Por:
Juan Lucca, vicepresidente de ventas para América Latina de D2L
El
aula invertida es un término que crearon Jonathan Bergmann y Aaron Sams, dos
profesores de química de la Woodland Park High School de Woodland Park,
Colorado.
Bergmann
y Sams pensaron en una solución para ayudar a los estudiantes a no perder
lecciones: grabarían el contenido de una clase y la compartirían con sus
estudiantes de modo que pudieran verla en casa posteriormente. El tiempo en el
salón de clase se invertiría para trabajar en proyectos a los que se aplicaría
el conocimiento aprendido y se responderían preguntas.
El
concepto básico de este modelo es que la instrucción directa es efectiva cuando
se personaliza. La tecnología creada hace una década hizo esto posible
permitiendo que las aulas se “invirtieran”.
Los
estudiantes pueden tener acceso a la información a una hora y lugar que no
requiere que el profesor esté presente físicamente. Debido a que los
estudiantes ya están familiarizados con el material cuando la clase inicia,
pueden dedicar su tiempo a colaborar con su maestro y otros compañeros para
reforzar su conocimiento ya sea de forma individual o en pequeños grupos.
Las
aulas invertidas incluyen todas las etapas del aprendizaje:
Conocimiento:
ser capaces de recordar la información que aprendieron previamente.
Comprensión:
ser responsables de lo que se ha aprendido y ser capaces de presentar la
información de manera distinta.
Aplicación:
aplicar las habilidades aprendidas a nuevas situaciones.
Uno
de los principales beneficios de adoptar los métodos de aprendizaje invertido
es que los estudiantes pueden aprender más a fondo y retener mejor los
materiales. Ya que son responsables del proceso de aprendizaje y reciben una
retroalimentación más frecuente, los estudiantes pueden comprender mejor el
contenido. Además las aulas que incorporan el aprendizaje invertido brindan
mayores oportunidades de interactuar y aprender de otros estudiantes. Con la
asesoría de sus profesores los alumnos trabajan conjuntamente para resolver
problemas y aplicar nuevos conceptos. Las universidades están aprovechando el
aula invertida para realizar diferentes actividades en clase.
Cada
estudiante tiene diferentes características, capacidades, habilidades,
competencias y motivaciones. Por ello, la enseñanza no puede enfocarse en un
estudiante promedio porque sencillamente no existe. A fin de apoyar el
desarrollo del máximo potencial de cada estudiante, la personalización es
crítica y con un aula invertida los educadores pueden darle a cada estudiante
la atención que merece.
Es
posible que el aprendizaje invertido despierte el interés de los estudiantes en
su propio aprendizaje usando nuevas tecnologías que llamen su atención como plataformas
o dispositivos que les permitan visualizar el contenido en línea preparado por
el profesor. De este modo, los estudiantes se convierten en el centro de su
propio proceso de aprendizaje ya que pueden revisar materiales o temas
difíciles. Y si lo desean pueden volver a consultar el contenido en cualquier
lugar y hora.
En
un modelo de Aprendizaje Invertido el tiempo de la clase se puede dedicar a
explorar los temas con mayor profundidad y crear amplias oportunidades de
educación. Como resultado los estudiantes se involucran activamente en la
construcción del conocimiento gracias a que participan y evalúan su
aprendizaje.
El
aprendizaje invertido replantea el papel de los instructores y estudiantes
transformando su relación dentro del aula. Asimismo, ofrece varias formas de
consumir el contenido mediante la tecnología. Por ejemplo, algunos estudiantes
responden mejor viendo un video, mientras que otros se benefician de leer la
transcripción.
Otro
aspecto a tomar en cuenta es la masificación de los medios sociales. La
inmediatez de las comunicaciones es la base que ha desarrollado una educación
colaborativa reforzada por el sentimiento de pertenecer a un grupo o comunidad.
Alrededor de esta tendencia, los entornos o comunidades educativos fueron creados
para influir a los estudiantes así como a las instituciones de educación.
Sólo
el tiempo podrá decir si el aprendizaje invertido cambiará de forma permanente
la dinámica del salón de clases. Al final, se trata de crear oportunidades para
una participación activa.
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