MODERADORA: Estimado público, escuchemos el mensaje que nos dirige la Presidenta de los Estados Unidos Mexicanos, Doctora Claudia Sheinbaum Pardo.

PRESIDENTA DE MÉXICO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO: —Les pregunto: ¿No quieren hacerse para adelante? ¿Por qué no hacemos un timing y un tiempo para que…? Jálense para acá para que no les caiga el sol tan fuerte. Acá, de los lados también se puede o para acá. Para acá de este lado también o para acá—.

INTERVENCIÓN: ¡Ahora sí, llegamos todas!

PRESIDENTA DE MÉXICO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO: Ahora sí, llegamos todas. —Bueno, se quedaron algunas ahí en el solecito—.

Muchas gracias a nuestra jefa de gobierno, Clara Brugada, por tu presencia, Clara, y tu gran trabajo al frente de la Ciudad.

Gracias a todas las consejeras electorales que están el día de hoy aquí; a la presidenta de la Sala Superior del Tribunal Electoral; a las ministras de la Corte; diputadas; senadoras; a las titulares de las representaciones de los Institutos de las Mujeres o Secretarías de las Mujeres de todo el país; a todas las mujeres de pueblos originarios y de pueblos afrodescendientes que están aquí con nosotras, a todo el equipo de Gobierno, mujeres, fuerza.

Gracias a todas por su presencia.

El 8 de marzo de 1875, varios centenares de mujeres de una fábrica textil de Nueva York protestaron y se manifestaron por la desigualdad social respecto a sus compañeros, las protestas desencadenaron en una brutal represión de la Policía que terminó asesinando a decenas de trabajadoras.

Tras la masacre, se creó el primer sindicato femenino de la historia, primer sindicato feminimo de la historia, y desató una ola de protestas y huelgas de mujeres en el sector textil. Una de las más importantes llegó en 1908, bajo el lema “Pan y Rosas”; salieron a la calle 15 mil mujeres para protestar por las terribles condiciones laborales que experimentaban. También la Policía las reprimió.

El primer Día Nacional de la Mujer se celebró en Estados Unidos el 28 de febrero de 1909, el entonces Partido Socialista de América designó este día en honor a la huelga de las trabajadoras de la confección en 1908 en Nueva York

En la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, realizada en Copenhague en 1910, Clara Zetkin propuso y se aprobó la celebración del “Día de la Mujer Trabajadora”, que se comenzó a celebrar al año siguiente. La primera conmemoración se realizó el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. Nunca hay que olvidar de dónde viene el 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer. A partir de entonces, se entendió en varios países.

En 1972, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró a 1975: “Año Internacional de la Mujer”, e invitó a los Estados a declarar, conforme a sus tradiciones históricas y costumbres nacionales, un día como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional. Nunca hay que olvidar también que la paz internacional está vinculada con las mujeres.

El 8 de marzo rememora la lucha de las mujeres por alcanzar sus derechos laborales y de justicia. Hoy hablamos de todos los derechos para todas las mujeres. De eso se trata el 8 de marzo.

Tiene un contenido muy profundo.

Nosotros luchamos por todos los derechos para todas las personas. Todas y todos los mexicanos deben tener derecho a la educación, a la salud, a la vivienda, a la alimentación saludable, al salario justo. En ese marco inscribimos la lucha de las mujeres, por los derechos de las mujeres. Pero nosotras requerimos más derechos para alcanzar la igualdad sustantiva, no solo porque como mujeres tenemos nuestras propias necesidades, sino porque históricamente hemos sido tratadas con desigualdad, así que hay una brecha mayor que debe ser cubierta.

Por ejemplo, las mujeres debemos tener derecho a descanso laboral con salario cubierto cuando tenemos hijas e hijos; las mujeres tenemos derecho a lugares para lactancia en los espacios laborales; las mujeres tenemos derecho a que la labor de cuidados de la familia y del hogar sea compartida con la pareja; las mujeres tenemos derecho a la educación, a la salud, al empleo, a ganar lo mismo que los hombres; el derecho de propiedad, a ser tratadas siempre con dignidad; tenemos derecho a participar, a hablar, a dar nuestra opinión sin ser tratadas con menosprecio, y lo que es un grito mundial: ¡Tenemos derecho a vivir en paz y sin violencia! Tenemos derecho a un espacio para dejar a nuestros hijos bien cuidados para poder ejercer nuestro derecho al trabajo; tenemos derecho a un sistema de cuidados.

Las mujeres pobres tienen derecho a que sean siempre reconocidos sus derechos primero.

Es nuestro movimiento el único —perdón por lo que lo diga, pero es verdad— que puede atender los derechos de las mujeres, porque el conservadurismo piensa que “los derechos son mercancías y son privilegios a los que solo se puede acceder por el mérito personal”. Eso es condenar a la mujer a seguir en la desigualdad, porque cuando no hay derecho a la educación a quien más afecta es a las mujeres, porque cuando no hay derecho a la salud a quien más afecta es a las mujeres, porque cuando no hay accesos a derechos a quien más afecta es a las mujeres pobres.

