Banca
Mariana A. Torán / Iván Martínez
Urquijo / Gerónimo Ugarte Bedwell / Jesús García / Alfonso Gurza / Gabriela
López
5 de mayo de 2022
1. Banca y
Sistema Financiero.
Dinamismo de la captación a la
tradicional vuelve a terreno positivo, en marzo crece en términos reales.
En marzo de 2022, el
saldo de la captación bancaria tradicional (vista + plazo) registró una tasa de
crecimiento anual real de 0.3% (7.8% nominal), tras 12 meses consecutivos de
haber registrado caídas, después de descontar el efecto de la inflación. Los
depósitos a la vista siguen siendo el principal motor para impulsar el
dinamismo de la captación tradicional, y en marzo aportaron 2.6 puntos
porcentuales (pp) a su crecimiento, los cuales fueron parcialmente compensados
por la caída de -2.3 pp registrada por los depósitos a plazo, que continúan
mostrando debilidad en su desempeño, a pesar del incremento observado en las
tasas de interés de estos instrumentos.
Los depósitos a la
vista alcanzaron una tasa de crecimiento anual real de 4.0% (11.8% nominal),
ligeramente por debajo del dinamismo observado a tasa anual el mes previo
(4.2%). En marzo, la variación mensual real de este tipo de depósitos mostró un
crecimiento de 1.5%, mayor al promedio de 0.4% observado para los primeros dos
meses de 2022. Los tenedores que más aportaron a este mayor dinamismo fueron las
empresas, cuyos depósitos a la vista registraron una variación anual real de
7.2%, mientras que los depósitos de las personas físicas registraron un
crecimiento real anual 3.1%, menor al dinamismo registrado en febrero (5.2%).
Destaca además que los saldos asociados al sector público no financiero alcanzaron
una tasa de crecimiento real de 7.8%, el primer crecimiento observado tras
siete meses de caídas consecutivas. De esta forma, los saldos de otros
intermediarios financieros son los únicos que se mantienen en terreno negativo,
al registrar una caída de -14.3% en marzo, acumulando 14 meses de caídas a
doble dígito.
Por su parte, los
depósitos a plazo siguen mostrando debilidad. En marzo de 2022, dichos
instrumentos de ahorro mostraron una contracción real de -7.0% (-0.1% nominal),
menor a la observada el mes previo (-8.9%) pero aún lejos de alcanzar terreno
positivo. La mayoría de sectores tenedores de este tipo de ahorro (empresas,
personas físicas, y otros intermediarios financieros) han moderado la reducción
en sus saldos respecto al año previo. En el caso del sector público no
financiero, se acentúo la caída de dichos saldos, lo que en parte podría
explicar el aumento observado en la tenencia de depósitos a la vista
(sustitución hacia instrumentos de ahorro con mayor liquidez).
Un entorno de mayor
inflación podría estar incentivando a los agentes a mantener más saldos
líquidos para financiar su gasto corriente a pesar de los incrementos en las
tasas de interés, que han sido insuficientes para compensar el efecto de una
mayor inflación y ofrecer un rendimiento real positivo.
El crédito al sector privado no
financiero continúa su recuperación en términos reales, apoyado en el financiamiento
a las familias.
En marzo de 2022, el
saldo de la cartera de crédito vigente otorgado por la banca comercial al
sector privado no financiero (SPNF) registró una variación anual de -0.5% en
términos reales (6.9% nominal), menor a la contracción de -1.8% registrada el
mes previo, pero continuando la caída que se ha prolongado por 20 meses
consecutivos. Es importante mencionar que el efecto nominal de la inflación ha
implicado un crecimiento nominal de los saldos totales al SPNF en los últimos 5
meses, aunque, en términos reales, no se ha registrado una variación porcentual
positiva desde julio de 2020.
Al cierre del tercer
mes del año, la reducción en la cartera vigente parece haberse moderado en su
comparación anual y registró un crecimiento a tasa mensual en términos reales por
primera vez en 2022 (0.3% vs -0.4% promedio ene-feb). A la reducción registrada
en marzo, el crédito a empresas aportó -1.9 pp, disminución que fue parcialmente
compensada por la aportación de las carteras de consumo y vivienda (0.6 pp y
0.7 pp respectivamente)
El crédito vigente al
consumo logró un crecimiento real anual de 2.8% (10.5% nominal), incrementando
su dinamismo respecto al mes previo (cuando se observó un crecimiento real de
2.1%). El dinamismo observado en los indicadores de empleo formal ha permitido
un desempeño más estable del consumo privado que se ha reflejado en una mayor
demanda por este tipo de crédito. Los segmentos de tarjetas de crédito y
crédito de nómina (63% de la cartera de consumo) son los principales motores de
esta recuperación, con crecimientos reales de 3.3 y 3.8%. Destaca que por
primera vez en 44 meses el crecimiento de los créditos personales tocó terreno
positivo, alcanzando un crecimiento real anual de 1.1%. Sólo los créditos destinados
a la adquisición de bienes de consumo duradero (ABCD) siguen registrando
contracciones en términos reales a tasa anual (6.5%), sin señales de una
recuperación en el corto plazo.
