En
reunión de alto nivel de la Asamblea General de la ONU sobre las
naciones de renta media, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL reforzó la
importancia del multilateralismo y de la cooperación
Sur-Sur y triangular.
(4 de diciembre, 2018)
La
Nueva Agenda de Desarrollo de cara a 2030 -que llama a realizar cambios
transformadores y a superar barreras estructurales para un desarrollo
sostenible con mayor igualdad, sin dejar a nadie atrás- representa un
cambio de paradigma en la cooperación internacional con los llamados
“países de renta media”, señaló este martes 4 de diciembre Alicia
Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL), en una reunión de alto nivel
convocada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York.
La
reunión de alto nivel sobre los
países de renta media
estuvo encabezada por la Presidenta de la Asamblea General de la ONU,
María Fernanda Espinosa, y a ella asistieron
ministros y autoridades de varios países de América Latina y el Caribe,
Europa y África, así como representantes de organismos internacionales y
del sistema de las Naciones Unidas, como el Banco Mundial, Fondo
Monetario Internacional (FMI), Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Oficina de las
Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur (UNOSSC, por sus siglas en
inglés), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),
el Consejo Económico y Social de las Naciones
Unidas (ECOSOC) y las comisiones regionales de la ONU para África
(CEPA) y América Latina y el Caribe (CEPAL).
En
el panel sobre “el rol de la cooperación Sur-Sur y triangular en la
implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” -que fue
moderado
por Ileana Núñez Mordoche, Viceministra de Comercio Exterior y la
Inversión Extranjera de Cuba, en su calidad de Presidenta del Comité de
Cooperación Sur-Sur de la CEPAL- la Secretaria Ejecutiva Alicia Bárcena
remarcó que se necesita un nuevo estilo de cooperación
basado en el multilateralismo, que disminuya las asimetrías y asegure
la completa participación de todos los países en transición en los
esquemas de cooperación para el desarrollo.
Explicó
que la Nueva Agenda de Desarrollo, conformada por la Agenda 2030 para
el Desarrollo Sostenible y sus 17 objetivos (ODS), la Agenda de Acción
de
Addis Abeba para la Financiación del Desarrollo, el Marco de Sendai
para la Reducción de Desastres y el Acuerdo de París sobre el Cambio
Climático, requerirá recursos que varían entre los 2,5 y 4,5 trillones
de dólares por año (según cálculos de 2017 del Grupo
de Desarrollo de las Naciones Unidas).
“Esta
Agenda 2030 nos propone un cambio de paradigma para los países de renta
media, frente a un complicado contexto mundial caracterizado por una
crisis
del multilateralismo, un deterioro del comercio externo y la inversión
extranjera directa, un menor dinamismo de la economía mundial, un mundo
más incierto y financieramente complejo, y una revolución tecnológica
sin precedentes”, declaró.
Bárcena recordó que
28
de los 33 países de América Latina y el Caribe son clasificados como de
renta media (85% del continente), lo que dificulta su acceso a fuentes
de financiamiento
tradicionales, como la asistencia oficial al desarrollo (AOD).
En
este contexto, la alta funcionaria de las Naciones Unidas destacó que
es necesario profundizar la cooperación Sur-Sur y la cooperación
triangular, ya
que ambas propician un nuevo modelo de cooperación entre pares que
permite proteger los intereses de los países de renta media, fortalecer
la participación de las naciones en desarrollo en los foros globales de
cooperación fiscal, y enfrentar la dañina competencia
tributaria entre países mediante programas regionales integrados.
“El
PIB per cápita no refleja las brechas estructurales y no debe ser el
criterio de asignación para el financiamiento. Se trata de mejorar la
habilidad
y capacidad de los países para definir sus necesidades y políticas en
su trayectoria hacia el desarrollo sostenible. Debemos cerrar brechas
para ahorrar, invertir, movilizar recursos internos y externos (mercados
de capitales, inversion extranjera directa
y remesas)”, explicó Bárcena.
“Este
cambio de paradigma implica fortalecer la cooperación Sur-Sur, que
provee mayor horizontalidad, entrega un mayor sentido de apropiación por
parte
del receptor y un sentimiento de responsabilidad compartida, tiene un
doble dividendo tanto para el donante como para el receptor, y estimula
las capacidades tecnológicas entre ambos. En tanto, la cooperación
triangular tiene el potencial estratégico de desafiar
la actual gobernanza del sistema internacional y abre a la reflexión
sobre las formas de ayuda al definir nuevos consensos y actores”,
precisó Bárcena.
Emfatizó
que es necesario hacer una redefinición de políticas y criterios de
asignación de recursos internacionales de cooperación Norte-Sur, Sur-Sur
y
triangular, así como crear nuevas métricas que incorporen la
multidimensionalidad del desarrollo y movilizar fuentes públicas y
privadas de financiamiento que no sustituyan el compromiso de 0,7% de
PIB para AOD.
Previamente,
en un almuerzo sobre los países de renta media convocado en el marco de
la reunión de la Asamblea General, Alicia Bárcena se refirió a la
llamada “trampa del ingreso medio” en la cual caen aquellos países que,
habiendo alcanzado su frontera tecnológica no pueden competir
globalmente debido a los bajos salarios y, al mismo tiempo, tampoco han
podido desarrollar mayores niveles de innovación,
cambio tecnológico y producción de bienes y servicios intensivos en
conocimiento.
“La
trampa del ingreso medio es una restricción generalizada al desarrollo
ya que impide a los países mantener el crecimiento en el largo plazo y
converger
al mismo tiempo hacia economías más avanzadas. Los países de América
Latina y el Caribe están continuamente luchando por superarla”, declaró.
Bárcena
señaló que superar esa trampa requiere políticas y estrategias de
desarrollo que enfrenten las brechas y obstáculos estructurales que
impiden a
los países de ingreso medio alcanzar un crecimiento inclusivo y con
mayor igualdad.
“Por
eso en la CEPAL hemos propuesto el enfoque de cierre de brechas
estructurales, que constituye un marco alternativo para organizar la
lógica del sistema
de la cooperación para el desarrollo, que actualmente se basa en el
ingreso per cápita, lo que determina la colocación de flujos de
asistencia oficiales”, indicó.