Dos días después de que entramos al gobierno, enviamos la reforma constitucional para el reconocimiento de la igualdad sustantiva, el derecho a una vida libre de violencia y el derecho al salario justo, es decir: a trabajo igual, salario igual. Además, fueron modificadas siete leyes secundarias para hacer realidad esos derechos. Podemos decir con certeza que hoy las mujeres mexicanas estamos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Este año lo declaramos como el “Año de la Mujer Indígena”, de nuestras ancestras, de las mujeres de hoy.

Este año nos ayuda a recordar el origen, nuestro origen, como mexicanas, como mexicanos, y la resistencia de los pueblos indígenas a no perder sus tierras, sus culturas, sus lenguas. Nos ayuda a colocar a la figura femenina como protagonista de un pasado que le ha sido negado. Reasignarle el lugar a la mujer en el curso de la historia implica también reivindicar su lugar hoy. Implica iniciar un cambio de conciencia en el que nos sentimos orgullosas de nuestro protagonismo y no silenciadas por la omisión y sumisión que han caracterizado la historia de la mujer y en particular de la mujer que vivió en estas tierras, su legado, y las mujeres indígenas y afrodescendientes de hoy.

Reconocer el “Año de la Mujer Indígena” implica empezar a replantear la mirada histórica. Implica empezar a contar la historia desde otro lugar. Implica colocarnos frente a nuestro pasado y, por lo tanto, frente a nuestro presente y futuro, desde la mirada de la mujer indígena como parte esencial de la historia del presente y del futuro del continente. Implica también que generaciones de mujeres presentes y futuras puedan reconocerse como hacedoras de historia. Ese es el verdadero cambio de conciencia.

Es una responsabilidad ética replantearnos el pasado para transformar las injusticias del presente. Solo así podemos combatir el racismo y el clasismo que se viven actualmente. La transformación tiene que ser de raíz y, por ello, hay que recolocar la mirada histórica.

El decir que “este año es de la mujer indígena, de antes, de ahora y del futuro” recupera la valentía y la resistencia de personas que han quedado silenciadas por cientos de años, a pesar de sus luchas y resistencias, a pesar de haber sido vencidas, pero nunca rendidas. Responsabilidad de la que hoy las mujeres mexicanas nos hacemos cargo, reconocemos en nuestro corazón, en nuestra conciencia, en nuestra historia y en el futuro, a las mujeres indígenas de hoy.

Los monumentos, estatuas, nombres de las calles, decisión de poner un nombre a un año en nuestro país son legados que dejamos para futuras generaciones. Son marcas históricas que deben hacernos recordar dignamente nuestro pasado. La memoria histórica que buscamos preservar no puede ni debe ser solamente una visión. El silencio histórico es una forma de violencia que somete, aniquila y determina un presente. El silencio histórico se vuelve un ancla que invita a la complicidad y dificulta el cambio. Por ello, hoy, 8 de marzo de 2025, está dedicado a todas las mujeres de pueblos originarios de México con orgullo y dignidad, porque nos representan.

Hoy, 8 de marzo, en reivindicación de la memoria histórica, del presente y del futuro, y de la reivindicación de los derechos de las mujeres, quiero decirles que, además, anunciamos 10 acciones el día de hoy:

La primera. Establecimiento de 24 efemérides para reconocer a las mujeres en la historia. ¡¿Cómo es posible que cruzamos el año, 365 días, y prácticamente no hay el reconocimiento de las mujeres mexicanas en la historia?! Es Tiempo de las Mujeres y es tiempo de reconocer a las mujeres en la historia.

2. Apertura de la Sala de “Mujeres en la historia”, aquí en Palacio Nacional.

3. Millones de Cartillas de Derechos de las Mujeres, repartidas a lo largo y ancho del país.

4. La construcción, y en eso queremos que nos ayuden todas, de la Red Nacional de Tejedoras de la Patria. Mujeres voluntarias a lo largo y ancho del país, que tejemos la patria, que tejemos la soberanía y tejemos los derechos de las mujeres y los derechos de las mexicanas y los mexicanos. Así que las invitamos a construir esta red de millones de mujeres tejedoras de la patria.

5. Ya tenemos la Pensión Mujeres Bienestar para un millón de mujeres que ya reciben… Un millón de mujeres ya reciben, de 63 y 64 años, la Pensión Mujeres Bienestar en reconocimiento del trabajo que hemos realizado las mujeres y que realizamos en el trabajo del hogar. Pero anuncio que, a partir del 1o. de agosto del presente año, inicia también de 60 a 63; así que, a final de año, de 60 a 64 ya tendrán la pensión todas las mujeres, como nos comprometimos.

6. La construcción de al menos 200 Centros de Educación y Cuidado Infantil para que las madres trabajadoras, para que puedan dejar a sus hijos bien cuidados, alimentados e inicien su proceso educativo mientras puedan ejercer su derecho al trabajo. Lejos del negocio de la subrogación que ocurrió en el pasado, el Instituto Mexicano del Seguro Social -que, además, a partir de este sistema incluye a todas aquellas que tampoco tienen o que no tienen seguridad social—, pero el IMSS recupera su función de institución de seguridad pública que inició en diciembre de 2018. Y como saben iniciamos ya con los CECIs para mujeres de la maquila y jornaleras agrícolas, pero al menos serán 200, a lo largo y ancho del país como parte del Sistema Nacional de Cuidados.