Por su parte, la
cartera de vivienda incrementó sus tasas de crecimiento anual en términos
nominales y reales en marzo (11.1 y 3.4%, respectivamente). Con el resultado
del tercer mes del año, se observa un aumento en el dinamismo de esta cartera,
que ha logrado mantenerse por cuatro meses consecutivos. La cartera de vivienda
es la única que ha logrado mantener su crecimiento real a lo largo de la
pandemia, aunque ha mostrado signos de desaceleración. La recuperación del
empleo y la expectativa de mayores tasas de interés a largo plazo, podrían
estar incentivando a los agentes a disponer de este tipo de financiamiento, anticipándose
a un incremento en el costo del financiamiento a mayor plazo.
Finalmente, el
crédito a empresas (55.2% de la cartera total al SPNF) registró una caída en
términos reales de -3.3% (crecimiento de 3.9% nominal), reduciendo su contracción
respecto a la observada el mes previo (-5.0%). En términos mensuales, en marzo
se registró el primer crecimiento real del año (de 0.5%). La debilidad que aún
se observa en la recuperación de la inversión privada y el incremento en el
costo de financiamiento podrían seguir conteniendo un crecimiento más vigoroso
para esta cartera de crédito.
Adicionalmente, el
conflicto entre Rusia y Ucrania ha agravado los cuellos de botella en las
cadenas de suministro globales, lo cual constituye un sesgo adicional a la baja
para el desempeño del crédito a empresas, debido a los menores flujos de
ingreso esperados como resultado de dichas disrupciones. En cuanto a la cartera
de consumo, la persistencia inflacionaria podría generar un ajuste a la baja en
la trayectoria del consumo privado, representando un obstáculo significativo en
la senda de recuperación de los saldos reales de esta cartera.
De acuerdo al Consejo de Estabilidad del
Sistema Financiero (CESF) el balance de riesgos para el sistema financiero mexicano
mostró un leve deterioro.
El Consejo de
Estabilidad del Sistema Financiero presentó su informe anual, que comprende el
período entre abril de 2021 y marzo de 2022. En él destaca la importancia de
continuar fortaleciendo un marco macroeconómico sólido y robusto para alcanzar
una senda de crecimiento económico sustentable, inclusivo y sostenido, que
redunde en niveles mayores y más generalizados de bienestar en la población.
El informe analiza
los riesgos que se han acrecentado en el sistema financiero, a causa de la
coyuntura nacional y global, como el COVID-19 y sus nuevas variantes, la
persistencia de la inflación a nivel global, así como el conflicto geopolítico
entre Rusia y Ucrania y la respuesta de diversos países ante dicha situación.
Asimismo, el informe da a conocer a mayor detalle los riesgos provenientes del
entorno económico nacional en el corto y mediano plazo, las acciones de
política divididas en la parte de finanzas públicas y política monetaria, así
como las acciones tomadas por parte de las autoridades para hacer frente a los
riesgos locales. Por otro lado, el informe revisa la evolución del sistema
financiero, y realiza un análisis de los riesgos (de crédito, liquidez, de
mercado, técnicos, financieros, operativos) que enfrentan los distintos
participantes del sistema financiero. Adicionalmente, se presentan los
resultados de pruebas de estrés, bajo dos escenarios macroeconómicos (base y
adverso) con la finalidad de identificar, entre otros, riesgos derivados de
modelos de negocio.
En su análisis sobre
riesgo de crédito destaca que, a diciembre 2021, la cartera vigente de la banca
múltiple está compuesta en un 48% por créditos a empresas, 19% a la vivienda,
12% al consumo no revolvente, 11% al gobierno, 7% en saldos de tarjeta de
crédito y 3% a entidades financieras. El IMOR correspondiente a la cartera
comercial registró un promedio de 1.6% en 2021, cerrando el año en 1.3%. En la
cartera de vivienda, se observó un promedio de 3.5% durante 2021, cerrando el
año en 3.1%. Por su parte, el IMORA se ubicó en niveles de 2.1%, 3.9% y 12.2% a
diciembre de 2021 para las carteras comercial, de vivienda y de consumo,
respectivamente. Estos niveles fueron menores a los observados al cierre de
2020.
