentes son espejos laterales, faros LED, fascias y
computadoras automotrices, piezas de alto valor en el mercado informal y,
además, relativamente rápidas de desmontar. Según aseguradoras, modelos como el
Nissan Versa, la camioneta NP300, el Chevrolet Aveo y los tractocamiones
Kenworth figuran entre los más afectados.
A esta realidad
delictiva se suma un factor económico internacional que agrava el impacto; y es
que Estados Unidos impuso aranceles de hasta 25% a autopartes e insumos
procedentes de Asia, lo que repercute en México por la compleja
interdependencia de las cadenas productivas. La Industria Nacional de Autopartes advierte que
las piezas pueden cruzar la frontera hasta ocho veces antes de llegar al
consumidor final, de modo que cualquier incremento arancelario se multiplica a
lo largo de la cadena.
El reemplazo de una
pieza robada, más allá de ser más caro por la subida de precios, puede tardar
más debido a demoras en la importación. Esto aumenta la factura para los
conductores y alarga el periodo en que un vehículo permanece inservible, con
consecuencias económicas y operativas para hogares y empresas.
Frente a este
escenario, las autoridades reforzaron los operativos para desmantelar puntos de
venta y bodegas de autopartes robadas. Entre enero y marzo de 2025 la Fiscalía
General de Justicia de la Ciudad de México realizó 32 cateos en varias
alcaldías —principalmente Gustavo A. Madero, Iztapalapa y el Centro Histórico—,
con el aseguramiento de más de 80 toneladas de piezas y la detención de
alrededor de 30 personas. Un operativo relevante ocurrió el pasado 15 de marzo
en Gustavo A. Madero, donde se recuperaron cinco toneladas de autopartes.
Expertos y
aseguradoras recomiendan medidas prácticas para reducir riesgos, como
estacionar en espacios con vigilancia, evitar dejar el vehículo en zonas
oscuras o poco concurridas y contratar pólizas que incluyan cobertura para
componentes como faros, espejos o rines. Igualmente, aconsejan no comprar
refacciones en el mercado informal, ya que alimenta la cadena delictiva y
expone a sanciones.
La prevención,
física y financiera, aparece como la mejor defensa ante un delito que combina
rapidez de ejecución y alto costo de reposición. Aunque los decomisos recientes
muestran avances, el robo de autopartes continúa creciendo y plantea un desafío
persistente para las principales ciudades del país. Los conductores exigen
soluciones integrales y seguimiento político, con medidas urgentes.
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