7. Reconocimiento permanente a las mujeres de pueblos originarios y afrodescendientes durante todo el sexenio.

8. El Programa de Vivienda dará preferencia a las mujeres como propietarias.

9. Reconocimiento de derechos agrarios a, por lo menos, 150 mil mujeres.

Y, 10. Esta semana, le he pedido a Citlalli que inicien foros y consultas en todo el país para determinar las acciones que debemos llevar a cabo, para hacer realidad las reformas constitucionales y legales que hicimos, porque: ¡NO MAS VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES!

¡Ni un feminicidio más, ni un golpe más, ni un trato ni palabra violenta más contra las mujeres mexicanas!

Las mujeres tenemos derecho a una vida libre, a una vida plena; tenemos derecho a soñar. Y para eso está el gobierno, para garantizar los derechos de todas las mujeres.

Cierro leyendo las líneas de cuando tomé posesión como la primera mujer Presidenta con “A”, en la historia de nuestro bendito y amado México.

Dije que:

Quería reconocer no solo a las heroínas de la patria, a las que seguiremos exaltando, sino también a todas las heroínas anónimas, a las invisibles, que con estas líneas hacemos visibles; a las que con nuestra llegada a la Presidencia, las que lucharon por su sueño y lograron, las que lucharon y no lo lograron.

Llegamos todas, llegan las que pudieron alzar la voz y las que no lo hicieron.

Llegan las que han tenido que callar y luego gritaron a solas, las indígenas, las trabajadoras, las mujeres afrodescendientes, las trabajadoras del hogar que salen de sus pueblos para apoyar a las demás mujeres, a las bisabuelas que no aprendieron a leer y escribir porque la escuela no era para niñas; llegan nuestras tías que encontraron en su soledad la manera de ser fuertes; a las mujeres anónimas, las heroínas anónimas, que desde su hogar, las calles o sus lugares de trabajo lucharon por ver este momento; llegan nuestras madres que nos dieron la vida y después, volvieron a dárnoslo todo; nuestras hermanas que, desde su historia lograron salir adelante y emanciparse; llegan nuestras amigas y compañeras; llegan nuestras hijas hermosas y valientes; y llegan nuestras nietas, llegan ellas, las que soñaron con la posibilidad de que algún día, no importaría si nacimos siendo mujeres u hombres, podemos realizar nuestros sueños y deseos, sin que nuestro sexo determine nuestro destino.

Llegan ellas, todas ellas que nos pensaron libres y felices.

A la Presidencia de la República llegamos todas las mujeres.

Hay mujeres Presidentas en la Cámara de Diputados. Hay mujeres Presidentas en la Cámara de Senadores. Hay mujeres Presidentas en el salón de clase. Hay mujeres Presidentas en la calle. Hay mujeres Presidentas en la casa. Hay mujeres Presidentas en las empresas —gracias, Altagracia—.

Hay mujeres Presidentas en todo nuestro país; cada mujer de México, desde las niñas hasta las adultas somos Presidentas de los Estados Unidos Mexicanos.

¡No llegué sola —las mujeres del Ejército—, llegamos todas las mujeres mexicanas!

¡Vivan las mujeres indígenas de México!

ASISTENTES: ¡Vivan!

PRESIDENTA DE MÉXICO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO: ¡Vivan las mujeres afrodescendientes!

ASISTENTES: ¡Vivan!

PRESIDENTA DE MÉXICO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO: ¡Vivan las mujeres!

ASISTENTES: ¡Vivan!

PRESIDENTA DE MÉXICO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO: ¡Viva México!

ASISTENTES: ¡Viva!

 

MODERADORA: Preside este evento, “8 de Marzo. Día Internacional de las Mujeres”, la Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Doctora Claudia Sheinbaum Pardo.

La acompañan:

La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada Molina.

La secretaria de las Mujeres, Citlalli Hernández Mora.

La presidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, Claudia Olivia Morales Reza.

La secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez Velázquez.

La consejera nacional de Pueblos Indígenas, Yaneth Cruz Gómez.

La secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel Reyes.

La secretaria de Energía, Luz Elena González Escobar.

La consejera jurídica del Ejecutivo Federal, Ernestina Godoy Ramos.

La secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena Ibarra.

La secretaria de Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación, Rosaura Ruiz Gutiérrez.

La secretaria Anticorrupción y Buen Gobierno, Raquel Buenrostro Sánchez.

La secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Edna Elena Vega Rangel.

La secretaria de Cultura, Claudia Stella Curiel de Icaza.

La secretaria de Turismo, Josefina Rodríguez Zamora.

La directora general de la Comisión Federal de Electricidad, Emilia Esther Calleja Alor.

La coordinadora de Asuntos Gubernamentales, Leticia Ramírez Amaya.

La gobernadora tradicional de Xoconoxtle, Mezquital, Durango, Virginia Flores Flores.

La gobernadora tradicional de Guachochi, Chihuahua, Hortencia Palma Palma.

La escritora Eloisa Bautista Campos.

