Lirio
Denní García Córdova
Entre los archivos
jurídicos virtuales de la UNAM figura el texto Senderos
de Miguel Alessio Robles, abogado, periodista y académico mexicano
con carrera política en el periodo de Adolfo de la Huerta y Álvaro
Obregón. En este documento se relata con detalle y precisión la
página “más sombría y dolorosa en la administración
porfirista”, a saber, la noche del 25 de junio de 1879, cuando
después de informar la detención de varios lerdistas, posibles
conspiradores de un golpe contra el régimen, el general Mier y
Terán, gobernador del estado de Veracruz, lugar donde iniciaría el
movimiento, recibiera un escueto telegrama de tres palabras
contundentes, además de la firma del Presidente de la República:
Mátalos en caliente.
Fiel
y obediente, Mier y Terán no vaciló mucho, y sin juicio, sin
desahogo de pruebas, sin sentencia alguna, procedió a ejecutar la
orden seca de su superior. Esa noche pasaron por las armas nueve
hombres que alegaron en su defensa que, a falta de delito, se cometía
un asesinato. Señala Alessio Robles que sólo la intervención
tardía, pero oportuna, del Juez de Distrito, Rafael de Zayas
Enríquez, quien fuera notificado por un informante en la madrugada,
logró salvar a tres reos que seguían en la fila. Esa misma noche,
Mier y Terán alegó que no había hecho otra cosa que obedecer
órdenes, al tiempo que le extendía a Zayas Enríquez el telegrama
citado, con el que pretendía aminorar su culpa, y que lo había
hecho cambiar de la noche a la mañana de acusador en acusado, de
juez en reo, de gobernador en delincuente vulgar.
En
los tiempos que corren, a pesar de que Madero adorna la propaganda
oficial, en el campo de batalla se imponen las órdenes secas de
presidentes, gobernadores y funcionarios públicos al más puro
estilo porfirista, quienes, haciendo uso y abuso del poder que
representan, acusan, enjuician y declaran culpables a un mismo tiempo
a todo aquel que represente una posible amenaza a sus intereses.
Aunque cabe aclarar que ahora la sentencia no se publica en
telegramas, sino en los medios de comunicación. En el nuevo
escenario político, con miras a las elecciones del 2021 solo domina
una consigna: exhibelos
en caliente… No importa contra quiénes se ejecute la orden, lo
importante es que con ella se mantenga “a raya” a todos aquellos
que se atrevan a protestar, criticar o evidenciar las malas políticas
gubernamentales de todos los niveles.
Así
se ha procedido con numerosos personajes de la vida pública dentro
de los que se cuentan periodistas, políticos, analistas, académicos,
empresarios y una larga lista de etcéteras, dentro de las que
descollan los integrantes del Movimiento Antorchista Nacional. A lo
largo de las últimas semanas, por todos los medios a su alcance,
integrantes de esta organización hemos difundido el actual atropello
con el que se procede en contra de varios dirigentes, enjuiciándolos
en la palestra mediática, sin pruebas, sin juicios, sin desahogo de
pruebas, pero con el claro propósito de amedrentar a los afiliados y
simpatizantes de Antorcha. Así se nos ha sentenciado como culpables
de delitos como intermediarios que se “quedan con moches”, como
“huachicoleros” y recientemente como “propietarios de
millonarias cuentas” sin que se pruebe fehacientemente ninguna de
las acusaciones. El tiempo, sin embargo, el tiempo que es implacable
juez, pondrá a cada quien en su lugar, pues al no poder probar
ninguna de las acusaciones infundadas, los acusadores que hoy gozan
de puestos públicos, como gubernaturas o en la función pública,
quedarán colocados, inevitablemente, en el lugar que merecen: la de
simples delincuentes vulgares, víctimas de su lengua y su deseo
insaciable de poder omnipotente. Sea.
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