En lo que respecta
al riesgo de liquidez, el informe se enfoca en la composición de las fuentes de
financiamiento y el Coeficiente de Cobertura de Liquidez (CCL) y detalla que
dicho indicador registró niveles mayores en comparación con 2020. En cuanto a
sus fuentes, el financiamiento a través de ventanilla representó el 71.9% del
total de captación de la banca a diciembre de 2021, lo cual muestra la continua
necesidad de las instituciones de mantener fuentes estables de fondeo. Para el
financiamiento no garantizado, a diciembre de 2021, el 83.9% del saldo total
corresponde a operaciones a través de ventanilla; el 7.2% a emisiones de deuda;
el 5.5% a préstamos interbancarios; y el 3.5% a obligaciones subordinadas. El
financiamiento garantizado, al cierre de 2021, observó un aumento de 9.9% en el
monto de las operaciones de reporto a un día y, en términos relativos, dichas
operaciones pasaron de representar del 52.7% al 55.1% del monto total del
financiamiento garantizado. En cuanto al análisis de la liquidez, al cierre de
2021, las instituciones de banca múltiple registraron un CCL promedio
trimestral mayor al 100%, una mediana de 240% y un mínimo de 120%. En el 3T21,
Banco Accendo registró un nivel mínimo de 46%.
Para el riesgo de
mercado, respecto a instrumentos de deuda, durante 2021 la posición promedio
fue de 82.0% en títulos gubernamentales, que se componía en un 99.8% por
inversiones en títulos de deuda. Los swaps
son los instrumentos más representativos al cierre de 2021, con un 85.4% del
total, seguidos, entre otros, de los forwards
y las opciones, con un 10.9% y 3.1%, respectivamente. Por otra parte, en cuanto
a la concentración de la exposición por contraparte al cierre de diciembre de
2021, se observa un mayor peso en instituciones financieras extranjeras, casas
de bolsa y la banca múltiple.
Respecto a la banca
de desarrollo, el informe señala que sus instituciones mostraron un
comportamiento mixto en los diversos segmentos de crédito. La cartera comercial
total disminuyó en 4.2%, teniendo crecimiento sólo en la cartera gubernamental
(4.7% respecto a diciembre de 2020). El IMOR de la cartera total de crédito de
los bancos de desarrollo se mantuvo estable durante la mayor parte de 2021 y
cerró el año en 3.55%, un aumento significativo respecto al 1.93% registrado en
diciembre de 2020. El IMOR de la cartera comercial mantuvo un nivel de
alrededor de 1.6% durante la primera mitad del 2021, y posteriormente mostró un
incremento, alcanzando un nivel de 3.3% al cierre de 2021, a raíz del
crecimiento que tuvo el IMOR de la cartera de empresas en el último trimestre
de 2021, el cual se ubicó en 6.6%.
Finalmente, es
importante mencionar que durante el período que cubre el informe, el balance de
riesgos para el sistema financiero mostró un leve deterioro respecto al informe
del año anterior. Esto se debe, de manera primordial, a la aparición de nuevas
variantes del COVID-19, así como a los desbalances entre la oferta y la demanda
globales, las presiones inflacionarias, la materialización de riesgos de
naturaleza geopolítica y un debilitamiento de los motores de crecimiento de
largo plazo. Asimismo, se detectó que algunas instituciones de menor tamaño
podrían enfrentar un faltante de capital ante los escenarios planteados, por lo
que las autoridades financieras, dadas las pruebas de estrés, además de dar
seguimiento a los planes de acción preventivos, prestará especial atención al
desempeño y a la evolución de aquellos bancos que observaron alguna
vulnerabilidad.
2. Mercados
Financieros.
Expectativa de tasas más elevadas y
riesgos sobre el consumo influyen en venta generalizada de activos en abril.
En abril, la
postura de las autoridades monetarias, los datos económicos y los resultados
trimestrales de las empresas continuaron modificando el conjunto de supuestos y
riesgos que guían las expectativas de los participantes en los mercados
financieros.
Por un lado, la
Reserva Federal endureció más el tono de su comunicación, en una clara señal de
que la autoridad monetaria se mantiene detrás de la curva. En respuesta, el
mercado incorpora ya más de un incremento de 50 puntos base (pb) para la tasa
de fondos federales en las próximas tres reuniones del FOMC, además de un ritmo
de reducción más rápido de su balance en comparación con lo observado en 2017.