La representante de las mujeres afromexicanas, Elena Ruiz Salinas.

Asimismo, damos la bienvenida a las autoridades tradicionales de las comunidades y pueblos indígenas y afromexicanos, a las integrantes del Consejo de Pueblos Indígenas, a las mujeres representantes de las actividades económicas del país, a las derechohabientes de los programas sociales y demás invitados; así como a los representantes de los medios de comunicación y a quienes nos siguen a través de las redes sociales.

Todas y todos ustedes sean bienvenidos.

Procedemos con el mensaje a cargo de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada Molina.

JEFA DE GOBIERNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO, CLARA BRUGADA MOLINA: Buenos días a todas las mujeres que hoy estamos aquí convocadas por la Presidenta de la República. Yo les quiero dar la bienvenida a todas ustedes:

A las mujeres indígenas que vienen de todas partes del país.

A las mujeres empresarias.

A las ministras de la Corte.

A las senadoras, diputadas.

A todo el Gabinete del Gobierno de México.

A la secretaria de Gobernación, y de Mujeres.

Y démosle un fuerte aplauso a la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

Hoy, es el Día Internacional de las Mujeres. Y este 8 de marzo es un día para la memoria histórica del país porque desde su conmemoración, que ya va a cumplir 50 años, es el primer 8 de marzo encabezado por una mujer Presidenta, la Doctora Claudia Sheinbaum, Presidenta de México, quien hoy liderea las luchas de las mujeres para la igualdad de los derechos, por la seguridad de las mujeres y por la prosperidad de todas las mujeres del país.

Presidenta luchadora que ha marcado un punto de no retorno porque, a partir de su llegada, las mujeres ya no podremos ser borradas de la historia.

La Doctora Claudia Sheinbaum ha escrito con dignidad, con valentía, con fuerza, con esperanza un nuevo capítulo en la historia de este país que jamás podrá ser olvidado.

Y a unos meses de que ha tomado posesión del cargo, todos los días nos sentimos orgullosas. Una mujer que defiende a las mujeres y que defiende la soberanía nacional, que defiende la economía y que dice que aquí en México no va a pasar ninguna afectación a su soberanía.

Así que ¡que viva Claudia Sheinbaum!

ASISTENTES: ¡Viva!

JEFA DE GOBIERNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO, CLARA BRUGADA MOLINA: ¡Que viva la Presidenta de la República!

ASISTENTES: ¡Viva!

JEFA DE GOBIERNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO, CLARA BRUGADA MOLINA: Y también, en un acto de justicia, propuso una gran reforma constitucional que garantiza la igualdad sustantiva de las mujeres mexicanas y garantiza también una vida libre de violencia, y esa es la muestra de que es Tiempo de Mujeres y que el país late con corazón de mujer.

Bienvenidas a esta gran Ciudad de México, que es pionera también de derechos y libertades para las mujeres.

Este día de lucha es un día que surge —y no hay que olvidarlo— en memoria de aquellas mujeres obreras que se alzaron por sus derechos y fueron brutalmente reprimidas; ese es el origen del 8 de marzo. Reivindica a las mujeres trabajadoras que abrieron las puertas del mundo que se les había negado. Conmemora, entonces, la lucha de millones de mujeres en todo el mundo.

El Día Internacional de la Mujer se celebra luchando y trabajando para garantizar el acceso pleno a los derechos y a una vida libre de violencia a mujeres y niñas.

Así que, como mujeres gobernantes, tenemos el deber histórico de cambiar, de revolucionar la vida de las mujeres y principalmente de aquellas que enfrentan mayores desigualdades, como las mujeres indígenas y las mujeres trabajadoras.

Es tiempo de todas las mujeres de México, pero en especial es tiempo de las mujeres relegadas, de las olvidadas, de las que más necesitan, por eso decimos: “Por el bien de todos, primero las mujeres”, “Por el bien de todos, primero las pobres”, y ello, significa combatir las condiciones estructurales de la desigualdad.

En fin, es el día de conmemorar a las trabajadoras, a las indígenas, a las que son obreras, costureras, a las que han dedicado su vida en, también, labores que no son tradicionales, como las mujeres de limpia o las bomberas, las que luchan por mejores condiciones laborales y las que trabajan, las millones que trabajan todos los días en las tareas de los cuidados.

Tenemos estas grandes responsabilidades y el futuro se está escribiendo a favor de las mujeres, y avanzamos hacia un país donde ser mujer no sea sinónimo de desigualdad. Así que, porque cuando una mujer avanza, no hay hombre que retroceda; cuando una mujer avanza, avanzamos todas y avanzamos todos.

MODERADORA: A continuación, hace uso de la palabra la Consejera Nacional de los Pueblos Indígenas, Yaneth Cruz Gómez.

CONSEJERA NACIONAL DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS, YANETH CRUZ GÓMEZ: Sa'n apetsanilex  jmoj-aljel jumasa, ts'akatalex lek ja yuj ja wa xta'a jb'ajtik ja ya'an k'a'uji, jel gusto ay juntiro ka kaltsili yuj ja nake  lajan  wa lab'ejyitiki. Ts'akatal lek Doctora Claudia ja wa xajeka jpayjeltikoni ja b'a oj jle'tik lajan ja jlekilaltiki', ts'akatal lek Doctora.

