Ciudad de México, 1 de noviembre de 2019
Introducción
Muy buenos días. Quiero darles la más cordial bienvenida a este
encuentro. Para el Banco de México es un honor recibir a tan
reconocidos funcionarios y expertos, nacionales e internacionales, que
hoy nos acompañan para intercambiar sus ideas y experiencias. Este
Seminario forma parte de las actividades de reflexión sobre las
funciones y retos de la banca central contemporánea, que hemos
organizado para conmemorar los 25 años de autonomía del Banco de
México. En esta ocasión, nuestra reunión aborda el papel de los bancos
centrales en la estabilidad financiera.
En mi intervención me referiré a la interacción entre la política monetaria
y la estabilidad financiera. También me referiré a las acciones del Banco
de México tendientes a detectar, prevenir y mitigar riesgos financieros,
así como a las acciones para estimular la inclusión y promover la
competencia, poniendo siempre en el centro de nuestras tareas al
ciudadano.
1I. Antecedentes del papel del banco central en materia de estabilidad
financiera
Desde su origen, los bancos centrales han asumido el monopolio de la
emisión de dinero fiduciario y el consecuente papel de prestamista de
última instancia. El desempeño exitoso en estas funciones requiere que
las sociedades tengan confianza en que los bancos centrales utilizarán
la emisión de dinero primario con prudencia para alcanzar los objetivos
que le son propios, que son preservar el poder adquisitivo del dinero
que proveen a la sociedad, así como procurar la estabilidad financiera
y el buen funcionamiento del sistema de pagos.
Desde hace mucho tiempo las consideraciones en torno a la estabilidad
financiera han estado presentes en la toma de decisiones de los bancos
centrales. No obstante, la crisis de 2008 obligó a estas instituciones a
tomar acciones adicionales y a coordinarse de una manera sin
precedente. Estas acciones han tenido que ver, tanto con la mitigación
de los efectos de dicha crisis, como con la detección y prevención de
nuevas situaciones de riesgo sistémico.
2Así, la crisis de 2008 propició el esfuerzo de colaboración financiera
global de mayor magnitud del que se tenga registro. En este marco, se
crearon consensos multilaterales para adoptar normas de regulación y
supervisión a nivel internacional, que fueran efectivas para limitar la
posibilidad de ocurrencia de nuevos episodios de crisis. Entre estas
normas resalta la adopción más extendida de las denominadas medidas
macroprudenciales y de reducción de riesgo sistémico, las cuales, a
diferencia de la regulación y supervisión microprudencial basada en las
instituciones individuales, reconocen la estrecha y compleja interacción
entre los actores y las redes en el sistema financiero y buscan identificar
y prevenir riesgos en la estabilidad de dicho sistema en su conjunto.
Como ejemplo de este esfuerzo, cabe destacar que el día de ayer, en
la Ciudad de México, se celebró la décimo séptima reunión del Grupo
Consultivo Regional para las Americas del “Financial Stability Board”
(FSB). En dicha reunión se compartieron experiencias respecto a los
retos que enfrentan los sistemas financieros de la región, y se examinó
el trabajo que ha venido realizando el FSB en materia de riesgos
cibernéticos y tecnológicos, los relacionados con los activos virtuales,
los riesgos climáticos, la coordinación internacional y la posible
3fragmentación de los mercados. El Grupo Consultivo, en el que
igualmente participaron la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la
Comisión Nacional Bancaria y de Valores, también verificó los avances
del ejercicio anual para la medición de los intermediarios financieros no
bancarios en la región.
Así, en todo el mundo, aunque con distintos arreglos institucionales, los
bancos centrales han renovado su participación en el análisis y diseño
de medidas en torno a la estabilidad financiera.
II. Política monetaria y estabilidad financiera
Los beneficios de alcanzar las metas de la política monetaria y la
estabilidad financiera tienden a reforzarse. Al respecto, los instrumentos
para lograrlas tienen tanto cierto grado de interacción, pero también
claras diferencias, las cuales resulta imprescindible tener en cuenta. En
este sentido, un banco central debe considerar tres elementos:
1. Separabilidad de los objetivos de política monetaria y de la
estabilidad financiera.
Si bien las acciones de política monetaria pueden contribuir a
estabilizar el ciclo económico es fundamental tener presente las
4diferencias con el ciclo financiero, ya que estos generalmente no
están
sincronizados,
y
tienen
diferentes
horizontes
o
temporalidad. Adicionalmente, existen claras diferencias entre los
instrumentos idóneos para alcanzar la estabilidad de precios y la
estabilidad financiera, ya que las políticas de regulación y
supervisión pueden atender de manera más directa y eficiente los
retos específicos de la estabilidad financiera.
2. Considerar la retroalimentación entre política monetaria y
financiera.
