lunes, 7 de septiembre de 2020

López Obrador, demagogo profesional




Antonio Zacarías

El Taller de Comunicación Política SPIN puso de relieve que, durante las conferencias matutinas del 03 de diciembre de 2018 al 24 de abril de 2020, López Obrador hizo 24 mil 733 afirmaciones no verdaderas -en promedio 70 diarias-; es decir, la mayoría de las aseveraciones hechas por el presidente son solo promesas, hechos no comprobables y mentiras. Un ejemplo será suficiente para ilustrar la demagogia presidencial: la delincuencia y la violencia van en aumento, los delincuentes se han apropiado de las calles y han secuestrado la paz y la tranquilidad de todos los mexicanos.

En esta ocasión no sustentaremos nuestras afirmaciones invocando las terribles cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), solo diremos que bastaría con echar un vistazo en Facebook para encontrar videos y más videos de robos a mano armada a transeuntes, a comercios establecidos e informales, a casas habitación, automovilistas y al transporte público; todos testimonios sórdidos que echan abajo la frívola afirmación de que este gobierno está combatiendo eficazmente estos terribles males. Las peroratas de AMLO son demagógia y nada más.

De acuerdo con SPIN en el discurso presidencial, correspondiente al segundo informe de gobierno, en 45 minutos con 13 segundos el titular del ejecutivo federal, fiel a su estilo, hizo 101 afirmaciones no verdaderas -23 promesas, 9 falsas y 69 no comprobables- y no podía ser de otra manera pues en su segundo año de mandato, López Obrador, con sus pésimas decisiones, ha puesto en crisis muchos rubros de la vida nacional: la caída del PIB, el creciente desempleo y el pésimo manejo de la pandemia, son solo unos cuantos ejemplos de ello. Indiscutiblemente son muchos los errores presidenciales, pero uno que ha de costar muy caro al país y que ha de afectar a toda una generación, es el equivocado enfoque propuesto por la SEP para la atención del estudiantado nacional.

Uno de los errores más graves que cometió la SEP fue poner el sistema educativo en las manos de las televisoras privadas. Son muchas las razones por las que la televisión no puede cumplir las funciones y fines educativos, solo hemos de señalar uno: a saber, el docente y la interacción de este con los educandos será siempre insustituible; parece ser que el presidente no sabe que en la historia de la educación, los maestros han tenido siempre un rol protagónico.

No obstante, estas no son las únicas “omisones” o no son los únicos errores que cometió el gobierno de López Obrador; al presidente se le “olvidó” que la pobreza en la que viven los mexicanos, les impide contar con las condiciones materiales: electricidad, acceso a la señal televisiva, conexión a internet y computadora para tomar clases.

Por otro lado, hay que destacar que, hasta antes de la pandemia, los hogares nunca estuvieron en condiciones de codayuvar en el reforzamiento de los conocimiento que los niños recibían en las aulas; ahora, aunque las familias intenten a través del tío, el hermano, el abuelo y en algunos casos la madre o el padre tratan de jugar el rol de educadores, las condiciones socioculturales de las familias, impedirán que niños y jóvenes puedan continuar su formación debido a su bajo nivel educativo, carencia de hábitos de estudio y aversión a la lectura.

Así, pues, la conjunción de las limitantes socioculturales y económicas arrojan como resultado que la deserción escolar en todos los niveles educativos alcance cifras muy elevadas, pues se estima que 3 millones de estudiantes no se matricularán en el ciclo escolar 2020-2021.

El contenido del discurso de López Obrador, sin ninguna dificultad, se ajusta a la definición de posverdad que formula el filósofo, humanista y pensador británico A.C. Grayling, que, a la sazón dice: “mi opinión vale más que los hechos”, así las cosas en nuestro país, lo que valen son los dichos presidenciales y no la realidad.

Repetir como mantra que “vamos bien” y que “el pueblo esta feliz, feliz, feliz”, resulta un absurdo frente a la abrumadora realidad que vivimos.








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