Hermanas, nuestros corazones palpitan al encontrarnos reunidas en este lugar, llena de colores que declaran nuestra identidad, nuestra palabra que florece ahora en cada rincón de nuestro Palacio Nacional.

Hoy, Día Internacional de las Mujeres, así, en plural, venimos aquí a traer nuestra voz, la voz de nuestras abuelas, de nuestras madres, hijas y nietas de todos los pueblos indígenas y afromexicanos que han forjado esta gran patria.

Hemos sido convocados por la primera Presidenta de México, la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, para conmemorar juntas la fuerza y la sabiduría de las mujeres indígenas y afromexicanas, también nuestras hermanas migrantes, todas las mujeres olvidadas de México.

Gracias, hermana Presidenta. Gracias, Doctora Claudia, por tomar nuestras demandas de ser visibles y escuchadas y seguir reparando los olvidos y deudas históricas de un país que nos debe tanto.

Estamos aquí para dialogar, para compartir la grandeza de nuestras luchas y para hacer visible, desde este centro político de México los grandes desafíos que las mujeres indígenas y afromexicanas tenemos para ser ciudadanas plenas, sin racismo ni discriminación.

Nuestra palabra está cargada de dolor antiguo que habla por todas las que no pudieron hacerlo antes y está respaldada por los aportes históricos que hemos hecho por el bien de nuestros pueblos y nuestro país.

Decimos “nuestro país” porque ¿quiénes con más historia en estos territorios que los 70 pueblos indígenas que vivieron e hicieron habitables estas tierras?, desde Baja California hasta Yucatán, desde los desiertos de Sonora, de Chihuahua, hasta nuestro amado Chiapas.

La siembra que las mujeres de los pueblos originarios y afromexicanos hemos hecho que florezcan los alimentos, el bienestar y la cultura de estas tierras mexicanas no pueden decirse en pocos minutos, porque nuestro trabajo ha estado en la casa, en los cuidados que hemos realizado para que las generaciones crecieran, estuvieran sanas y continuaran el legado de nuestras lenguas, de nuestro conocimiento y nuestra cosmovisión.

Porque la comida, la medicina, la partería tradicional, nuestra iconografía de nuestros bordados y textiles llenos de alegría y de color, nuestras lenguas que florecen y toda la historia oral que hemos transmitido por generaciones son parte fundamental de nuestra cultura, de nuestra raíz más profunda, y ha sido trabajada y heredada por nosotras.

Nuestro esfuerzo ha estado también en cada lucha de liberación, de protección de tierras y sus bienes naturales, y en las luchas por cada uno de los derechos que hoy tenemos las mujeres y los hombres de México, en las luchas por lograr condiciones dignas para todas y todos.

Las mujeres indígenas hemos ido a la par de cada lucha, hombro con hombro con nuestros hermanos y compañeros, sin dudarlo. La bandera de la transformación social está bordada e izada también por las mujeres indígenas y afromexicanas.

Las mujeres de los pueblos indígenas y afromexicanos seguimos viviendo en nuestros cuerpos y en nuestras vidas diarias los efectos de esta sociedad racista, clasista y sexista. Somos las más pobres entre los empobrecidos.

Y las que hemos podido acceder a la educación y una profesión, seguimos siendo excluidas por el uso de nuestras lenguas, por nuestra vestimenta o simplemente por nuestra presencia.

Hemos heredado la lengua por generaciones y, sin embargo, nuestra palabra no se escucha en los espacios donde se toman decisiones, no solo los cargos de representación popular, sino en cada espacio donde se discuta, donde se acuerda, donde se dice cómo se va a hacer las cosas que impactan en nuestras comunidades y territorios.

Las mujeres indígenas y afromexicanas hemos sembrado y defendido la tierra, nuestros territorios y los bienes en las que ellos hay, pero la tierra no es nuestra, la herencia patriarcal afirma que nosotras no la merecemos.

Decimos estas palabras aquí porque sabemos que hay una puerta abierta para nosotras, porque estamos seguras que vamos caminando por el mismo rumbo, porque es Tiempo de Mujeres y también Tiempo de Mujeres Indígenas y Afromexicanas.

Por eso, las que provenimos de las culturas más antiguas de este continente, las que traspasamos fronteras buscando mejores condiciones de vida, este Día Internacional de las Mujeres decimos que queremos vivir una vida digna, libre, igualitaria y con buen trato.

Ir a la escuela sí, graduarnos sí, pero también en el sistema educativo que incluya nuestra cosmovisión y nuestras lenguas.

También queremos servicios de salud dignas, universales integrados y equitativos y culturalmente adecuados para que nos respeten y se adapten a nuestras necesidades, creencias y nuestra espiritualidad.

Que no invisibilicen la aportación de la medicina y la partería tradicional que ha tenido que heredarse y practicarse a contracorriente de una medicina que dice “ser la única”, que nos ha violentado, ignorado.

Todas las medicinas y las formas de nacer deben de ser legítimas y deben protegerse para el bienestar de todas y, principalmente, de las mujeres indígenas y afromexicanas.