Por otro lado,
los datos económicos y los resultados trimestrales señalaron a los
participantes del mercado que la pandemia está cerca de su final. El repunte en
el consumo de servicios en detrimento del consumo de bienes en los EE.UU., así
como los menores ingresos y clientes de empresas cuyo modelo de negocio
floreció durante la pandemia (v.gr. Netflix), dan indicios de que los patrones
de consumo están más cerca a lo observado a principios de 2020.
Así mismo los
datos más recientes de la confianza del consumidor norteamericano señalan que
el aumento en la inflación y las mayores tasas de interés afectarán la demanda
del mayor componente de la demanda agregada.
En este
entorno, cuyo hilo conductor sigue siendo un ciclo de tensionamiento monetario
cada vez más acelerado para abatir la persistente inflación, los precios de los
activos financieros registraron una de las más relevantes caídas mensuales
desde 2008 en algunos casos.
La curva de bonos del Tesoro en EE.UU. registró
nuevamente alzas generalizadas en abril. El rendimiento a vencimiento del bono
a dos años se incrementó 38pb, con lo cual cerró el cuarto mes en 2.71%. En la
parte larga, el rendimiento a vencimiento del bono a 10 años avanzó 60pb, lo
que lo llevó a cerrar abril en 2.93%, su mayor nivel desde noviembre de 2018
(véase gráfica 1). Con ello, el benchmark
del desempeño de los bonos del Tesoro cayó 3.1% en abril.
En línea con la
curva norteamericana y ante la expectativa de alrededor de 300pb de alza para
la tasa de política monetaria, las tasas gubernamentales también se
incrementaron en México. El rendimiento a vencimiento del Mbono a 10 años subió
85 pb en abril, con lo cual al cierre del mes este instrumento cotizó en 9.12%,
su mayor nivel desde noviembre de 2018.
En los mercados accionarios se registraron
pérdidas generalizadas en abril, con caídas de mayor magnitud en el sector
tecnológico, ante su mayor sensibilidad al incremento de las tasas de interés.
Los principales índices norteamericanos retrocedieron en mayor magnitud que la
caída de 8.43% del benchmark del
mercado accionario a nivel global (véase gráfica 1).
En México, el
IPyC cayó 9.05% en abril (véase gráfica 1), cifra de mayor magnitud que el
retroceso de 5.75% en el benchmark
accionario de países emergentes (MSCI EM).
Ante la
expectativa de mayores tasas de interés por parte de la FED y, dada la
diferenciación positiva del desempeño económico de EE.UU., se presentó una
mayor demanda por dólares en abril. En consecuencia, el tipo de cambio dejó atrás los niveles por debajo de los 20 pesos
por dólar y cerró abril en 20.43 pesos por dólar, una depreciación de 2.81% del
peso mexicano que superó a la depreciación de 2.68% del benchmark de divisas emergentes (véase gráfico 1).
Finalmente, el benchmark de materias primas a nivel global (SPGSCI) se apreció nuevamente en
abril, pero a una tasa menor y no de manera generalizada. Nuevamente el
componente energético fue el de mayores ganancias (7.89%) durante el cuarto mes
del año, apoyado principalmente en el gas, puesto que el precio del barril de
petróleo Brent y de la mezcla mexicana subieron 1.33 y 4.10%, respectivamente.
El componente
de alimentos también moderó su alza (2.33%) en abril respecto a los meses
anteriores, mientras que las expectativas de menor crecimiento en China tras el
rebrote de COVID 19 influyó particularmente en la demanda de metales
industriales cuyo precio cayó 7.56% en abril (véase gráfica 1).
La reunión de
mayo de la FED abonará a esbozar con mayor detalle los supuestos para los
activos financieros, particularmente porque se anunciarán los detalles para la
reducción de los activos de su balance (Quantitative
Tightening). No obstante, la principal pregunta en el ambiente seguirá
siendo si la FED podrá reducir la inflación sin ocasionar una recesión en la
economía norteamericana.
Si bien los
datos históricos apuntan en contra, es necesario advertir que las condiciones
económicas de las familias y empresas, así como el entorno geopolítico (v.gr. conflicto
en Ucrania, desaceleración en China) tras la pandemia no son comparables con
episodios anteriores. Esto en buena medida señala que los bancos centrales inician
su travesía hacia terrenos completamente
inexplorados.
