El
nombre “águila calva”, un símbolo omnipresente de la libertad, nos remite a una
elusiva y misteriosa creatura de la naturaleza. Pocos se han topado con esta
majestuosa ave de presa, y menos personas aún han podido experimentar algo
parecido a un encuentro cercano o íntimo. Sin embargo, un poco de inteligencia
y un tanto de suerte pueden hacer la diferencia.
En
mayo del 2015, la región de Juneau, Alaska, estaba despertando de su largo
invierno, teniendo ya a la primavera en el horizonte. Matthew J. Beedle había
acabado de cenar cuando tuvo una idea. Salió y llevó consigo sobras de salmón y
las colocó en un tronco que estaba fuera de la casa de su familia, puso su
GoPro HERO4 Silver cerca y empezó a grabar. Eso lo llevo a recibir una lección
de geografía desde un punto de vista muy inesperado: el talón de un águila
calva.
Matthew
es, por mucho y literalmente, un experto en geografía, ya que cuenta con un
Doctorado en la materia por la Universidad de Colorado. Sin embargo, nunca
había tenido una experiencia como ésta. El águila calva no sólo tomó y elevó el
salmón, sino que también atrapó la GoPro con su talón y se la llevó, mostrándole
una nueva vista de la salvaje belleza de Alaska.
Una
vez que el águila aterrizó, comenzó la verdadera aventura para encontrar la
cámara. El ave voló con la GoPro hasta un abeto que estaba como a medio
kilómetro, en dirección de unos humedales del lugar. El padre de Matthew había
logrado capturar algunas fotos fijas del águila con la GoPro en sus garras y
pudo ver en qué rama se posó. Además, ninguno de los dos vio que ésta dejara
caer la cámara, así que mantuvieron la esperanza de poder encontrarla.
El
águila volvió a volar unos minutos más tarde y entonces ambos comenzaron la
búsqueda entre los árboles durante horas, hasta que oscureció. Al no tener
suerte, decidieron continuar a la mañana siguiente. En cuanto despertaron,
regresaron a los mismos árboles para seguir la búsqueda. Esta vez, Matthew
trajo también su equipo de escalar para subir a las copas de los árboles.
¡No
se iban a dar por vencidos! Aunque, después de una hora de buscar entre las
ramas y las hojas de un árbol, la cámara aún se escondía. Al estar
descendiendo, Matthew sacudía cada rama esperando que eso hiciera caer la GoPro
y su papá pudiera levantarla del piso. Incluso, su papá le pidió que dejara
caer un mosquetón desde lo alto del árbol para tener una idea de dónde pudo
haber aterrizado la cámara. Y, por increíble que parezca, el plan funcionó. Al
buscar cerca del lugar donde cayó el gancho, la encontraron.
Nosotros
estamos felices de que ambos hayan perseverado tanto, porque lo que su GoPro
capturó es verdaderamente sobresaliente. Para ver el video de esta aventura, da
clic aquí.
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