Demandamos el reconocimiento a nuestros trabajos y aportes al bienestar colectivo y a la economía nacional. Las mujeres indígenas, las que vivimos aquí, las que migramos, somos fundamentales para sostener la vida y la alegría en cada pedacito de México que tocamos.

No pedimos mucho, apenas lo justo, apenas lo que nos corresponde, porque lo hacemos desde el corazón, y por eso le hacemos los siguientes planteamientos:

1. Que no sea solo el año, sino el sexenio y los años posteriores donde las mujeres indígenas y afromexicanas seamos parte del centro de la política nacional.

2. Impulsar de manera urgente la generación de datos desagregados para medir el avance y el retroceso de nuestros derechos con datos claros y transparentes.

3. Garantizar el acceso a la justicia desde un enfoque intercultural para mujeres indígenas y afromexicanas víctimas de violencia, debiendo considerar los ajustes procesales por nuestra diversidad diferenciada.

4. Interseccionalidad, sí, con políticas públicas construidas y planteadas por nosotras, las mujeres afromexicanas y con presupuesto. Y el ejercicio de la interculturalidad, sí, pero con garantía de derechos. Que la participación política de las mujeres indígenas y afromexicanas, así como los cargos públicos sean libre violencia, de racismo y discriminación.

Hermana Presidenta:

Reconocemos su esfuerzo y su compromiso con el reconocimiento de nuestros derechos, de estos derechos que actualmente reconoce a las mujeres indígenas y afromexicanas como sujetos de derecho público, con personalidad y patrimonio propio.

Este apartado D, que ahora reconoce nuestros derechos, en este momento, queremos pedirle e informarle también que el Comité Técnico ha sesionado por siete ocasiones, y hoy la Ley General de Pueblos Indígenas y Afromexicanos podrá ponerse a nuestros pueblos y a nuestras comunidades para ser consultadas, y poner ahí esas aspiraciones legítimas de la palabra, de nuestras propuestas y de la implementación y acciones necesarias para garantizar nuestros derechos.

Querida Presidenta:

Le pedimos que haga suya esta aspiración legítima y que pronto podamos verla presentándola en la Cámara de Diputados.

No queremos irnos sin decir que, desde esta parte de nuestra patria, queremos reconocer el esfuerzo y la contribución de las mujeres trabajadoras migrantes y sus familias que hacen y que han sostenido muchas de nuestras comunidades aquí en nuestro México.

Detrás de cada dólar ingresado en México está la sangre, el sudor y el esfuerzo de las y los migrantes que hoy están lejos de la patria.

Desde el corazón del México-Tenochtitlan les hacemos llegar un saludo a nuestras hermanas, las mujeres migrantes que hoy enfrentan junto a sus familias las adversidades y la persecución de una política migratoria. Desde aquí, codo a codo con nuestra Presidente Claudia Sheinbaum Pardo, aprovechamos este momento para decirles que: No están solas, hermanas trabajadoras migrantes.

Queremos decirle, Presidenta, que no miramos solamente por nosotras, queremos un país libre de machismo, de racismo, de clasismo y de exclusión. Por eso, la Transformación social y de las conciencias debe alcanzar a todas nuestras hermanas y hermanos, a todos nuestros pueblos, y debe tener como apellido la despatriarcalización, y la descolonización y la justicia social.

Por todo esto, las mujeres indígenas y afromexicanos decimos: ¡Presente!

Unimos nuestra palabra viva a la de todas ustedes, a la palabra y a la acción de la mujer que hoy tiene un enorme mandato popular.

Todas nosotras como herederas de la sangre que ha resistido más de 500 años.

Hoy, caminamos juntas; hoy caminamos juntas para hacer de este México un territorio en el que se consolide la Transformación social, porque las mujeres indígenas y afromexicanas no somos el futuro, somos el presente y estamos aquí.

Muchísimas gracias.

(Discurso en lengua indígena). Que florezcan siempre nuestros corazones.

MODERADORA: Solicitamos la intervención de manera respetuosa de la Presidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, Claudia Olivia Morales Reza.

PRESIDENTA DEL CONSEJO NACIONAL PARA PREVENIR LA DISCRIMINACIÓN, CLAUDIA OLIVIA MORALES REZA: Wairitsa xekenanunakeni iwamari hik+ niuki xemeta 'enié. Ta ''ukiyari, ta  'Its+kame, Dra. Claudia Sheimbaun, hik+ "ukari wa tukaritsie p+ tatsa 'iniwa kepa+ te 'aneni. Hik+ ri m+k+ yareukuwet+ p+ ta tsa 'iniwa kename 'utumana te he ti'úka, te p+ka 'ukununuwani  ta  kiekari tsepá hakewa temekutei, mana ta niuki peyu'eniuriuk+ni.

Con el permiso de su venia, Presidenta, de las deidades y de los ancestros que han sido convocados también en este altar para acompañar el diálogo y la reflexión que el día de hoy se están haciendo.

Es justo el mensaje que nos ha dado nuestra hermana Yaneth, pero creo que debemos de congratularnos. El camino hacia la igualdad ha sido un camino difícil, pero el reconocimiento ahora en la reciente reforma al artículo 2o., donde se reconoce a los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos como sujetos de derecho público y, sobre todo, en el apartado D, donde se reconoce a las mujeres indígenas y afromexicanas está la llave, está la llave para hacer sustantivo el ejercicio de nuestros derechos.