Pese
a
su
separabilidad,
también
hay
una
estrecha
retroalimentación entre la política monetaria y la estabilidad
financiera que no debe subestimarse. Muchas economías
emergentes han experimentado fenómenos de debilitamiento
macroeconómico agravado por crisis financieras. Ello propició que
las
consideraciones
de
estabilidad
financiera
fueran
un
componente muy importante de la evaluación de riesgos de las
decisiones de política monetaria y macroeconomía en estos
países. Por su parte, en las economías avanzadas, la estabilidad
financiera en los años previos a la crisis global de 2008 tendía a
darse por sentada, por lo que sólo después de la emergencia, las
5consideraciones en torno a dicha estabilidad volvieron a jugar un
papel preponderante, y actualmente interactúan con la política
monetaria a través del canal de riesgos financieros. Por todo ello,
es imprescindible considerar los retos y riesgos asociados a la
retroalimentación entre la política monetaria y la estabilidad
financiera.
3. Realizar un análisis integral.
Para poder dimensionar los escenarios de estrés a los que está
sujeto
el
sistema
financiero
de
una
economía
resulta
indispensable analizar y evaluar de manera detallada, la
interacción entre las diversas políticas. En particular, conviene
analizar la interrelación y los efectos colaterales de aspectos
como la política monetaria, el régimen de tipo de cambio, la
política fiscal y las medidas macroprudenciales. Para ello, es
necesario modelar de manera integral los riesgos a los que está
sujeta la economía, a fin de adoptar las políticas más
convenientes. Esta aproximación integral es especialmente
valiosa para los países emergentes con economías pequeñas y
abiertas, y sistemas financieros menos maduros, que están
sujetos a una multiplicidad de choques, tanto externos como
6internos. Si bien diversos organismos multilaterales han planteado
esfuerzos en este sentido, falta mucho trabajo para desarrollar un
enfoque multifactorial, que brinde mejores herramientas analíticas
y empíricas para generar mejores políticas.
En suma, considerar estas tres dimensiones del análisis puede hacer
más efectiva la toma de decisiones del banco central y alcanzar sus
objetivos de estabilidad de precios y estabilidad financiera.
III. El Banco de México y el sano desarrollo del sistema financiero.
La labor del Banco de México para promover el sano desarrollo del
sistema financiero mexicano se despliega en tres grandes vertientes. La
primera, atañe a sus facultades de regulador y supervisor, elementos
indispensables para la estabilidad financiera. La segunda, tiene que ver
con su papel como promotor de disposiciones y mejores prácticas para
estimular la competencia y empoderar al ciudadano, a fin de que cuente
con mejores servicios financieros. La tercera se refiere a las acciones
del Banco de México para hacer frente a nuevos retos, aprovechar las
oportunidades del cambio tecnológico y mitigar sus riesgos.
7En cuanto a la primera vertiente, relativa a la mejora normativa y de
supervisión, desde hace más de dos décadas en México se ha venido
construyendo un sistema financiero sólido, con altos niveles de capital,
liquidez y solvencia, capaz de resistir posibles escenarios adversos.
Al respecto, el Banco de México participa en el Consejo de Estabilidad
del Sistema Financiero, una instancia creada en 2010 en la que todas
las autoridades del sector interactúan para monitorear oportunamente
eventuales vulnerabilidades y reducir riesgos, y ha buscado incorporar
las mejores prácticas internacionales, no sólo en materia de regulación
y supervisión, sino también en materia de divulgación y transparencia.
Adicionalmente, hace más de diez años, el Banco publica anualmente
un Reporte sobre el Sistema Financiero, que a partir de este año será
semestral.
Además de contemplar los riesgos tradicionales, el Banco de México
considera que es muy importante valorar la naturaleza y dimensión de
algunos desafíos financieros que han venido ganando relevancia, como
son los temas de sustentabilidad ambiental y ecológica. Dichos temas
8no sólo son cruciales para la sostenibilidad del desarrollo global, sino
que pueden propiciar riesgos de crédito con consecuencias sistémicas.
Al respecto, la Red de Bancos Centrales y Supervisores para
Enverdecer el Sistema Financiero (NGFS), de la que el Banco de
México es miembro fundador, ha identificado los riesgos financieros
sistémicos que implican determinados temas ambientales y climáticos y
busca incorporarlos en las decisiones estratégicas de todas las
instituciones financieras, desarrollando metodologías para medirlos y
administrarlos.
La segunda gran vertiente implica que el sistema financiero no sólo sea
estable, sino también eficiente e inclusivo, para encauzar de manera
segura y ágil el ahorro público hacia los proyectos más rentables para
la sociedad.
Es fundamental destacar que la estabilidad financiera no constituye un
fin en sí mismo, sino un medio que posibilita que los servicios
financieros a los que tienen acceso los ciudadanos sean ofrecidos en
las mejores condiciones de calidad, accesibilidad y alcance, y que su
9provisión sea sostenible en el largo plazo. Al respecto, se tienen dos
ejes de acción.
