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La revelación del Misterio de Dios es la revelación del amor de Dios por la Santísima Virgen María en la Creación, la Redención, la salvación y la santificación de los suyos en su Reino. La consumación de su voluntad en la tierra como es en el cielo.
Luis Martín González Guadarrama. Crucífero.
El misterio que se menciona a continuación, como dice Nuestro Señor Jesucristo acerca de todo lo que nace del Espíritu Santo, es como el aíre que va y viene donde quiere y como quiere (Jn 3, 8); como un perfume que apenas se percibe y escapa (Cant. 1, 3; 4, 14; 7, 14). Por más que quien quiera atraparlo y retenerlo lo busque no lo encuentra por sí mismo y rehúye al engreído (Mt. 11, 25-27), pero se hace encontradizo solo cuando quiere a quien quiere (Is. 65, 1). Quiere qué, a quien se allega, se quede con él y lo aprecie, dejando todo (Mt. 13, 44-46; Lc. 14, 27; Mt. 10, 38) y ante la mínima distracción, falta de interés o no dejar todo para hacerlo suyo y vivirlo, escapa y el alma queda expectante, sin haber entendido ni acordarse de lo que perdió por su indolencia y hasta el recuerdo de que eso pasó desaparece, como que nunca se poseyó y no existiera (Mt. 13, 18-23; Mt. 25, 24-30; Sal 92, 7-8). (1)
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