Y es ahí donde también desde las comunidades también se tiene que hacer partícipe para generar estos cambios que se han anhelado, porque si bien gran parte son compromisos del Estado mexicano, también lo son de las comunidades a las que pertenecemos.

Entonces, nuestra Presidenta nos ha llamado, a quienes estamos caminando junto a ella en el Gobierno de México, a acercarnos a trabajar con ustedes de manera cercana en este diálogo directo para impulsar estos cambios que son necesarios.

También es importante reconocer lo que ha hecho nuestra Presidenta en cuanto a reconocer el maíz, que no solamente es un alimento para los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos. La veneramos, de ahí nace nuestra espiritualidad y desde ahí nosotros buscamos esa fuerza, la fuerza que nos da para hablar y para buscar un mejor futuro.

También la actual Cartilla que se ha presentado, pues son grandes avances que, sin duda, a nosotros como servidores del pueblo tenemos grandes retos para poder impulsar que todos estos trabajos, todas estas políticas que nuestra Presidenta ha dispuesto, pues se lleguen y que se apliquen, que se ejecuten con pertinencia y pertenencia cultural.

Hago un llamado, finalmente, a todas las hermanas, las mujeres indígenas y afromexicanas que avancemos, porque bien lo ha dicho nuestra Presidenta, ha llegado ella, pero no ha llegado sola, y nosotras la vamos acompañando.

Y en este caminar, hermanas, avancemos orgullosas de ser quienes somos: Mujeres indígenas, hablantes de nuestra lengua materna, orgullosas de nuestra espiritualidad, de los ancestros y de nuestras tierras y de nuestros territorios.

(Discurso en lengua indígena)

MODERADORA: A continuación, hace uso de la palabra la secretaria de las Mujeres, Citlalli Hernández Mora.

SECRETARIA DE LAS MUJERES, CITLALLI HERNÁNDEZ MORA: Gracias, muchas gracias. Con su permiso, Presidenta.

Compañeras, les saludo a todas con muchísimo gusto, con muchísimo cariño, a nuestras invitadas especiales, pero, sobre todo, a quienes de este lado, de los dos lados están acompañando a nuestra Presidenta, a mujeres indígenas: a mujeres trabajadoras, mujeres que representan mucho de lo que hoy conmemoramos en esta fecha, en este 8 de marzo del 2025.

Bienvenidas a todas las que vienen de distintas partes de nuestro querido México.

Y, en efecto, hoy nos reunimos para conmemorar el Día Internacional de las Mujeres, en plural, como lo hemos dicho, porque no hay una sola expresión de mujer. Las mujeres somos diferentes, somos diversas y somos todas quienes hoy reivindicamos las luchas del pasado.

Hoy recordamos la lucha, la resistencia y la dignidad de todas las mujeres que han luchado antes que nosotras, quienes conquistaron derechos y fueron abriendo camino para otras generaciones y para llegar a este momento en el que México cuenta con su primera Presidenta mujer en este momento en el que, sin duda, es Tiempo de Mujeres.

En especial, este año que es el Año de la Mujer Indígena y que —como bien lo decía Yaneth— no solo es el año, sino es el sexenio. Y ojalá nunca más se queden fuera las mujeres indígenas de cada acto y cada acción de gobierno y del Estado mexicano.

En especial, hermanas, compañeras indígenas, quisiera dirigirme a ustedes, que han sostenido la vida y la historia de este país con sus manos, con su trabajo, con su conocimiento ancestral, con su amor y con su lucha incansable.

Cada una de ustedes es portadora de una herencia invaluable, de lenguas que nos cuentan historias milenarias, de saberes que sanan y sostienen comunidades enteras, de una fuerza que ha resistido siglos de exclusión y de violencia. Por eso, hoy estamos aquí conmemorando este día y reivindicando nuestras luchas y nuestro origen.

También para decirles a todas las mujeres mexicanas que sus causas, sus luchas, sus exigencias, sus consignas, sus preocupaciones y angustias las hacemos nuestras, porque hoy tenemos una mujer Presidenta que cubre, que defiende y que promueve los derechos de todas las mujeres.

Porque hoy en mi persona tengo el alto honor de encabezar la primera Secretaría de las Mujeres que, entre otras cosas, tiene la finalidad de garantizar el nuevo marco constitucional y legal que ha promovido la Presidenta Claudia Sheinbaum al tener, al promover estas reformas constitucionales y legales que nos obligan como Estado mexicano a garantizar, a empujar y a sostener acciones que nos permitan lograr la igualdad sustantiva, combatir todo tipo de violencias y romper esta brecha salarial, esta desigualdad que existe, a veces, entre hombres y mujeres que hacen el mismo trabajo.

Quisiera, en el marco de esta mención a la primera Secretaría de Mujeres, reconocer el trabajo de todo el gran equipo que conforma la Secretaría y presentar, y pedirles un aplauso, a nuestra subsecretaria para la Igualdad Sustantiva, la compañera Elvira Concheiro, que está acompañando esta labor de la Secretaría de las Mujeres; y a nuestra subsecretaria para el Derecho a una Vida Libre de Violencias, Ingrid Gómez, que también es un honor que nos acompañe.

