Hay empresas que nacen con vocación de permanencia. Se trata de una capacidad única para adaptarse, sostenerse, transformarse sin traicionar su esencia. Grupo Farrera cumple 90 años, y con ello reafirma su lugar como uno de los pilares más sólidos y entrañables de la hospitalidad en el sureste mexicano. A lo largo de casi un siglo, esta empresa familiar ha evolucionado al ritmo del tiempo sin perder el hilo conductor que le da sentido, la conexión con Chiapas, su gente, su cultura y su territorio.
La historia comenzó en Tuxtla Gutiérrez con un impulso comercial que fue tomando forma entre generaciones. Los cambios fueron inevitables, pero también lo fue la decisión de permanecer fieles a ciertos principios, como tratar a los colaboradores como familia, asumir el crecimiento con responsabilidad y entender que ser local es un privilegio. En una industria que muchas veces sacrifica identidad en nombre de la eficiencia, Grupo Farrera ha logrado crecer desde su raíz, sin disfrazarse, sin importar modas pasajeras ni modelos importados.
Hoy, al celebrar nueve décadas de vida, el grupo atesora historias. Las de quienes han trabajado durante décadas en sus hoteles o cocinas, las de quienes llegaron como clientes y se convirtieron en amigos, las de las nuevas generaciones que comienzan a encontrar su camino dentro de una empresa que aún conserva la calidez de lo cercano y el rigor de lo bien hecho. Hay algo profundamente humano en su manera de operar. Todo lo que sucede dentro del grupo está sustentado por acciones concretas, por una forma de trabajo que prioriza la calidad, la sostenibilidad, el respeto por el entorno y la creación de experiencias auténticas.
Una de las figuras clave en este proceso ha sido Enrique Torresbatiz, quien desde el área de turismo ha impulsado una forma de ver el sector más integral y sensible. Su visión ha logrado conectar la oferta turística del grupo con la riqueza cultural y natural del estado, haciendo de cada proyecto una oportunidad para enaltecer lo local, generar empleo digno y fortalecer la cadena de valor regional. Gracias a su liderazgo, Grupo Farrera ha tejido alianzas, diseñado experiencias únicas y construido una narrativa que rebasa el simple servicio hotelero y restaurantero. Aquí se comparten formas de vida, se invita al visitante a mirar Chiapas desde adentro, con la intimidad de quien abre la puerta de su casa.
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