Uno, es promover la mayor eficiencia y competencia en la provisión de
servicios, reduciendo los costos de movilidad de los usuarios,
eliminando barreras de entrada a nuevos participantes y conformando
una arquitectura abierta en las redes de información y de pagos.
El segundo, consiste en fortalecer la educación e información, así como
la protección, que se brinda al consumidor, pues una mayor calidad y
claridad de la información pública sobre los productos y servicios que
ofrecen los intermediarios contribuye a revertir asimetrías de
información o a corregir sesgos de conducta y permite tomar mejores
decisiones. La transparencia beneficia directamente al consumidor e
incentiva una mayor competencia entre los intermediarios. Además, las
decisiones más informadas y adecuadas que se tomen a nivel
individual, contribuyen a prevenir la adquisición excesiva de riesgos a
nivel colectivo y, con ello, a limitar factores de riesgo sistémicos.
10Finalmente, la tercera gran vertiente, tiene que ver con las acciones del
Banco de México para aprovechar cabalmente las posibilidades de la
revolución en las tecnologías de información. Hoy, gracias al cambio
tecnológico, se presenta una oportunidad, impensable en el pasado,
sobre todo en los países emergentes, de abatir los rezagos en la
atención financiera de la población y mejorar los sistemas de pagos, a
partir de innovaciones tecnológicas y asociaciones novedosas.
Un ejemplo de cómo se puede aprovechar la evolución tecnológica en
desarrollos con amplios beneficios sociales es el esquema de Cobro
Digital, o CoDi, que recientemente entró en vigor en nuestro país.
Utilizando la infraestructura del Sistema de Pagos Electrónicos
Interbancarios, SPEI, que opera el Banco de México, y con el uso de las
tecnologías QR y NFC para la realización de pagos electrónicos, el CoDi
permite a cualquiera que tenga un teléfono inteligente y posea una
cuenta con un banco o con una institución financiera participante en el
SPEI, realizar pagos electrónicos en segundos, de manera gratuita.
En el primer mes de enrolamiento se tienen registradas más de 600 mil
personas que han bajado el aplicativo. El CoDi refleja cómo la
11tecnología puede ofrecer nuevas alternativas para hacer más eficientes
las operaciones de los usuarios, reducir sus costos y promover la mayor
inclusión, competencia y transparencia.
Desde luego, el avance tecnológico abre oportunidades formidables,
pero también implica desafíos. Por eso, el Banco de México, como todos
los bancos centrales y las autoridades financieras del mundo, enfrenta
el reto de comprender a fondo la nueva estructura y actividades de los
sistemas financieros, caracterizada por la incorporación de nuevos
modelos de negocio y actores, como las llamadas empresas Fintech, y
por las nuevas capacidades de penetración y tendencias a la
especialización. Ello es fundamental para diseñar formas idóneas de
regulación y supervisión, menos basadas en las instituciones
individuales y más en un enfoque modular, que permitan alinear
correctamente los incentivos, establecer un piso parejo entre los
distintos tipos de intermediarios, empoderar al consumidor y equilibrar
los objetivos de estabilidad e inclusión financiera.
12Señoras y señores:
Para hacer frente a esta etapa de transformaciones continuas es
imprescindible desplegar una visión prospectiva, que no sólo atienda los
retos inmediatos, sino aquellas tendencias profundas que van
configurándose de manera menos visible.
Por eso, la realización de este “Seminario sobre banca central y
estabilidad” resulta muy útil y oportuna, pues la actividad de los bancos
centrales en los últimos decenios ha sido una de las más dinámicas y
cambiantes. El día de hoy tendremos dos paneles de gran interés. El
primero relacionado con la “Estabilidad financiera y autonomía de la
banca central”, y el segundo, “Estabilidad financiera y política
macroprudencial”.
Para el Banco de México, sus mandatos de promover la estabilidad de
precios, estimular el sano desarrollo del sistema financiero y fomentar
el buen funcionamiento del sistema de pagos tienen profundos vínculos
y complementariedades. En efecto, estos tres objetivos constituyen
bienes públicos que se reflejan directamente en las oportunidades
económicas y la calidad de vida de los ciudadanos.
13La estabilidad de precios es un bien público que, al preservar el poder
adquisitivo del dinero, le brinda certidumbre esencial al ciudadano e
incide directamente en su bienestar.
Igualmente, la estabilidad financiera es un bien público que le permite
al ciudadano disponer de manera sostenida de mejores servicios
financieros y acceder a instrumentos para desplegar más cabalmente
su talento e iniciativa.
Finalmente, el buen funcionamiento del sistema de pagos es un bien
público que permite al ciudadano realizar todas sus operaciones de
manera ágil y segura y, en la actualidad, representa la puerta de acceso
para millones de mexicanos a una amplia gama de servicios financieros.
El banco central busca proveer estos bienes públicos fundamentales y
contribuir, así, a un crecimiento más vigoroso, equitativo y sostenido en
el tiempo.
Muchas gracias de nuevo por su presencia y confío que este será un
Seminario muy productivo.