Y hoy queremos recordarle a todas las mujeres, en especial a las mujeres que más lo necesitan, las mujeres más olvidadas, más invisibles y más… más invisibles, que no están solas, a todas las mujeres indígenas en especial, les decimos: que su voz es nuestra voz, que su lucha es nuestra lucha, y que su dignidad es la dignidad de toda la nación. Porque nuestro país le debe muchísimo a la lucha, al trabajo, a la resistencia y a la acción de las mujeres indígenas; porque durante años su trabajo ha sido invisibilizado, sus derechos han sido negados y sus voces han sido silenciadas.

Hemos sigo testigas de cómo, durante mucho tiempo, han enfrentado la discriminación y el olvido por ser mujeres y por ser indígenas, hasta que llegó la Transformación, la Cuarta Transformación del País, que reconoce todos los derechos para todas las personas —como siempre lo hemos dicho— entendemos que “Por el bien de todos y de todas, primero las personas más pobres”.

Por eso, les queremos decir desde la Secretaría de las Mujeres, con sinceridad: Que jamás pretenderemos hablar por ustedes o por todas, pero con firmeza afirmamos que sí venimos a amplificar su voz, a garantizar derechos, a reconocer su enorme contribución a nuestra historia y a nuestro futuro.

En cada comunidad indígena, en cada casa donde una mujer enseña su lengua a sus hijas, en cada bordado que cuenta una historia, en cada lucha por la tierra, por el agua, por la vida misma, está la semilla de un México más justo y más igualitario.

Para nosotras es claro, y nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha sido doble o triplemente claro con ella, no podemos hablar de igualdad sin reconocer los derechos de las mujeres trabajadoras, de las mujeres más pobres, de las mujeres indígenas, sin garantizar la educación, la salud, una vida libre de violencias, la autonomía económica o la justicia para todas ellas.

Hoy, compañeras, podemos mirarnos a los ojos, saludarnos, abrazarnos y sentir una profunda emoción por este momento que nos ha tocado presenciar.

Nos debemos este momento todas las mujeres que nos han precedido, las que lucharon antes por nosotras, las que caminaron descalzas con sus derechos y por sus derechos, las que lo hicieron en la clandestinidad, las que lucharon solas o en minoría, las que jamás se rindieron, insistieron e insistieron, y que estoy segura que pensaron siempre en este momento que estamos viviendo donde es Tiempo de Mujeres, donde tenemos a la primera mujer Presidenta de México y de Norteamérica.

Y nos toca a todas nosotras seguir construyendo ese camino para las próximas generaciones, seguir profundizando las luchas del pasado, construir un México más justo, más igualitario donde nos podamos mirar como iguales, hombres y mujeres, y donde todas y todos tengamos los mismos derechos y las mismas oportunidades.

Ese es el compromiso y el mandato que la Presidenta nos ha encomendado y estoy segura que dedicaremos cada minuto, como lo hemos hecho, lunes a domingo 24/7 para que durante este sexenio se sienta, se avance y se construya este Tiempo de Mujeres.

Y por eso quisiera yo aprovechar para decirles: Ayer presentamos la Cartilla de los Derechos de las Mujeres. Las vamos a repartir en todo el territorio de nuestro país, la vamos a traducir a las 68 lenguas indígenas, la vamos a discutir en las escuelas, en las comunidades, en los barrios, en las calles, porque la mejor garantía para conquistar y exigir los derechos que les ha costado a muchas mujeres lograr empujar y conquistar, es que todas las mujeres y todos los hombres conozcan los derechos que, por ser mujeres, por ser mexicanas, tenemos.

Informarles también —y con eso voy terminando— que estamos construyendo un convenio de colaboración con el INPI, Secretaría de Mujeres y el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, para seguir fortaleciendo, construyendo acciones específicas para las mujeres indígenas y que todo lo que ha mencionado aquí Yaneth pueda llevarse a la práctica en esta lucha por la igualdad sustantiva.

Finalmente, compañeras, hoy conmemoramos las luchas, el papel de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad.

Y no quisiera dejar pasar este momento sin reconocer, Presidenta —y yo estoy segura que no soy la única que represento en mi voz a varias mujeres—, el gran papel, la manera en la que nos enorgullece verte ejercer el poder de una manera distinta; que sabemos que cuidas a todas y a todos los mexicanos, al pueblo de México; que defiendes nuestra soberanía de una manera ejemplar, que no estás sola y que sabemos que esta capacidad de cabeza fría y de tomar decisiones, por el bien común no solo nos enorgullece a nuestro país, sino también se ha convertido en ejemplo mundial.

Y hoy le decimos a México y al mundo: Es Tiempo de Mujeres, tenemos una mujer Presidenta y estamos convencidas que haremos historia para todas, sobre todo, para quienes más lo necesitan.

¡Que viva la dignidad!

¡Que viva la paz, la justicia, la igualdad y las mujeres que luchan y resisten!

Muchas gracias.