• Cuenta Edoméx con los recintos más importantes de la vida de la Décima Musa.
• Resguarda Secretaría de Cultura el legado y vida de la escritora novohispana.
Toluca, Estado de México, 27 de enero de 2019. Juana
Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, mejor conocida como Sor Juana
Inés de la Cruz, fue una escritora mexiquense prodigio, quien buscó, en
todo momento, estar cerca del conocimiento en una época en la que sólo
el género masculino era el que contaba con todas las oportunidades de
desarrollo social, profesional, político y familiar.
El escritor, historiador, investigador y sorjuanista, Francisco Javier
Estrada, explicó que por mucho tiempo se creyó que la mexiquense había
nacido el 12 de noviembre de 1651, siendo su fe de bautizo el documento
que da certeza del año de su nacimiento.
“Tenía unos genes que le permitieron aguantar hasta los 47 años de vida,
porque nació el 12 de noviembre de 1648, porque recordando la anécdota,
se decía que Sor Juana se quitaba tres años, por coquetería, pero no,
era porque no tenía en sus orígenes padres casados o padres legítimos
ante la iglesia y ante la sociedad.
“El convento de San Vicente Ferrer fue donde bautizaron, el 2 de
diciembre de 1648, a Sor Juana, es muy importante porque esa acta de
nacimiento permitió saber que había nacido un mes antes”, explicó el
sorjuanista.
Parte de su infancia, la denominada Décima Musa estuvo al lado de su
abuelo materno, en el municipio de Amecameca, quien poseía una
biblioteca donde ella aprendió a leer a temprana edad y tomó el gusto
por la lectura.
“Pasó todavía niña y sus primeros años de adolescencia en la Hacienda de
Panoaya, que hoy está dedicada al turismo, pero su casco era el espacio
donde ella tuvo sus mejores años en cuanto a preparación, aprendizaje
al que le ayudó mucho su abuelo y de ahí pasó a la Ciudad de México, en
la corte, estuvo ahí, pasó a otro monasterio, el de las Carmelitas y a
otros conventos más conocidos de San Jerónimo”, refirió Estrada.
“Pero no se queda en el mundo de la literatura, Sor Juana pertenece al
mundo de la filosofía. Cómo puede un hombre o una mujer educarse tan
profundamente, pues ella nos enseña que a través de los libros, que
desde muy pequeña aprendió a leer por ese genio con el que ya venía. La
lectura fue permanente y fundamental”.
Ya en edad adulta y ante la restricción de información y educación para
las mujeres en aquella época, Estrada dijo que durante los últimos cinco
años de su vida (1690 a 1695), a la originaria de Nepantla le fue
quitada su biblioteca, por rectificar a uno de los representantes de la
iglesia más importantes, señalándole que el sacrificio o lo que había
entregado Cristo para salvar a la humanidad, no tenía nada que ver en
entregar uno la vida por alguien más.
Fue en el año de 1695, cuando se desató una epidemia que causó muchos
estragos en el Convento de San Jerónimo, siendo un 17 de abril cuando
Sor Juana fallece, a los 47 años de edad.
“Toda esa sabiduría ocasionó que Sor Juana tuviera que abandonar su
libros por orden de la iglesia y se llega a decir que prácticamente se
dejó morir durante la epidemia que derivó en 1695. Su obra es muy amplia
y trata temas sobre su patria, que dice si mis letras tienen algo y
valen, es por lo que me ha aportado el mundo donde vivió”, detalló.
Por ese ímpetu y el legado literario de poesía, redondillas, sonetos y
hasta comedia que surgió en el siglo de oro español, periodo de
florecimiento del arte y la literatura. es que resulta de gran
importancia preservar y difundir su obra.
En nuestros días, la Secretaría de Cultura, a través del Centro Cultural
Sor Juana Inés de la Cruz, ubicado en San Miguel Nepantla, municipio de
Tepetlixpa, antes la casa donde nació la filósofa barroca, es parte del
Centro Regional de Cultura donde hay un museo con manuscritos y
pinturas que le dedicaron varios artistas, una biblioteca con más de 7
mil volúmenes y un teatro al aire libre para actividades artísticas.
“Sus lugares emblemáticos son en primer lugar Nepantla, con el Centro
Cultural Sor Juana Inés de la Cruz, en el municipio de Tepetlixpa, es un
lugar muy bello realizado en su construcción por el arquitecto Abraham
Zabludovsky, uno de los más grandes arquitectos mexicanos. Cuenta con un
auditorio abierto, que tiene más de 650 asientos cómodos”, finalizó el
investigador mexiquense.